Jean Nouvel, virtuoso y virtual
Familiarizado con los medios art¨ªsticos, Jean Nouvel se esfuerza en escapar de las exposiciones de arquitectura al uso: barullo, heterogeneidad. Hay en esta muestra secuencias sucesivas y muy marcadas. Veinticinco proyectos recientes, concursos perdidos y obras en v¨ªas de realizaci¨®n se muestran en una atm¨®sfera de caja oscura; un espacio acoge, con ritmo lento, grandes dioramas con 11 obras, algunas antiguas como el Instituto del Mundo ?rabe, otras m¨¢s recientes como el palacio de congresos de Lucerna o la rehabilitaci¨®n como viviendas de un gas¨®metro en Viena: series de relajantes fotos de Georges Fessy proyectadas de suelo a techo, envolventes, luminosas, en las que brillan los pa?os de vidrio, los reflejos y el resplandor de las superficies met¨¢licas.
Nouvel ha querido ofrecer sensaciones plenas, un equivalente a esa intensidad que busca en sus proyectos, limit¨¢ndose a mostrar im¨¢genes de s¨ªntesis, virtuales y tambi¨¦n virtuosas. Im¨¢genes de factura unificada, coloreadas y sutiles, simplemente impresas en papel y pegadas sobre el fondo negro de las paredes de salas a oscuras. Iluminadas por proyectores encuadrados con precisi¨®n sobre su l¨ªmite, lo que hace que vibren, estas im¨¢genes parecen surgir de la pared como de una pantalla de v¨ªdeo y procuran una atm¨®sfera inquietante; a pesar de que el arquitecto las quiera objetivas e hiperrealistas, tal serie de carteles funciona como una sombr¨ªa colecci¨®n de vidrieras atravesadas por la luz.
El invierno pasado, cuando la exposici¨®n se inaugur¨® en el Centro Pompidou de Par¨ªs, hubo divisi¨®n de opiniones, incluso calificaciones injustas. Se habl¨® de 'est¨¦tica de club nocturno' y de 'terrorismo de la seducci¨®n'; se consider¨® que aquello no era m¨¢s que autobombo sin matices, un deseo de eliminar toda percepci¨®n cr¨ªtica. Es como si, a la gran pasi¨®n de Nouvel, se le pretendiera encontrar un condici¨®n beauxartiana. Manifiestamente herido, el arquitecto, cuyo car¨¢cter una revista de arte mensual calific¨® de bravo como el de un toro, y Le Monde m¨¢s literariamente de 'minotauro calmado', afirma consolarse de las cr¨ªticas de este peri¨®dico gracias a las p¨¢ginas de EL PA?S o The New York Times, persuadido no sin raz¨®n de que la cr¨ªtica francesa le es esencialmente hostil.
Las relaciones entre Nouvel
y una parte endog¨¢mica de esos medios cuentan poco, pero las discusiones han puesto de manifiesto la situaci¨®n singular de un creador inmensamente popular que podr¨ªa ser un d¨ªa incapaz de mantener el m¨¢s alto nivel de una obra basada en el enfoque cr¨ªtico, por naturaleza solitario, que lo moviliza a ¨¦l y ¨²nicamente a ¨¦l. Y aqu¨ª lo tenemos, a la cabeza de un gran estudio del que forma parte un centenar de personas coordinadas por colaboradores competentes que se adelantan a sus menores deseos. Tiene clientes en Jap¨®n, Estados Unidos y Australia, en toda Europa, Israel y Am¨¦rica Latina; se ocupa de veinte o treinta proyectos a la vez y de cinco o seis obras simult¨¢neas. Pero su producci¨®n huye de lo repetitivo; quiere ser creativa, de autor, la respuesta precisa a una cuesti¨®n concreta. En su particular jerga, Nouvel habla de la 'hiperespecificidad' como el fundamento de su trabajo; le hace falta una situaci¨®n dada, un pretexto al dise?ar, del que hace un principio, una suerte de imperativo doctrinal, aunque ello pueda revelar tambi¨¦n su dificultad m¨¢s ¨ªntima para crear de la nada. En todo caso, este pretexto implica una fase de an¨¢lisis reposado: abordar todas las cuestiones, hacen inventario de toda clase de temas, intentar poner en 'sinergia' diversas ideas con la esperanza de que quieran 'cruzarse, superponerse y definir una cosa que no exist¨ªa'. As¨ª surge un concepto, en el sentido del arte conceptual, que estar¨¢ trufado de referencias, que ser¨¢ ambiguo y susceptible de superar, por su profundidad, la simple materializaci¨®n de una idea.
