Luis
Luis Carandell ha muerto. Todos los peri¨®dicos lo dicen, desde todas las emisoras se proclama. El gran caballero, escritor, corresponsal, contertuliano y tantas cosas m¨¢s que fue Luis Carandell, aquel que tanto amaba las tierras de Espa?a -entre ellas las de Andaluc¨ªa-, que tanto hab¨ªa viajado y que tanta an¨¦cdota, y tanta sabidur¨ªa, hab¨ªa tra¨ªdo para luego regalarlas a los dem¨¢s, ha sido abatido por el enemigo a los setenta y tres a?os. ?Abatido? Dicen los que mejor le conoc¨ªan que mantuvo hasta el final su habitual optimismo, confiado en que iba a salir del duro trance. Lo creo porque Luis Carandell emanaba optimismo y vitalidad, era la vitalidad misma, un chorro de vitalidad que comunicaba a todos su entusiasmo, su empe?o en seguir luchando, en seguir enter¨¢ndose, en seguir haciendo algo ¨²til en este valle de l¨¢grimas.
Y Luis Carandell s¨ª que hizo algo ¨²til. La primera vez que vi su nombre en letras de molde fue en Triunfo, la hero¨ªca revista del hero¨ªco Jos¨¦ ?ngel Ezcurra, que empez¨® su andadura salvadora en 1962 y lleg¨® pronto a simbolizar, para incontables espa?oles, la necesidad y la esperanza de un cambio.
Un d¨ªa la historia demostrar¨¢ hasta qu¨¦ punto contribuy¨® Triunfo al derrumbamiento del franquismo. Y medir¨¢ la contribuci¨®n de Luis Carandell a la magna empresa. Porque el Celtiberia Show del catal¨¢n universal, que aparec¨ªa semana tras semana en la revista y era esperado con cada vez mayor impaciencia por sus admiradores, era la m¨¢s punzante demostraci¨®n de la estulticia de un r¨¦gimen que manten¨ªa al pa¨ªs en un nivel de ignorancia vergonzante. La risa, nunca el sarcasmo, fue el arma manejada por Carandell al ir compartiendo los resultados de sus pesquisas a lo largo y a lo ancho de la 'Espana profunda'. ?C¨®mo olvidar aquel cartel, 'Prohibido atropellar ni?os bajo multa de cincuenta c¨¦ntimos'; el anuncio por palabras que dec¨ªa 'Chica para todo. Se le conceder¨¢ un trato familiar, salvadas las naturales distancias'; el aviso carcelario -enviado por un lector- que rezaba 'En esta casa debe reinar la religiosidad de un convento, la disciplina de un cuartel, la seriedad de un banco', o aquellos sin duda delicados 'Polvorones Santo Cristo Amarrado a la Columna'?
La Espa?a de Franco dol¨ªa profundamente a Luis Carandell. Y cuando por fin lleg¨® la transici¨®n -y con ella, inevitablemente, el declive de Triunfo-, su contribuci¨®n a la misma fue enorme. Gran comunicador -?qu¨¦ afable era Carandell, qu¨¦ naturalidad la suya, que metal de voz m¨¢s inconfundible!-, su actuaci¨®n como comentarista parlamentario de RTVE, cometido que supo cumplir con creces, le convirti¨® en figura popular¨ªsima. Y de verdad sus exposiciones ten¨ªan una precisi¨®n y una claridad que muchos pol¨ªticos hubiesen deseado para s¨ª, y que hoy van recordando con gratitud una multitud de personas que entonces no ten¨ªan experiencia alguna de la democracia.
Tuve la suerte de conocer a Luis Carandell en el fren¨¦tico Madrid de Tierno Galv¨¢n, y puedo presumir de haber sido, con el paso de los a?os, amigo suyo. Aprend¨ª mucho escuch¨¢ndole y ley¨¦ndole, y ahora que ha muerto comprendo hasta qu¨¦ punto estoy en deuda con ¨¦l. Creo que todos lo estamos. Qu¨¦ triste.
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