Aitor corona la exhibici¨®n del Kelme

Hace una semana, apenas empezada la Vuelta, en Alcoi, m¨¢s o menos, a ?scar Sevilla se le ocurri¨® decir a alg¨²n colega de pelot¨®n que ¨¦l hab¨ªa venido a la Vuelta a trabajar, que el verdadero l¨ªder del Kelme era Aitor Gonz¨¢lez. Alguno crey¨® que era una broma y, entre risas, se lo coment¨® a su director, Vicente Belda, que no supo qu¨¦ decir, y a Aitor, que se qued¨® cortado. Luego, en el hotel, hablaron con Sevilla: '?Qu¨¦ es eso? ?Qu¨¦ te has cre¨ªdo? Te est¨¢s quitando la responsabilidad de encima. Patat¨ªn, patat¨¢n'. Sevilla respondi¨® que ¨¦l no hab¨ªa hablado. Siete d¨ªas despu¨¦s, si Sevilla repitiera la frase o si la dijera por primera vez, nadie le medir¨ªa la fiebre ni dudar¨ªa ni pensar¨ªa mal. Siete d¨ªas despu¨¦s, ayer mismo, Aitor Gonz¨¢lez subi¨® a la sala de prensa, agarr¨® el micr¨®fono y dijo: 'Ganar la Vuelta es una posibilidad. Tanto ?scar como yo tenemos libertad en el equipo'. A nadie le extra?¨® que lo dijera. A nadie le extra?ar¨¢ que ma?ana, tras la contrarreloj, sea ¨¦l quien vista el maillot de l¨ªder.

Aitor Gonz¨¢lez, de 27 a?os, potencia descomunal en unas piernas de rodador que le convierten en escalador, contrarrelojista y velocista, tenaz y cabezota, apodado Speedy Gonz¨¢lez por un Erik Dek-ker que las pas¨® moradas para derrotarle en una etapa del Tour, guarda a¨²n un bolet¨ªn de notas escolar en el que al lado de los PA estaba escrita esta observaci¨®n de la profesora: 'Tiene m¨¢s capacidad de la que demuestra, pero se obstina en mantenerse en sus ideas y le cuesta abrirse a ideas nuevas'. Era un obstinado en la escuela. Lo sigue siendo en el pelot¨®n. Un hombre de ideas fijas. Y claras, para desgracia de Luis P¨¦rez, el h¨¦roe triste del d¨ªa.

La etapa hab¨ªa sido tremenda, la serran¨ªa de Ronda, la sierra de Grazalema, arriba y abajo sin parar. Era el d¨ªa en el que el ONCE-Eroski y el iBanesto.com, los tocados de La Pandera, iban a lanzar una t¨¢ctica agresiva para poner a prueba al Kelme de los dos l¨ªderes. Le pusieron a prueba. Acabaron impresionados. Desolados. El Kelme resisti¨®. No, se exhibi¨®. Carlos Garc¨ªa Quesada, el tercer hombre, aniquil¨® a la oposici¨®n, destroz¨® al pelot¨®n con su ritmo en Las Palomas. Y, en el descenso hacia Ubrique, Aitor Gonz¨¢lez se lanz¨®. Para aliviar de trabajo a sus compa?eros, dijo. A 50 metros, en la ¨²ltima cuesta, alcanz¨® a P¨¦rez, lejano fugado, le super¨® y gan¨® la etapa. Ahora se prepara para ganar la Vuelta.