Historia de una premonici¨®n
El irland¨¦s John Banville (Wexford, 1945) es uno de los mejores escritores actuales en lengua inglesa y a la vez uno de los m¨¢s secretos si consideramos su discreta suerte comercial. Hay que decir, sin embargo, que no existe un solo Banville sino varios y que, si bien en todos ellos anida la misma obsesi¨®n epistemol¨®gica, as¨ª como el mismo privilegiado sentido de la lengua, no todos alcanzan igual intensidad.
Est¨¢ el Banville a¨²n titubeante de los primeros libros, el Banville m¨¢s conocido de los retratos de grandes cient¨ªficos como Cop¨¦rnico o Kepler, el Banville de la trilog¨ªa de Freddie Montgomery (El libro de las pruebas, Ghosts y Athena) y el Banville de El Intocable, su ¨²nico intento de hacer una novela conforme a los c¨¢nones cl¨¢sicos. Sin minusvalorar por ello el valor del resto de su obra, el mejor Banville es el tercero, del que por azares editoriales s¨®lo se ha traducido al castellano El libro de las pruebas.
ECLIPSE
John Banville Traducci¨®n de Dami¨¢n Alou Anagrama Barcelona, 2002 224 p¨¢ginas. 14 euros
A este John Banville, que bebe a partes iguales de Nabokov y de Becket, es al que regresa con Eclipse, una historia de fantasmas en la que encontramos sus m¨¢s afiladas armas de narrador y (?por qu¨¦ no?) los que para algunos ser¨ªan sus mayores defectos.
Banville es un virtuoso del
mon¨®logo interior y de la descripci¨®n ambiental, un estilista capaz de plasmar los matices (visuales, sonoros, olfativos, t¨¢ctiles) de los paisajes en quetodos sus personajes se desenvuelven con tanta maestr¨ªa como muestran las modulaciones generalmente alteradas de su psique, y de hacerlo, adem¨¢s, de tal modo que lo uno sea reflejo de lo otro, pero sus novelas no pueden leerse de una manera convencional (exigiendo que las acciones de sus personajes se justifiquen en conflictos dram¨¢ticos identificables) porque el reino que John Banville explora es la ambivalencia, la falta de motivos, la incapacidad del hombre para imponerse sobre los impulsos irracionales que nacen en su interior.
Alexander Cleave, el protagonista y narrador de Eclipse, un actor de teatro cincuent¨®n que regresa a la casa rural donde naci¨® tras olvidar su di¨¢logo en una noche de estreno, vacila, miente y duda de s¨ª mismo como otros h¨¦roes banvillianos. Toda su vida ha sido una artificiosa construcci¨®n destinada a llenar el vac¨ªo que siente en su interior. La diferencia es que la crisis que desencadena la indagaci¨®n que alienta su escritura (de la que el olvido en el teatro y las presencias sobrenaturales que empiezan a visitarlo apenas son un s¨ªntoma) es anterior al hecho que la justifica. En ese sentido, Eclipse es la historia de una premonici¨®n, un cuento de fantasmas en el que los fantasmas no provienen del pasado sino del futuro.
Es cierto que, cuando el hecho dram¨¢tico acontece, sucede de forma abrupta y sin casi apoyos en la trama, lo cual, m¨¢s que un defecto, es una forma de subrayar lo imprevisible, la oscuridad existencial en la que las criaturas de Banville siempre caminan.
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