Evitando sacralizar el esp¨ªritu de lugar, Nouvel da a la noci¨®n de contexto una acepci¨®n bastante amplia, cultural sobre todo, que podr¨ªa extenderse tambi¨¦n al momento hist¨®rico en el conjunto de sus manifestaciones. Generalmente en desacuerdo con la tabla rasa y alejado de las tesis radicales, fatalistas o c¨ªnicas de Rem Koolhaas, concibe sus intervenciones como mutaciones, como di¨¢logos entre las cosas pasadas y futuras, como acumulaci¨®n y enriquecimiento del mundo: 'Intensificaci¨®n', en sus propias palabras. En definitiva, Nouvel quiere ser el arquitecto del esp¨ªritu de la ¨¦poca, capaz de absorber y de restituir en su obra las sensaciones, emociones y aspiraciones del momento, incluso las de orden no construido. Por eso habla de la arquitectura como 'petrificaci¨®n' de un momento cultural. A veces hay en ¨¦l alguna aproximaci¨®n filos¨®fica enunciada en un tono grave, con una insistencia que parece hundirse en la laxitud: fragmentos de Paul Virilio, de Baudrillard y Deleuze; y en ocasiones muestra una pedanter¨ªa in¨²til, como ese texto del cat¨¢logo compuesto en tiras de palabras y de blancos, con grandes silencios en las l¨ªneas a la manera de un poema de Andr¨¦ du Bouchet.
Pero en Nouvel hay sobre to
do invenci¨®n, una notable capacidad de llevar m¨¢s all¨¢ los l¨ªmites de la arquitectura, como en la cubierta de Lucerna, esa delgada ala extendida horizontalmente sobre el tel¨®n de fondo de las monta?as, que pronto va a aplicar de forma ligeramente distinta para unificar la ampliaci¨®n del Reina Sof¨ªa; o como en la torre Agbar, asomada al nudo de las Glorias Catalanas en Barcelona, un brote incre¨ªble, un objeto duro y org¨¢nico que culmina en una c¨²pula oval y transl¨²cida, m¨¢s consolador que falo, lujosamente adornada como un capricho de sult¨¢n, con una fachada forrada de una piel de pit¨®n a base de millones de p¨ªxeles, multitud de matices de azul, de ladrillo, de plata, variaciones nacaradas o met¨¢licas: invenci¨®n total, reconsideraci¨®n de la tipolog¨ªa del rascacielos, olvido de referencias para hacer un objeto narc¨®tico. Hay proyectos para Nueva York o Pittsburgh completamente cerrados y de una consumada agresividad, con voladizos de gran envergadura. Desafortunadamente a veces (y ¨¦se es el riesgo de la arquitectura conceptual, que puede sin quererlo volverse trivial), las ideas son m¨¢s simples: la colina de cerezos en flor para un Guggenheim en Tokio; la colina de matorrales del Museo de la Evoluci¨®n Humana en Burgos, trasplantada a la ciudad con su vegetaci¨®n.
Frecuentemente, Nouvel persigue hasta el agotamiento las mezclas de transparencias, como en la Fundaci¨®n Cartier de Par¨ªs, los reflejos en los espejos, la complejidad y la ambig¨¹edad de la percepci¨®n, las interferencias gr¨¢ficas o tipogr¨¢ficas, como en los primeros dise?os para la torre Dentsu que se est¨¢ terminando en Tokio. Tambi¨¦n pretende perturbar, busca la p¨¦rdida de referencias de los caleidoscopios, la fragmentaci¨®n y el estallido, como en los proyectos de un banco en Basilea y de unas oficinas en Tel-Aviv. Y utiliza nubes de serigraf¨ªas blancas, pulverizadas y nebulosas, multiplica las tramas y las texturas finas, intentado diluir el objeto, en su propuesta de una torre para Francfort, con ligeras inflexiones de los ¨¢ngulos a golpe de difumino. Al mismo deseo de fusi¨®n responde el uso abundante de vegetaci¨®n. En un parque para Ginebra plantado de cedros, las transparencias, los reflejos y las serigraf¨ªas vegetales se superponen a las ramas de los verdaderos ¨¢rboles. Son juegos 'de desmaterializaci¨®n, de ilusi¨®n y de placer' que introduce en sus obras con distintas t¨¦cnicas y que forman parte de su b¨²squeda del instante, de los brillos fugaces. En lo que respecta a las manipulaciones estrictamente geom¨¦tricas del espacio, Nouvel afirma preferir el enfrentamiento y buscar la percepci¨®n en profundidad: 'Profundidad de campo, interferencias aceleradas donde no se aprecia muy bien d¨®nde comienza o termina el espacio en el que uno est¨¢'.
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