El duelo de la frustraci¨®n
Espa?a disput¨® esta madrugada el quinto puesto a Estados Unidos, herido en su orgullo por su fracaso deportivo y organizativo
Desde la perspectiva de la selecci¨®n espa?ola, era el duelo so?ado, la final ansiada. Una cita en la cumbre contra la estadounidense, todo un pulso hist¨®rico. Ah¨ª era nada. Y casi lo fue. Esta madrugada pasada ambos equipos se han enfrentado por... el quinto puesto. Una frustraci¨®n a la que nadie se ha escapado.
'No me ilusiona jugar contra Estados Unidos'. As¨ª de claro lo dec¨ªa horas antes Javier Imbroda, el t¨¦cnico de Espa?a, alineado entre los cr¨ªticos del cuadro de George Karl, que ha dejado en rid¨ªculo a la NBA. 'Como entrenador ayudante de Lituania, ya me enfrent¨¦ a ellos en 1992. Pero entonces s¨ª que formaban un dream team. Sus jugadores de ahora tienen un f¨ªsico tremendo, pero no poseen ni la clase ni el talento de sus predecesores. Han perdido clase y ganado arrogancia. El mito se ha diluido. Si se preparan, ganan. Si no, pueden ser batidos. Demostrado'.
La prensa norteamericana exige planificaci¨®n, un seleccionador en exclusiva y dinero para su equipo
Y es que, sin duda, el adjetivo de pat¨¦tico es el que mejor se ajusta al comportamiento de Estados Unidos en su Campeonato del Mundo. La prensa, por ejemplo, ha pasado de su virulencia inicial a un estudio m¨¢s profundo de la situaci¨®n. As¨ª, pide a su federaci¨®n que reaccione de manera inmediata y no permita que se ofrezca nunca m¨¢s una imagen tan pobre.
Algunos analistas, como David Aldridge, de la cadena de televisi¨®n ESPN, exigen que en los Juegos Ol¨ªmpicos de Atenas 2004 se re¨²na el mejor grupo posible: Shaquille O'Neal, Bryant, Duncan, McGrady, Kidd... No hay muchas m¨¢s figuras capaces de marcar la diferencia. Entre los siguientes de la lista ya est¨¢n Pierce, Jermaine O'Neal o Wallace, los que han abochornado al pa¨ªs con las primeras derrotas tras 58 partidos de imbatibilidad.
Tambi¨¦n se demanda desde diferentes medios de comunicaci¨®n que la selecci¨®n se concentre seis semanas, no quince d¨ªas como ahora, y una planificaci¨®n de las competiciones internacionales, un seleccionador en exclusiva, una retribuci¨®n econ¨®mica para los jugadores y un cambio en la ense?anza del juego a los m¨¢s j¨®venes. 'Los traspi¨¦s se pueden entender como una falta de respeto, de conocimiento y de entendimiento de c¨®mo se juega en el resto del mundo', comenta Wendell Alexis, miembro del equipo que, sin los hombres de la NBA, entonces en conflicto con sus clubes, logr¨® el bronce en el anterior Mundial y que colabora en ¨¦ste con una canal alem¨¢n.
Pero es que el sonrojo alcanza a todas las estructuras. Los organizadores han fracasado. En Indian¨¢polis, la cuna del baloncesto estadounidense, la sede de los Pacers, se ha vivido uno de lo torneos m¨¢s desangelados por la falta de p¨²blico. La Federaci¨®n Internacional (FIBA) asegura que, oficialmente, la media de espectadores es de 4.500. Ese c¨¢lculo es muy generoso y, en cualquier caso, insatisfactorio para la capital de Indiana, con Estados Unidos como anfitri¨®n y dos pabellones como el RCA Dome, cuya capacidad se ha reducido para esta ocasi¨®n a 30.000 localidades, y el bell¨ªsimo Conseco Fieldhouse, con 18.000. Los aficionados locales han sido inferiores en ocasiones a los extranjeros.
El propio presidente del USA Basketball, Tom Jernstedt, ha admitido que el partido entre el cuadro norteamericano y el yugoslavo parec¨ªa que estuviera jug¨¢ndose en Belgrado. El fracaso de Estados Unidos ha sido, pues, espectacular tanto en lo deportivo como en lo organizativo. Eso ha herido el orgullo del pa¨ªs.
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