'Los terroristas tambi¨¦n odian Berl¨ªn, Par¨ªs o Londres'
La consejera de Seguridad Nacional de EE UU, Condoleezza Rice, habla en esta entrevista sobre el impacto del 11-S y la lucha mundial contra el terrorismo.
Pregunta. ?D¨®nde se encontraba usted la ma?ana del 11-S?
Respuesta. Estaba sentada ante esta mesa ordenando mis documentos para la reuni¨®n matinal con mis colaboradores. Entonces mi ayudante entr¨® y me dijo: 'Un avi¨®n ha chocado contra las Torres Gemelas'. Autom¨¢ticamente pens¨¦ en un peque?o avi¨®n bimotor que habr¨ªa perdido el rumbo.
P. ?Inform¨® entonces al presidente?
R. Se encontraba en un acto educativo en Florida. Le dije: 'Se?or presidente, un avi¨®n ha chocado contra las Torres Gemelas'. Me contest¨®: 'Qu¨¦ accidente tan terrible. Mant¨¦ngame al corriente'. Despu¨¦s volv¨ª a la reuni¨®n donde recib¨ª la noticia de que un segundo avi¨®n hab¨ªa colisionado con las Torres Gemelas. En aquel momento lo supe: Dios m¨ªo, es un atentado terrorista. Enseguida pens¨¦ en Al Qaeda, pero no tuve tiempo para seguir pensando en ello. Me dirig¨ª a mi despacho e intent¨¦ reunir a los personajes importantes en pol¨ªtica exterior y de seguridad.
P. ?Se evacu¨® por completo la Casa Blanca?
R. S¨ª. Nos dijeron que era probable que cayese otro avi¨®n sobre la Casa Blanca. De camino al b¨²nker volv¨ª a llamar al presidente a Florida, que ya regresaba. Le dije: 'Se?or presidente, no puede venir hacia aqu¨ª. Ha habido un atentado en Washington'.
P. ?Alguna vez volver¨¢n a sentirse los estadounidenses tan seguros como antes del 11-S?
R. No. Fue un golpe muy fuerte para nuestro pa¨ªs, que nos demostr¨® que nuestra vulnerabilidad reside en nuestra franqueza y nuestra generosidad y que los terroristas pueden utilizar estas cualidades en contra nuestra.
P. Cuando tom¨® posesi¨®n de su cargo, el terrorismo ya era un tema destacado. Realmente, ?qu¨¦ esperaba que sucediese?
R. Sab¨ªamos que el terrorismo era un gran peligro y que Al Qaeda representaba una importante amenaza para EE UU. Incluso el Gobierno ya realizaba continuas gestiones para evitar atentados de Al Qaeda y detener a sus miembros. No obstante, todas esas gestiones se vieron alteradas tras el 11-S. El problema era el siguiente: si no se dispone de datos m¨¢s o menos concretos, es muy dif¨ªcil reaccionar del modo adecuado.
P. Pero hab¨ªa mucha informaci¨®n.
R. Seg¨²n la informaci¨®n que conseguimos en junio, julio y agosto de 2001, todo indicaba que podr¨ªa suceder cualquier cosa en el extranjero. La cumbre de los pa¨ªses del G-8 en G¨¦nova parec¨ªa el lugar m¨¢s probable para un atentado. No exist¨ªan datos sobre ning¨²n incidente de la magnitud de lo sucedido el 11-S.
P. Pero la tragedia ocurri¨® a pesar de que los agentes del FBI en Phoenix y Minneapolis tuvieran sospechas bastante acertadas. Se conoc¨ªan muchos detalles del peligro inminente, pero nadie encaj¨® las piezas. ?Podr¨ªa deberse esto al tama?o inmanejable de las instituciones?
R. S¨ª, seguramente. Por eso se est¨¢n llevando a cabo una serie de reformas en nuestro servicio secreto. El director del FBI, Bob Mueller, fue el primero en decir que el FBI deber¨ªa ser m¨¢s efectivo en lo que a la recopilaci¨®n de informaci¨®n se refiere. Como EE UU no quer¨ªa ning¨²n servicio secreto interno, el FBI se convirti¨® en un mero cuerpo de polic¨ªa. Esto se debe a nuestra cultura pol¨ªtica y a la experiencia, ya que nunca hab¨ªamos sufrido una agresi¨®n de una potencia extranjera en suelo estadounidense.
P. En un discurso en la universidad Johns Hopkins compar¨® el 11-S con la ¨¦poca que sigui¨® a la II Guerra Mundial. ?Por qu¨¦?
R. Creo que la pol¨ªtica internacional no ha avanzado de manera constante ni homog¨¦nea, sino que s¨®lo se han producido mejoras cuando la Tierra se ha visto conmocionada por alg¨²n motivo. A veces ha sido una guerra lo que ha puesto en peligro el equilibrio entre las potencias, como sucedi¨® por ejemplo en la II Guerra Mundial. Otras veces un incidente como el 11-S ha sido el causante del caos en el sistema internacional. Para m¨ª, la ca¨ªda de la Uni¨®n Sovi¨¦tica en 1991 y el 11-S son como dos sujetalibros, por decirlo de alguna manera. Delimitan una ¨¦poca espec¨ªfica en la que los hombres nos hemos preguntado qu¨¦ peligros podr¨ªan surgir tras el final de la guerra fr¨ªa. Mucha gente se preguntaba: ?se har¨¢ m¨¢s poderosa otra potencia?
P. ?Y desafiar¨¢ a EE UU, la ¨²nica superpotencia que ha sobrevivido?
R. Otros se preguntaban si los peque?os conflictos ¨¦tnicos afectar¨ªan a la convivencia de los pueblos. ?Habr¨¢ crisis humanitarias? ?Hambrunas? Y de repente todo se aclar¨® con el 11-S: lo que nos amenaza es el terrorismo internacional y tambi¨¦n, posiblemente, las armas de destrucci¨®n masiva en manos de Estados que apoyan al terrorismo si es necesario.
P. ?Cree usted que la solidaridad de los pa¨ªses europeos tras el 11-S fue un caso aislado?
R. No, fue mucho m¨¢s que eso. Fue una solidaridad que surgi¨® desde la certeza de que lo mismo pod¨ªa haberle sucedido a Londres, Par¨ªs o Berl¨ªn. Los terroristas odian Berl¨ªn, Londres o Par¨ªs tanto como odian Nueva York o Washington, porque son parte de pa¨ªses que han construido una sociedad libre y abierta.
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