El primer cl¨¢sico de Gades

Bodas de sangre es el primer cl¨¢sico de Antonio Gades, quien en esta ocasi¨®n la ha dirigido y coreografiado para la Compa?¨ªa Andaluza de Danza (CAD). Una obra de gran belleza, que pese a los a?os transcurridos desde su estreno, en 1974, se mantiene inc¨®lume e incluso en creciente grado de inter¨¦s, por cuanto Gades fij¨® en ella las bases de su t¨¦cnica narrativa.

Ha pasado el tiempo, pero Gades mantiene Bodas de sangre tal cual era en su primera creaci¨®n. Es decir, una obra directa narrada con esa dif¨ªcil sencillez que prescinde absolutamente de lo accesorio para centrarse exclusivamente en lo esencial. Y eso lo transmite de forma que convence y emociona.

En estas Bodas de sangre Gades hace aportaciones que han quedado en la historia del baile espa?ol por propio derecho. La escena de la boda, con esos momentos congelados fotogr¨¢ficamente de tan sugestiva composici¨®n. O ese baile de la popular¨ªsima Sombrero, ay mi sombrero, que en su d¨ªa trastoc¨® todos los c¨¢nones habituales en el g¨¦nero. Y, sobre todo, la estremecedora y larga secuencia del duelo a muerte de los protagonistas, a c¨¢mara lenta y en un ominoso silencio.

Los hados del teatro, sin embargo, que a veces est¨¢n ah¨ª agazapados de manera imprevisible, quisieron que al final de esa secuencia, culminaci¨®n de la obra y en la que las luces juegan un papel determinante, problemas lum¨ªnicos cuya naturaleza desconozco pero totalmente fortuitos frustraran el normal desarrollo del momento. Pese a ello, el p¨²blico reaccion¨® con absoluta normalidad, aplaudiendo la excelente representaci¨®n que se le acababa de ofrecer.

En la primera parte la CAD ofreci¨® unos fragmentos de La leyenda, con m¨²sica de Jos¨¦ Antonio Rodr¨ªguez, Juan Requena y Rafael Marinelli, obra que la formaci¨®n dirigida por Jos¨¦ Antonio estrenar¨¢ pr¨®ximamente, con coreograf¨ªa suya, en memoria de la figura de Carmen Amaya.

Antes de conocerse ya hay pol¨¦mica en Sevilla en torno a la obra, que parece iba a ser estrenada completa en la Bienal. Lo ofrecido en cambio me pareci¨® poco significativo e insuficiente para fundamentar un criterio. Habr¨¢ que esperar a conocerla en su totalidad.