La eterna moda de Andy Warhol

Andy Warhol comenz¨® como ayudante de escaparatista. Visti¨® muchos maniqu¨ªes de escayola en las grandes tiendas de la Quinta Avenida de Nueva York antes de crear sus propios vestidos, que en realidad fueron pocos y puntuales. Nunca quiso hacer moda como tal. El traje lo conceb¨ªa como una prolongaci¨®n de su voluntad est¨¦tica y de su obra. ?se es el caso del vestido con la caja de detergente Brillo, su pieza m¨¢s se?era. Una vez consagrado como factor can¨®nico del pop y hasta poco despu¨¦s de muerto, amigos de anta?o, como Gianni Versace o Yves Saint Laurent, se remitieron a Andy para crear algunas prendas deliciosas dentro del ¨¢mbito del alto pr¨ºt-¨¤-porter o de la costura. La serigraf¨ªa de Marilyn Monroe, el rostro de Mao... todo eso pas¨® a las manos y el dominio de la moda de consumo.

La colecci¨®n Andy Warhol by Cultura es la consecuencia de todo esto. Se gesta en Florencia y se fabrica en otras ciudades italianas. Los elementos gr¨¢ficos (Preysler incluido) han sido subvertidos en una ropa din¨¢mica y abierta a las tendencias del neopop, con aciertos brillantes como las cruces, las matr¨ªculas de coches o los trozos de tiras c¨®micas insertados en collages. No es casual que sea en Italia donde una firma, Cultura, pague una verdadera fortuna en derechos a la Fundaci¨®n Warhol para usar con toda legalidad esos iconos tan inconfundibles como potentes. Andy adoraba Italia.

La presentaci¨®n a ¨²ltima hora del mi¨¦rcoles de esta colecci¨®n ha sido un toque de buena moda y mejor ejemplo de cultura de la moda. El mensaje est¨¢ claro. Si no se conforma con tener un p¨®ster con la lata de sopa Campbell, p¨®ngasela encima y presuma de autencidad, goce de sus 15 minutos warholianos a trav¨¦s de la ropa de serie.