Nuestros hijos nos lo agradecer¨¢n
El canciller alem¨¢n defiende la aplicaci¨®n de una pol¨ªtica energ¨¦tica sostenible.
Los participantes en la Cumbre sobre el Desarrollo Sostenible en Johanesburgo tienen una tremenda responsabilidad: asegurar el futuro de nuestro planeta.
Las devastadoras riadas en Europa y las catastr¨®ficas inundaciones en China no son s¨®lo pavorosos fen¨®menos de la naturaleza que se han cobrado vidas humanas, han arruinado existencias y han destruido de golpe la recuperaci¨®n econ¨®mica de ciudades enteras. Son tambi¨¦n advertencias o, m¨¢s a¨²n, destellantes se?ales de alarma de la naturaleza a los seres humanos que habitan este planeta.
En lugar de perdernos en sesudas disputas sobre hasta qu¨¦ punto ha influido el ser humano en estas cat¨¢strofes -a trav¨¦s del recalentamiento del clima, la rectificaci¨®n de cauces fluviales o el sellado de ¨¢reas naturales-, deber¨ªamos percatarnos de que no tenemos m¨¢s planeta que ¨¦ste: nuestra supervivencia, al igual que la de nuestros hijos y nuestros nietos, depende del cuidado con que manejemos los recursos naturales, recursos finitos al cabo; depende del tino que demostremos en la salvaguardia de los sistemas naturales necesarios para la vida y la distribuci¨®n equitativa de la riqueza y de las expectativas de desarrollo del planeta; depende de la conservaci¨®n del medio ambiente que todos compartimos, para que el planeta siga siendo viable y habitable. En resumidas cuentas: nuestra supervivencia depende de c¨®mo conjuguemos el derecho al desarrollo y al bienestar con el deber de erradicar el hambre y conservar el planeta para las generaciones actuales y futuras.
Queremos que EE UU vuelva a participar plenamente en los acuerdos sobre el clima
Alemania va a convocar una conferencia internacional sobre las energ¨ªas renovables
Estas ideas ya inspiraron la cumbre de la Tierra celebrada en R¨ªo de Janeiro hace 10 a?os. Con ocasi¨®n de la misma, los Estados participantes convinieron ambiciosos objetivos: la perspectiva de un mundo a salvo de guerras y conflictos, a salvo de la pobreza y la destrucci¨®n de la naturaleza, parec¨ªa m¨¢s pr¨®xima tras el final de la guerra fr¨ªa y de la confrontaci¨®n entre los bloques.
Diez a?os despu¨¦s el objetivo de la Cumbre sobre el Desarrollo Sostenible que se celebra en Johanesburgo va mucho m¨¢s all¨¢ de la mera presentaci¨®n de balances y de un an¨¢lisis en com¨²n de los avances logrados en el camino convenido e iniciado en aquella cita. No hay duda: estas tareas son necesarias y los objetivos de R¨ªo no han perdido su perentoriedad.
Pero han surgido tambi¨¦n nuevos retos y de los riesgos conocidos se han derivado amenazas agudas. A los imponentes avances logrados en la protecci¨®n del medio ambiente en los pa¨ªses industrializados y tambi¨¦n en el desarrollo econ¨®mico de algunos de los llamados 'pa¨ªses emergentes' se contraponen reveses descorazonadores: para muchos seres humanos el cambio clim¨¢tico global es hoy una realidad tangible; la pobreza sigue en aumento a nivel mundial, m¨¢s de dos mil millones de seres humanos se esfuerzan por sobrevivir con menos de dos euros al d¨ªa, 1.500 millones de hombres, mujeres y ni?os no tienen acceso al agua potable.
La conmoci¨®n causada por los atentados del 11-S impuls¨® en todo el mundo a Gobiernos y sociedades a cerrar filas para hacer frente a la amenaza terrorista. Pero al mismo tiempo ha quedado patente que los medios militares y policiales no bastan para establecer y mantener la paz y la seguridad. Aunque no exista una relaci¨®n directa entre econom¨ªa globalizada y terrorismo internacional: no puede haber seguridad global sin una agenda para la justicia global.
Necesitamos un nuevo concepto de seguridad que abarque los aspectos econ¨®micos, ecol¨®gicos y sociales. Estamos trabajando en ello y en Johanesburgo tendremos que marcar las pautas.
La globalizaci¨®n es el factor determinante de la econom¨ªa mundial, pero no es un fen¨®meno de la naturaleza sobre el cual no tengamos influencia alguna, sino una red de relaciones econ¨®micas, comerciales y de comunicaci¨®n que estamos obligados a modelar.
Por tanto, tenemos que elaborar reglas y normas de conducta que faciliten la participaci¨®n del mayor n¨²mero de seres humanos en las ventajas de la globalizaci¨®n y eviten disfunciones en perjuicio de las generaciones actuales y futuras. Los mercados no pueden desempe?ar estas tareas por s¨ª solos.
