Carod, Xirinacs y ETA
Cuando cre¨ªamos que Carod Rovira y la polvareda levantada por la filtraci¨®n sobre sus conversaciones con Arnaldo Otegi iba a ser la ¨²nica novedad de la Diada, Llu¨ªs Maria Xirinacs, el que fuera senador pacifista en 1977, nos sorprende con unas declaraciones en favor de ETA que, tal como aseguraba el fiscal Jos¨¦ Mar¨ªa Mena, producen 'sobrecogimiento'. Apoyar o comprender en el a?o 2002 las acciones de ETA y disculpar sus atentados con el atenuante de que avisa antes de que estallen los coches bomba es un insulto para las v¨ªctimas, sean familias que compraban en Hipercor, mossos d'esquadra o guardias urbanos que estuvieron en el lugar equivocado, guardias civiles asesinados con sus hijos mientras dorm¨ªan o ciudadanos que formaban parte de una lista electoral no nacionalista. Xirinacs, que en un momento en que muchos todav¨ªa comprend¨ªan las acciones de ETA y buena parte de la izquierda cre¨ªa que frente a la polic¨ªa franquista los manifestantes s¨®lo ten¨ªan dos opciones, correr o enfrentarse a pedradas, nos ense?¨® a muchos lo que era la estrategia de la acci¨®n no violenta y la resistencia pasiva. Xirinacs en 1976 no condenaba a ETA, porque dec¨ªa que un estado autoritario impuesto por la fuerza de las armas no ten¨ªa legitimidad para negar la respuesta violenta de los oprimidos, pero mostraba con su ejemplo que hab¨ªa otras formas de lucha que enseguida se popularizaron: huelgas de hambre, encadenamientos, ocupaciones, etc¨¦tera.
En 1976 Xirinacs no condenaba la violencia de ETA, pero su ejemplo apuntaba hacia la lucha no violenta
Carod Rovira y Xirinacs son dos ejemplos opuestos sobre la capacidad o incapacidad de adaptar las ideas y la estrategia a la realidad. Y sobre todo, de aceptar o no el principio de la sustantividad de los derechos humanos, empezando por el derecho a la vida. Porque m¨¢s all¨¢ de las acertadas o desacertadas explicaciones de Carod sobre sus contactos con Batasuna, lo cierto es que Carod y ERC tienen el m¨¦rito de haber conseguido la disoluci¨®n de Terra Lliure. Y fue precisamente ?ngel Colom, el disc¨ªpulo principal de Xirinacs, quien desde ERC m¨¢s se empe?¨® en conseguir la desaparici¨®n de Terra Lliure.
Hace un a?o y medio, en un momento en que ETA golpeaba reiteradamente a Catalu?a, Carod se reuni¨® con Batasuna. A diferencia de lo que hicieron en su d¨ªa el PSOE y el PP, no ofreci¨® nada -dado que poco ten¨ªa que ofrecer- a cambio del cese o la disminuci¨®n de la violencia. De la misma manera que agentes del Cesid intentaron convencer a los dirigentes de los GRAPO encarcelados con argumentos seg¨²n se mire tan perversos como que 'las cosas han cambiado desde 1978 y ahora pod¨¦is defender vuestras ideas desde la legalidad', de la misma manera que el PNV, haciendo o no de correo de Madrid, utilizaba el argumento de que la acci¨®n violenta de ETA perjudicaba los inteses econ¨®micos de Euskadi, ?es condenable que Carod utilizara ciertas peticiones indirectas con el fin de conseguir que acabara la barbarie de ETA? En conversaciones en las que se exponen todo tipo de argumentos para persuadir a quien mata de que deje de hacerlo, ?se puede reprochar al Cesid que con sus argumentos justificara que los GRAPO mataran en 1979? ?Se puede reprochar al PNV la insinuaci¨®n de que la violencia no ser¨ªa mala si no perjudicara a Euskadi? El argumento de que las acciones de Terra Lliure limitaban el crecimiento del independentismo catal¨¢n pod¨ªa ser perverso, pero se consigui¨® el objetivo: disolver Terra Lliure.
Carod ha reconocido que se reunir¨ªa con el diablo para que ETA dejara de matar, y como le ocurre a quien media en aguas turbulentas, ahora ha salido salpicado, aunque a quien pretend¨ªa da?ar la filtraci¨®n era a todo el nacionalismo catal¨¢n, por un lado, y a los socialistas catalanes por sus pactos con ERC, por otro. Pero si alguna conclusi¨®n se puede sacar de la mediaci¨®n, es la constataci¨®n de que Batasuna no goza de independencia de criterios, ni de capacidad de influencia ante ETA. Pese a que dirigentes de Batasuna comprendan ante Carod Rovira o ante el PNV el hast¨ªo que producen los cr¨ªmenes, ETA act¨²a como el gur¨² de una secta destructiva, va a la suya y utiliza a los adeptos -en este caso, Batasuna- a su conveniencia. Eso ya ocurri¨® en 1987 en Catalu?a, cuando grupos extraparlamentarios asumieron el apoyo a la candidatura de Herri Batasuna a las elecciones europeas. As¨ª, ETA se comprometi¨® a no atentar en Catalu?a, tal como exig¨ªan los grupos catalanes de apoyo a HB. Pero despu¨¦s de las elecciones, conseguidos los votos de 40.000 catalanes, ETA rompi¨® su palabra y atent¨® en Empetrol e Hipercor.
Lamentablemente, pienso que el fin de ETA no est¨¢ cercano y la pol¨ªtica de ilegalizaci¨®n de Batasuna puede tener efectos contrarios a los pretendidos. De la misma manera que la dispersi¨®n de presos gener¨® un objetivo intermedio, un movimiento m¨¢s amplio, no en favor de la libertad de los asesinos, sino contra unos castigos extrajudiciales, ahora, clausurando las sedes de Batasuna, se genera un nuevo objetivo intermedio. Objetivo aglutinante que provoca que las personas del entorno de Batasuna que todav¨ªa puedan tener dudas de la validez de las acciones de ETA, al ver cerrados sus locales, tengan un sentimiento de persecuci¨®n. Y as¨ª el gur¨² de la secta destructiva se sale con la suya, pues el sentido de persecuci¨®n, del mundo contra la secta, genera mayor cohesi¨®n, dejando las disidencias para tiempos mejores. En este contexto hacen mucho da?o las declaraciones de Xirinacs. ?l no es el hermano de un preso de ETA que, cegado por la secta, no ve m¨¢s all¨¢. ?l defend¨ªa la lucha no violenta, incluso cuando la falta de libertades legitimaba para muchos la lucha armada. Sus palabras no son peligrosas por la influencia que podr¨ªan tener para que ETA mate m¨¢s, sino porque podr¨ªa dar alas a los grupos antisistema que colocan artefactos en empresas de trabajo temporal y entidades bancarias en Catalu?a para dar pasos organizativos que da miedo imaginar.
Xavier Rius-Sant es periodista
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