La llegada de los malos

Pedro Horrillo termin¨® de escribir su columna del domingo en el autob¨²s del equipo y se la ense?¨® a ?scar Freire. 'Dame un t¨ªtulo', le pidi¨® el ciclista-fil¨®sofo-escritor al campe¨®n del mundo. Freire la ley¨®. Describ¨ªa lo que poca gente ve, la desolaci¨®n de la llegada a meta del grupo de los rezagados, de los rodadores que no pueden con la monta?a, de los corredores en baja forma, de los que suelen llegar a meta veinte minutos despu¨¦s de los primeros. 'La llegada de los malos', resolvi¨® Freire. En los malos se inclu¨ªa ¨¦l, a Horrillo, a casi medio pelot¨®n. En pasado, que Freire ya no llegar¨¢ m¨¢s en esas circunstancias en esta Vuelta, entre otras, cosas porque, con dolores en la rodilla, abandon¨® ayer. Tampoco podr¨¢ incluir a Paco Mancebo, entre otras cosas, pero no s¨®lo, porque, para el escalador de Navaluenga, el grupetto de los culogordos era un espacio desconocido.

A Mancebo le dec¨ªan al comienzo de las etapas, 'Paco, tira para arriba, que un d¨ªa se va a cortar el pelot¨®n y vas a ser el primer perjudicado'. Paco no hac¨ªa caso. 'Se va m¨¢s c¨®modo atr¨¢s, se sufre menos'. Tampoco hizo caso ayer cuando sal¨ªan de C¨®rdoba en la etapa m¨¢s corta de la Vuelta (130 kil¨®metros). Mancebo iba atr¨¢s, el pelot¨®n se cort¨® en el kil¨®metro 17, y Mancebo se qued¨® atr¨¢s. Con ¨¦l se qued¨® todo el equipo (menos su amigo Lastras), y todo su equipo vio c¨®mo Mancebo, el duro, el ciclista m¨¢s duro, el inasequible, de repente, su orgullo castigado, se deshizo como un azucarillo al mismo ritmo en que los minutos, ¨¦stos s¨ª que son inasequibles, empezaban a acumularse en su contra. 'No puedo m¨¢s, no puedo dar m¨¢s pedales, Eusebio', le dijo a su director. Imposible llevarle la contraria. Mancebo se mont¨® en el coche.

Lleg¨® al hotel antes de que terminara la etapa. Le dijeron que mirara la tele, que su amigo Lastras iba a ganar la etapa. No quiso. Se perdi¨® un momento de hermoso ciclismo. Lastras lleva la sangre de su padre en el f¨ªsico, alto y delgado, largos huesos, y la de su madre en la sangre, s¨ª. La sangre de su t¨ªo, cabrero y duro, pedernal hecho al sufrimiento. Es un cazador de etapas y tiene una magn¨ªfica punter¨ªa. En un repecho a 13 kil¨®metros, donde le hab¨ªa dicho Unzue, atac¨®. Caz¨® a un par de fugados y los super¨® bajando, y aument¨® su ventaja y lleg¨® a C¨®rdoba solo, bajando por el Brillante. Y gan¨® la etapa como la gan¨® en el Giro de 2001. A su estilo.