'Nos han alcanzado'
EE UU sufre en su propia cancha y ante Yugoslavia la tremenda humillaci¨®n de verse eliminado
Indian¨¢polis ha cambiado la relaci¨®n de fuerzas del baloncesto, que ya nunca volver¨¢ a ser como antes. La NBA ya no es intocable. Lo que antes era una utop¨ªa, ganar a una de sus selecciones, empieza a estar al alcance de varios. En la madrugada del jueves, al de Argentina; en la de ayer, al de Yugoslavia. Estados Unidos perdi¨® por primera vez, tras 58 triunfos consecutivos, ante el equipo suramericano y un d¨ªa despu¨¦s volvi¨® a ser puesto en evidencia por el europeo (78-81) y, lo que es peor, perdi¨® la carrera hacia el t¨ªtulo, reservada ahora a Yugoslavia, la sorprendente Nueva Zelanda, Argentina y Alemania.
Estados Unidos puede volver a ganar otros campeonatos, por supuesto. Pero lo que ha pasado, parece que definitivamente, a mejor vida es la sideral distancia entre sus jugadores y sus clubes de la NBA y los del resto del planeta. Ni siquiera tom¨¢ndoselo a pecho, ni siquiera con un buen cuadro, pudo evitar su desplome. Los no muy numerosos espectadores norteamericanos que se acomodaron en el pabell¨®n Conseco Fieldhouse acabaron cerrando los ojos ante los desatinos del conjunto del ex madridista George Karl, que se dej¨® escapar un partido que dominaba por diez puntos (69-59) a falta de siete minutos y con sendos tiros libres en las manos de Jermaine O'Neal, que los fall¨®.
?se fue el principio del fin. A partir de ese momento, con tres sensacionales triples de Gurovic y una fant¨¢stica labor defensiva, Yugoslavia dio la vuelta al marcador. O'Neal volvi¨® a fallar dos libres, todo lo contrario que Jaric, el base fichado por los Clippers de Los ?ngeles. Miller, esta vez su rival y el curso pr¨®ximo su compa?ero, fue el ¨²nico estadounidense a la altura de las circunstancias. As¨ª, anot¨® los cinco ¨²ltimos puntos de su equipo. Pero otro triple de Gurovic y los dos ¨²ltimos libres de Jaric dictaron la sentencia: 78-81. Apenas quedaban ocho segundos. El desesperado triple final de Miller, para forzar la pr¨®rroga, no entr¨® en el aro.
Estados Unidos pag¨® la forma err¨¢tica con la que comenz¨®. Su figura, Pierce, hiz¨® una falta a los ocho segundos y poco despu¨¦s otra. Aun as¨ª, fue el mejor anotador de su grupo, con Miller, ambos con 19 puntos. Pero sus p¨ªvots, pese a sus notables credenciales, fueron barridos por el tonelaje y la sabidur¨ªa de Divac, bien secundado por Koturovic y Tomasevic.
No se salv¨® ni uno solo de los hombres altos de Estados Unidos. Ni O'Neal, que, pese a sus fallos en los libres, fue el que estuvo m¨¢s inspirado; ni Wallace, defensor y reboteador del ¨²ltimo campeonato, ni Brand, ni Davis. Lo pagaron con ocho rebotes menos que Yugoslavia, que logr¨® 19 puntos con las segundas opciones de tiro y marc¨® diez triples de 17 intentos.
Karl, todav¨ªa esperanzado y dispuesto a hacer relativa la derrota ante Argentina, se mostr¨® abatido. '?sta es la prueba de que el mundo nos ha alcanzado', proclam¨® con los ojos enrojecidos por las l¨¢grimas. 'Me siento raro. Es un gran d¨ªa para el baloncesto porque la victoria de Yugoslavia es la prueba de que otros pa¨ªses han llegado al nivel de la NBA. No s¨¦ qu¨¦ habr¨ªa pasado si hubiesen venido otros jugadores, pero ¨¦ste era nuestro equipo: jug¨®, luch¨® y perdi¨®'.
Bodiroga, el yugoslavo fichado por el Barcelona para la pr¨®xima temporada y uno de los pocos integrantes de su selecci¨®n que no ha querido probar fortuna en la NBA, concluy¨®: 'Hemos hecho historia. No importa que Argentina ganara a Estados Unidos antes. No tenemos celos por eso. Ya era hora de decirles que en Europa y Suram¨¦rica tambi¨¦n hay baloncesto. Ahora tendr¨¢n que llevar un equipo mucho mejor a los Juegos Ol¨ªmpicos de Atenas 2004'.
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