Sabemos, por ejemplo, que en los pa¨ªses que se han abierto completamente al comercio mundial el bienestar de la poblaci¨®n no disminuye, como pudiera pensarse, sino que se acrecienta. Combatiendo en t¨¦rminos absolutos la apertura de los mercados mundiales no se ayuda a los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, sino que se les cierra el camino que les permite salir de la pobreza. 'Trade is aid' es una m¨¢xima de la pol¨ªtica de desarrollo contrastada en la pr¨¢ctica: el comercio constituye una ayuda, en el bien entendido de que ha de ser un comercio justo.
Ahora bien, esta percepci¨®n plantea a la vez una especial responsabilidad a los pa¨ªses ricos del mundo desarrollado. Los pa¨ªses industrializados tienen que abrir de verdad sus mercados a los productos procedentes de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, incluso en los casos en que tal apertura resultase aparentemente perjudicial para los propios privilegios -baste pensar, por ejemplo, en las subvenciones agr¨ªcolas en los Estados Unidos y Europa. A m¨¢s largo plazo todos saldremos ganando de unos mercados verdaderamente abiertos.
Eliminar o al menos reducir la brecha entre pobres y ricos en el mundo es una meta que tambi¨¦n responde al inter¨¦s bien entendido de un pa¨ªs como Alemania, que vive m¨¢s que otros de la exportaci¨®n de sus bienes y servicios. Queremos ampliar y promover el comercio y los intercambios con los pa¨ªses menos desarrollados. Los aranceles proteccionistas y dem¨¢s barreras pertenecen a otra ¨¦poca.
Por otro lado, las estrategias nacionales, por ejemplo con vistas a reducir los gases de efecto invernadero, s¨®lo tienen una utilidad relativa. Si tan s¨®lo unos cuantos pa¨ªses cumplen los objetivos fijados conjuntamente y las emisiones de di¨®xido de carbono siguen aumentando, el resultado es dram¨¢tico: el recalentamiento global no se detiene en las fronteras nacionales.
Aun as¨ª, en el futuro, Alemania llevar¨¢ adelante su labor pionera al servicio de la protecci¨®n del medio ambiente. Sin embargo, instamos a los dem¨¢s miembros de las Naciones Unidas a que hagan todo lo que est¨¦ a su alcance para ratificar cuanto antes el Protocolo de Kyoto y cumplir los objetivos fijados. Apelo sobre todo a los Estados Unidos de Am¨¦rica para que asuman su responsabilidad en la protecci¨®n del clima y contribuyan de modo equivalente a reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero. Nuestro prop¨®sito sigue siendo que en un segundo paso los Estados Unidos de Am¨¦rica vuelvan a participar plenamente en los acuerdos internacionales sobre la protecci¨®n del clima.
Ante todo debemos seguir mejorando la eficiencia energ¨¦tica. En este sector Alemania ya va a la cabeza de los pa¨ªses industrializados. Mejorar el grado de eficacia de las centrales el¨¦ctricas, evitar residuos, construir veh¨ªculos no contaminantes y utilizar aparatos con un consumo de energ¨ªa mucho m¨¢s bajo son inversiones para el futuro de nuestros hijos. No s¨®lo porque abandonamos energ¨ªas desfasadas como la nuclear, cuyos riesgos pesan de forma irresponsable sobre muchas generaciones, sino porque desarrollamos nuevas fuentes de energ¨ªa renovables que reducen los costes y a la vez proporcionan un impulso innovador a la industria. Con los datos disponibles ya se puede predecir que las nuevas tecnolog¨ªas energ¨¦ticas tienen las potencialidades para obrar un verdadero 'milagro' en la generaci¨®n de empleo.
El manejo eficaz de los recursos y la eficiencia energ¨¦tica ser¨¢n en el futuro el signo distintivo de las econom¨ªas de mercado exitosas a largo plazo. De este modo, a la vez operamos como referencia para pa¨ªses con sistemas econ¨®micos menos avanzados: aplicando una pol¨ªtica energ¨¦tica sostenible es posible conciliar la protecci¨®n de los recursos naturales con un desarrollo econ¨®mico exitoso.
Los pa¨ªses en desarrollo no est¨¢n en condiciones de llevar a la pr¨¢ctica por s¨ª solos una estrategia energ¨¦tica tan ambiciosa. Por eso respaldamos con otros pa¨ªses europeos aumentar la dotaci¨®n del mecanismo central para la protecci¨®n mundial del medio ambiente. Con una partida adicional de 2,7 millardos de d¨®lares, los Estados europeos quieren garantizar que los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo obtengan los recursos para un abastecimiento energ¨¦tico sostenible.
