El mundo del periodismo despide a un maestro indiscutible

El periodista Luis Carandell s¨®lo era conservador para una cosa: sus amigos. Algunos de ellos, en su mayor¨ªa periodistas, acompa?aron ayer a su esposa, Elo¨ªsa Jaever, y a sus dos hijas en la incineraci¨®n de sus restos mortales en el cementerio de la Almudena. La figura del cronista, modelo de independencia, fue elogiada a lo largo del d¨ªa por la profesi¨®n period¨ªstica. Los Reyes enviaron un telegrama de condolencia a su viuda.

Algunos de sus amigos de toda la vida fueron sorprendidos por la noticia del fallecimiento de Carandell en sus lugares de veraneo, pero los que se encontraban en Madrid acudieron a dar su ¨²ltimo adi¨®s al periodista. Vicente Verd¨², Javier Pradera, Lorenzo D¨ªaz, Juli¨¢n Garc¨ªa Candau y el director de cine Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n, entre otros, fueron algunos de los compa?eros que se acercaron al tanatorio y al cementerio.

Las cenizas de Carandell ser¨¢n trasladadas a Atienza (Guadalajara), donde la familia del escritor tiene una casa y donde hoy ser¨¢n enterradas. En unos d¨ªas, inform¨® Efe, el Ayuntamiento de la localidad alcarre?a se reunir¨¢ para homenajear al autor de Diez siglos, diez historias. Algo que, sin duda, a ¨¦l le hubiera parecido una exageraci¨®n. 'Todo lo que hac¨ªa, incluso hablar japon¨¦s y ruso, no ten¨ªa ninguna importancia para ¨¦l', cont¨® ayer su amigo Pedro Altares.

?sa era la filosof¨ªa de vida de un periodista que cultiv¨® todos los g¨¦neros y de un hombre que siempre trat¨® de ver la realidad con un punto de ternura como arma contra el aspecto m¨¢s negativo de las cosas. Como un ejemplo de esa conducta que marc¨® toda su vida, y que le alej¨® de los circuitos del poder, algunos amigos recordaban ayer emocionados c¨®mo trataba de obviar los halagos: 'Cuando le coment¨¢bamos que sus cr¨®nicas parlamentarias hab¨ªan hecho historia, ¨¦l se re¨ªa y nos contestaba que su popularidad -sobre todo en la ¨¦poca en que presentaba un telediario de fin de semana en Televisi¨®n Espa?ola - s¨®lo le serv¨ªa para que la gente le parara por la calle y preguntara que qu¨¦ tiempo iba a hacer al d¨ªa siguiente'.