Nota al pie
POCAS COSAS, en los ¨²ltimos a?os, m¨¢s distantes de la literatura que la teor¨ªa y la cr¨ªtica literarias. La teor¨ªa se esfuerza por construir modelos ideales a cuyas abstracciones la cr¨ªtica pretende reconducir la voluble riqueza de la literatura. Los estudios sobre la materialidad de los textos, tr¨¢tese en Hay del proceso de la escritura o en C¨¢tedra de los modos de transmisi¨®n, tienen la virtud de devolvernos a la experiencia real de la creaci¨®n y de la lectura.
Es dogma de fe m¨¢s o menos semiol¨®gico que la comunicaci¨®n literaria se diferencia fundamentalmente de la cotidiana porque se produce en un solo sentido: 'No es posible, como en la conversaci¨®n, ni el control de la comprensi¨®n por parte del destinatario (feedback), ni el ajuste en funci¨®n de sus reacciones'. Por el contrario, rara es la obra que no se hace y se rehace en di¨¢logo con el p¨²blico, condicionada por unos destinatarios espec¨ªficos, exactamente 'como en la conversaci¨®n', y no siempre en plazos m¨¢s largos.
El juglar (a menudo ciego como Homero y Brizuela) va cambiando el cantar de ciudad en ciudad, y aun lo var¨ªa en el curso de una misma ejecuci¨®n, dependiendo de la respuesta de los auditorios. La novela medieval se ajusta como un guante al gusto de los patrones, y Briolanja goza o no goza los favores de Amad¨ªs seg¨²n lo disponga don Alfonso de Portugal u otro se?or. Del teatro cl¨¢sico a los culebrones modernos, los ejemplos ser¨ªan infinitos, pero baste pensar en los dos textos supremos de la tradici¨®n espa?ola: Fernando de Rojas, contra su voluntad y su concepci¨®n del drama, reescribe La Celestina para complacer a quienes quer¨ªan que Calisto y Melibea disfrutasen m¨¢s noches de amor; Cervantes revisa (con los pies) la primera parte del Quijote y modifica la estructura y el contenido de la segunda de acuerdo con las sugerencias de los lectores.
A decir verdad, la idea del discurso literario como calzada de sentido ¨²nico es m¨¢s bien la universalizaci¨®n arbitraria de una imagen datada y pasajera: la del poeta puro, iluminado y todopoderoso, de cuyo pecho brotan palabras de perfecci¨®n inmutable. La distorsi¨®n ser¨ªa menos grave si no tendiera a separar tan radicalmente la literatura y el resto de la vida.
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