Adem¨¢s, en la cumbre de Johanesburgo voy a presentar tres propuestas concretas con ayuda, para impulsar el uso de las energ¨ªas renovables en todo el mundo. En primer lugar, Alemania va a convocar una conferencia internacional sobre las energ¨ªas renovables. Su objetivo es desarrollar una estrategia internacional para la extensi¨®n de dichas fuentes de energ¨ªa. En segundo lugar, voy a proponer que la ONU reciba un mandato inequ¨ªvoco con miras a ayudar sobre todo a los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo a poner en marcha un abastecimiento energ¨¦tico que proteja los recursos naturales y el clima. Las energ¨ªas renovables han de ser una de las prioridades a este prop¨®sito. En tercer lugar, Alemania concertar¨¢ asociaciones estrat¨¦gicas con pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo y pa¨ªses emergentes, en el marco de las cuales se convendr¨¢n y promover¨¢n objetivos concretos en consonancia con las condiciones del respectivo pa¨ªs socio, que abarcar¨¢n, aparte de la extensi¨®n de las energ¨ªas renovables, la modernizaci¨®n de centrales el¨¦ctricas en uso y la viabilizaci¨®n de potenciales de ahorro energ¨¦tico.
Estas propuestas est¨¢n en sinton¨ªa con nuestra estrategia nacional para el desarrollo sostenible, que tambi¨¦n presentar¨¦ en Johanesburgo, no como un modelo que necesariamente deba emularse, sino como una posible v¨ªa de crecimiento que puede servir de orientaci¨®n a otros pa¨ªses. Nuestra estrategia se basa en cuatro directrices:
- Justicia intergeneracional: en nuestra gesti¨®n econ¨®mica queremos conciliar los leg¨ªtimos intereses de nuestros hijos, nietos y bisnietos con las necesidades de la generaci¨®n actual. Estamos reduciendo la deuda p¨²blica para garantizarle a la generaci¨®n futura su propio margen de actuaci¨®n pol¨ªtica. Al tiempo, manejamos cuidadosamente los recursos naturales para salvaguardar el medio ambiente.
- Calidad de vida: este objetivo va mucho m¨¢s all¨¢ de la conservaci¨®n de una naturaleza y unos paisajes intactos. Tambi¨¦n son determinantes un trabajo satisfactorio, la salud, el acceso a una vivienda digna, la seguridad personal y la seguridad social. Un entorno a escala humana pasa por la mejor formaci¨®n posible, un medio urbano habitable y seguro con m¨²ltiples dotaciones culturales y la promoci¨®n de las personas a partir de sus diversas aptitudes con la meta de una vida autodeterminada en el seno de la familia y en las relaciones de vecindad. Por todo ello defendemos el principio del Estado activo y activador.
- Cohesi¨®n social: el ajuste estructural de la econom¨ªa, sus consecuencias para el empleo y la necesaria adaptaci¨®n a unas circunstancias vitales cambiantes son para muchos lo que podr¨ªa denominarse una 'materia prima del miedo'. Las reformas sociales que reivindican y fomentan la participaci¨®n de la ciudadan¨ªa en la cosa p¨²blica evitan que la sociedad se escinda en ganadores y perdedores.
- Responsabilidad internacional: nuestro desarrollo futuro se inscribe en el contexto europeo e internacional. Ning¨²n pa¨ªs puede garantizar por s¨ª solo el bienestar y la seguridad de sus ciudadanos.
Tampoco es posible encarar en solitario la salvaguardia de los sistemas naturales necesarios para la vida, de los que depende la supervivencia de la especie. en los diez a?os transcurridos desde la cumbre de R¨ªo, la Uni¨®n Europea ha venido desempe?ando un papel ejemplar como mediadora entre los intereses de los pa¨ªses industrializados y los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. Vamos a seguir respaldando a las Naciones Unidas en sus objetivos tal y como lo hemos venido haciendo en el pasado, y promoveremos con ¨¦nfasis sus programas. Me congratulo de que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional hayan reconocido el signo de los nuevos tiempos y supediten sus ayudas menos a los dogmas de la liberalizaci¨®n de los mercados que a los objetivos del desarrollo sostenible.
Es cierto que en vista del notable despliegue material y t¨¦cnico que requiere una cumbre de este tipo mucha gente se pregunta si no estaremos despilfarrando en Johanesburgo tiempo, energ¨ªa y medios so pretexto de proteger los recursos naturales, a lo cual me permito replicar que esto efectivamente ser¨ªa as¨ª, si no aprovechamos las oportunidades que se nos brindan para propiciar conjuntamente procesos de aprendizaje y lograr asimismo avances eficaces, tangibles y plausibles. Nuestra tarea es otra. La humanidad dispone hoy de los conocimientos, los recursos y los medios tecnol¨®gicos para resolver los problemas del planeta y adem¨¢s ha tomado conciencia de la responsabilidad compartida por todos. Tenemos que asumir esta responsabilidad. Nuestros hijos nos lo agradecer¨¢n.
Gerhard Schr?der es el canciller federal alem¨¢n.
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