Por la Borgo?a, entre vi?edos
La ruta del vino en las cercan¨ªas de Dijon, al este de Francia
Un tapiz de arabescos muy vivos cubriendo un castillo enrocado entre ¨¢rboles y pin¨¢culos. ?sa es la primera impresi¨®n que guardo de la C?te d'Or, en la Borgo?a oriental. Los tejados as¨ª adornados con esmaltes de colores -amarillo, verde o p¨²rpura brillante- como si quisieran servir de refugio a p¨¢jaros ex¨®ticos, son la etiqueta propia de toda la regi¨®n no s¨®lo en las cubiertas de los chateaux, sino tambi¨¦n en las iglesias e incluso en las peque?as casas de campo. Llegamos hasta all¨ª en coche. A la izquierda de la carretera, el macizo castillo de La Rochepot, ligado a la orden del Tois¨®n de Oro, con su imponente cresta de cachemira debajo de una nube redonda y negra. A la derecha, las vides bajando en suave descenso por la campi?a, tan alineadas como si las hubieran podado con regla. Desde la llanura del Saona hasta Dijon, todo est¨¢ cubierto de vi?edos que hunden sus ra¨ªces en lo m¨¢s profundo de esta tierra de caliza jur¨¢sica. La mirada discurre horizontalmente como en cualquier vagabundeo a trav¨¦s de la red de carreteras secundarias que comunica entre s¨ª los peque?os pueblos de la zona.
Dar un paseo por senderos entre vides es la ¨²nica manera de conseguir que nos entre por los poros todo el lujo sensual de la campi?a. Desde cerca, el paisaje no es ya una alfombra continua y ordenada, sino un universo movido, ba?ado de sol y vibrante de lib¨¦lulas e insectos y flores silvestres. Tampoco faltan los rosales al pie de los muros, que los vi?adores utilizan como term¨®metro para medir la salud de su cosecha... D¨ªas de vino y rosas. No soy una experta en aromas, pero, para m¨ª, el olor de los vi?edos es el de las grandes vacaciones infantiles, un olor azucarado como el de una merienda campestre tumbados boca abajo en la hierba crecida, o el olor agrio de los ¨¢rboles cuando se les hace una incisi¨®n en la corteza. Por la ma?ana, las vides presentan una quietud algo endomingada, pero a ¨²ltima hora, barridas por el resplandor amarillo de los atardeceres de verano, toman un tono verde-rubio como inflamadas por una repentina subida de savia, entonces se aprecia su verdadero valor. Son el oro de Borgo?a.
El vino aqu¨ª es casi una religi¨®n cuyo culto se celebra en catedrales subterr¨¢neas. Petrarca, que pas¨® largas temporadas por estas tierras, contaba que los papas de Avi?¨®n no quer¨ªan volver a Roma para estar cerca de las bodegas de la C?te d'Or. En ellas se oficia la liturgia de los expertos catadores de vinos, sacerdotes m¨¢ximos que emiten su veredicto definiendo la coloraci¨®n, midiendo el grado de acidez, la consistencia, y desmenuzando los aromas: a cerezas y a grosellas silvestres, a ar¨¢ndanos conservados en vinagre o a madera de roble... Y en los caldos m¨¢s sagrados de la Borgo?a, como el Gevrey Chambertin o el Aloxe Corton, los componentes que integran el sabor est¨¢n perfectamente equilibrados. En las bodegas hay un hermetismo en el que resulta dif¨ªcil penetrar, y uno acaba llegando a la conclusi¨®n de que el vino es el resultado de una laboriosa y sutil destilaci¨®n en la que intervienen tanto la geolog¨ªa de la tierra como la naturaleza de la uva pinot noir y la labor del vi?ador, pero que no hubiera podido lograrse sin cierta milagrosa transmutaci¨®n alqu¨ªmica.
Pero tambi¨¦n esta fe tiene sus heterodoxias; entre ellas, la m¨¢s sorprendente es quiz¨¢ la de haber acabado con el mito de que el envejecimiento hace ganar calidad al vino. Cada cosecha tiene su tiempo de subida, de cinco a diez a?os. Pasado este periodo, se oxida y se podr¨ªa decir que el vino muere. Sin duda es mejor beb¨¦rselo a tiempo.
Postales
Los pueblos de la ruta del vino tienen un aire algo conformista en su acicalamiento, una mansedumbre estancada como algunas postales que simulan la vida verdadera: callejuelas en cuesta adornadas con tiestos de geranios, un puente de piedra, ventanas enjalbegadas que sugieren un silencio de siesta, el correr despacioso del agua en un canal... Uno se imagina que la vida aqu¨ª transcurre entre las peque?as granjas y las vi?as marcada por un ritmo profundamente agr¨ªcola, animado por las visitas a las bodegas y los paseos por los ribazos del Saona, o la partida de pesca del domingo y el juego de petanca en una glorieta. As¨ª debe de ser en Nolay, en Mersault, en Nuits-Saint-Georges... e incluso en Dijon, la ciudad de los cien campanarios, que es el principal n¨²cleo urbano, aunque la capital vin¨ªcola de la regi¨®n y de toda la Borgo?a est¨¢ en Beaune. All¨ª se erigi¨® en el siglo XV el H?tel Dieu, un hospital para pobres que se convirti¨® en un s¨ªmbolo del poder de los duques de Borgo?a, que se extend¨ªa hasta Flandes y los Pa¨ªses Bajos, de donde ven¨ªan los arquitectos y los pintores de la corte.
