Infeliz aniversario
Treinta a?os despu¨¦s, EE UU a¨²n reniega de su pol¨¦mica derrota en M¨²nich 72 ante la URSS
El orgullo del baloncesto estadounidense contin¨²a herido, treinta a?os despu¨¦s, por su primera derrota en unos Juegos Ol¨ªmpicos. Estos d¨ªas, en el Mundial de Indian¨¢polis, el primero que tiene a bien organizar, lo recuerdan algunos de sus veteranos columnistas. El 10 de septiembre de 1972, en M¨²nich, en un partido que conmovi¨® al mundo del deporte, Estados Unidos perdi¨® ante la Uni¨®n Sovi¨¦tica tras un ca¨®tico desenlace lleno de irregularidades. De alguna forma, aquella final sacudi¨® la jerarqu¨ªa de este deporte y, en plena guerra fr¨ªa, tuvo muchas connotaciones sociales.
El baloncesto de Estados Unidos, a¨²n ahora tan superior al de los dem¨¢s pa¨ªses, dio una primera y remota se?al de vulnerabilidad. Ya no le bastaba enviar un equipo universitario, de jugadores que no superaban los 22 a?os, para dominar con mano de hierro como lo hab¨ªa hecho hasta entonces con siete medallas de oro consecutivas y un r¨¦cord de 62 victorias, muy similar a la imbatibilidad, despu¨¦s ya de 56 partidos, que mantiene su selecci¨®n formada por jugadores de la NBA.
El baloncesto estadounidense reniega de aquella derrota, que considera un 'robo' en toda regla. Sus jugadores, desairados, rechazaron la medalla de plata que les correspond¨ªa. El COI ha sondeado posteriormente al comit¨¦ norteamericano en torno a la posibilidad de que la acepte finalmente. Pero los protagonistas de aquella final no olvidan el ultraje. Uno de ellos, el base Kenny Davis, ha pactado con sus descendientes para que jam¨¢s la admitan.
?Qu¨¦ sucedi¨® aquella ma?ana del domingo 10 de septiembre de 1972? La URSS domin¨® todo el tiempo en el marcador. Faltaban seis minutos para la conclusi¨®n y mandaba por ocho puntos de diferencia. Hank Iba, el t¨¦cnico americano, orden¨® a sus jugadores que presionaran por toda la pista.
Cuando quedaban seis segundos, la URSS continuaba ganando, pero ya s¨®lo por un punto. Su estrella, Sasha Belov, perdi¨® el bal¨®n ante la presi¨®n de Doug Collins, entonces jugador de la Universidad de Illinois y ahora entrenador de Michael Jordan en el Washington Wizards. Collins fue v¨ªctima de una falta cuando quedaban tres segundos, anot¨® los dos tiros y le dio la primera ventaja a Estados Unidos: 50-49.
El ¨¢rbitro principal, el brasile?o Renato Ri-ghetto, not¨® un barullo en la mesa de anotadores y orden¨® detener el juego. Faltaba un segundo. El t¨¦cnico sovi¨¦tico, Kondrashkin, reclamaba que hab¨ªa pedido un tiempo tras el primer tiro. Pero, en la refriega, los jugadores sovi¨¦ticos no acudieron a la banda para recibir instrucciones y los jueces de la mesa creyeron que el entrenador hab¨ªa anulado el tiempo muerto. A falta de un segundo, los sovi¨¦ticos pusieron el bal¨®n en juego. Se acab¨®, pensaron los estadounidenses, que empezaron a celebrar el t¨ªtulo.
Pero intervino en aquel momento el secretario general de la Federaci¨®n Internacional (FIBA), el brit¨¢nico William Jones, que orden¨® que volvieran a jugarse los tres ¨²ltimos segundos, desde que el seleccionador sovi¨¦tico hab¨ªa pedido originalmente el tiempo muerto. As¨ª se hizo. Fue tiempo suficiente para que Edeshko sacara de fondo con un pase largo que lleg¨® a las manos de Belov -fallecido en 1978 en extra?as circunstancias- para que lograse la canasta del triunfo cuando conclu¨ªa el tiempo. De nada sirvieron las protestas de los estadounidenses. Treinta a?os despu¨¦s, la espina sigue clavada.
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