Todav¨ªa hoy, el hospital es el gran propietario de vinos que se venden en p¨²blica subasta el tercer domingo de noviembre en el marco de Les Trois Glorieuses, la fiesta que clausura la vendimia. Desde el claustro, los enfermos que se asomaban al patio deb¨ªan de quedarse traspuestos por el derroche de color del tejado probablemente m¨¢s luminoso de toda la arquitectura g¨®tica. Una crester¨ªa de rombos y franjas esmaltados asomando sus puntas al cielo. En una de las salas, iluminada por un rayo de luz, est¨¢ el espl¨¦ndido Juicio final de Roger van der Weyden, en el que el arc¨¢ngel san Miguel, de rostro impasible, vestido con una t¨²nica blanca y un manto escarlata, equilibra la balanza de los resucitados entre los merecedores del para¨ªso y los condenados al infierno. Premio y castigo, hombres retorcidos con el gesto doliente, mujeres malditas ardiendo, qui¨¦n sabe por qu¨¦ culpas... Da miedo pensar en los infiernos morales que atormentaron la imaginaci¨®n de aquellos campesinos del siglo XV que viv¨ªan en el temor de Dios y en el a¨²n m¨¢s oscuro temor a los cardenales.
La sala es fr¨ªa, pero a la salida del hospital se encuentran las antiguas lonjas del mercado, donde el verano ilumina cada esquina y uno puede reconciliarse caminando por la Rue Lorraine, donde se alza la portada de San Nicol¨¢s, y por la Rue Grandelot, que llega hasta la colegiata de Notre-Dame, o dejarse llevar sin m¨¢s por calles encajonadas sin grandes reliquias arquitect¨®nicas m¨¢s all¨¢ de las fachadas desiguales de las casas con vigas de madera y sus macetas de flores, del mismo modo que uno se impregna de un paisaje sin la menor preocupaci¨®n por clasificar los elementos, ni de valorarlos por orden de jerarqu¨ªa. Porque, al fin y al cabo, los lugares los hacemos propios por aquellos rincones donde nos gusta permanecer. As¨ª, al final del viaje, cae la tarde en el caf¨¦ de una min¨²scula plaza adormecida bajo los ¨¢rboles. Desde aqu¨ª se adivina, al fondo, ya en los l¨ªmites del casco urbano, el ¨²ltimo sol tapizando las vi?as y, m¨¢s lejos a¨²n, la sensaci¨®n difusa y floral de aquellas largu¨ªsimas vacaciones infantiles.
GU?A PR?CTICA
Poblaci¨®n: la Borgo?a tiene 1,6 millones de habitantes. Prefijo telef¨®nico: 00 33.
- Air France (901 11 22 66). 10 vuelos todos los d¨ªas de Madrid a Par¨ªs. Billete de ida y vuelta, 281,41 euros con tasas. - Air Europa (902 40 15 01). Vuelos diarios de Madrid a Par¨ªs. Desde 165 euros m¨¢s tasas. - TGV (836 35 35 39). Diariamente hay trenes de Par¨ªs (Gare de Lyon) a Dijon, y el trayecto dura hora y media. Ida y vuelta, 72,60 euros.
- Belle ?poque (380 24 66 15). 15, Rue du Faubourg. Beaune. Con jard¨ªn, cerca del centro. La doble, 76 euros. - Ch?teau de Challenges (380 26 32 62). Rue des Templiers. Challenges. Cerca de Beaune. Nueve habitaciones y cinco suites con muebles antiguos. La doble, 80 euros. - Hotel Le Cep (380 22 35 48). 27, Rue Maufoux. Beaune. Vivienda del siglo XVI. La doble, 153 euros.
- Le Jardin des Remparts (380 24 79 41). 10, Rue de l'H?tel-Dieu. Beaune. Cocina borgo?ona. Buenos pasteles de chocolate. Unos 30 euros. - Auberge Bourguignon (380 22 23 53). 4, Place de la Madeleine. Beaune. Precio medio, 15 euros.
- Bateaux de Bourgogne (386 72 92 10). En la mayor¨ªa de canales de la regi¨®n. Cinco d¨ªas en un barco para seis personas, desde 750 euros. - Les Canalous (385 53 76 74; www.canalous-plaisance.fr). Siete d¨ªas en una embarcaci¨®n para seis personas, desde 914 euros.
- Oficina de Turismo de Francia en Madrid (906 34 36 38). - www.bourgogne.net.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.