El dilema turco
La amenaza de guerra con Irak llega en el peor momento, en plena crisis, para un aliado clave de EE UU
Lo ¨²ltimo que pod¨ªa desear una Turqu¨ªa sumida en su peor crisis en m¨¢s de 20 a?os es que, a menos de dos meses de una decisiva convocatoria electoral, el escenario se complicase con la amenaza de una guerra de Estados Unidos contra Irak que, de hacerse realidad, obligar¨ªa a este pa¨ªs puente entre Europa y Asia a comportarse como aliado del imperio, incluso en contra de sus propios intereses.
La clase pol¨ªtica clama por que los planes b¨¦licos de George Bush dejen de condicionar un calendario interno que sacude los pilares de un sistema que s¨®lo formalmente se ajusta al modelo de democracia vigente en la UE, un club del que Turqu¨ªa quiere ser socio.
Al primer ministro, Bulent Ecevit, le crecen los enanos. Enfermo f¨ªsica y pol¨ªticamente, su propio grupo (el Partido de Izquierda Democr¨¢tica) se deshace por el transfuguismo, mientras la anti natura coalici¨®n de Gobierno (socialdem¨®cratas, derechistas y ultranacionalistas) se desmorona por diferencias irreconciliables sobre la pol¨ªtica econ¨®mica, los cambios legislativos que exige Europa, el tratamiento de la espinosa cuesti¨®n kurda y el adelanto de los comicios al 3 de noviembre.
Las elecciones el 3 de noviembre hacen muy dif¨ªcil para los pol¨ªticos apoyar un ataque a Irak
El viceprimer ministro Mesut Yilmaz, l¨ªder del conservador y europe¨ªsta Partido de la Madre Patria, amenaza con dejar el Gabinete y propone retrasar los comicios al 15 de diciembre, para dar tiempo a que, en la cumbre de la UE de tres d¨ªas antes, se ponga fecha al proceso negociador que deber¨ªa conducir a la adhesi¨®n de Turqu¨ªa. Eso, replica Ecevit, 'prolongar¨ªa la inestabilidad y supondr¨ªa una carga suplementaria para el pa¨ªs'.
El otro socio en el Gobierno, el Partido de Acci¨®n Nacionalista (PAN), reclama la dimisi¨®n del primer ministro y su procesamiento por los privilegios de los que, supuestamente, goza en prisi¨®n Abdul¨¢ Ocalan, l¨ªder del Partido de los Trabajadores del Kurdist¨¢n, que encabeza la rebeli¨®n separatista en el este del pa¨ªs, en la regi¨®n fronteriza con Irak, y que ha causado 30.000 muertos en 17 a?os.
La condena a muerte de Ocalan en junio de 1999 se convirti¨® en cadena perpetua tras la abolici¨®n de la pena capital el pasado agosto. El PAN ha recurrido al Tribunal Constitucional aquella decisi¨®n del Parlamento y el conjunto de medidas tendentes a la homologaci¨®n con Europa.
La coalici¨®n est¨¢ tan enferma como el propio Ecevit, y en cualquier momento puede dar paso a un Gobierno monocolor y precario del partido del primer ministro. Una perspectiva aterradora con lo que est¨¢ en juego: entre otras cosas la recepci¨®n y gesti¨®n de un cr¨¦dito de 16.000 millones de d¨®lares (algo m¨¢s en euros), ya aprobada por el FMI, y una guerra con Irak. El beneficiado de esta situaci¨®n ser¨ªa el islamista y moderado Partido de la Justicia y el Desarrollo, cuyo car¨¢cter religioso le pondr¨ªa a¨²n en m¨¢s problemas para justificar un ataque contra Irak.
Se explica as¨ª que Ecevit vea con expl¨ªcita alarma la perspectiva de que Bush lance su ataque a Sadam Husein y pida (o imponga), como ya hizo en 1991, la plena colaboraci¨®n de su estrat¨¦gico aliado, comenzando por el uso de las bases de Diyarbakir y, sobre todo, Incirlik. Esta ¨²ltima se ha seguido utilizando por aviones brit¨¢nicos y norteamericanos para hacer efectiva la zona de exclusi¨®n en el norte de Irak. Un no como respuesta a los requerimientos de Washington parece excluido. Turqu¨ªa es una pieza clave del dispositivo militar de EE UU para terminar la tarea que Bush padre dej¨® a medias.
El talante con el que el presidente norteamericano afronta su ofensiva antiterrorista impide pensar siquiera que vaya a alterar sus planes o su calendario por un qu¨ªtame all¨¢ unas elecciones, sobre todo si ¨¦stas no se producen en EE UU, sino en Turqu¨ªa. Para este pa¨ªs, sin embargo, la adopci¨®n de decisiones vitales por un Gobierno moribundo tendr¨ªa potencialmente consecuencias desestabilizadoras.
De ah¨ª que Ecevit definiera el jueves la amenaza de guerra como 'una espada de Damocles' que sit¨²a a su pa¨ªs ante 'un peligro permanente' y que no deje de pedir un di¨¢logo con Washington que le evite encontrarse a ¨²ltima hora entre la espada y la pared, sin que se tengan en cuenta los intereses turcos. Al menos intentar¨¢ negociar algunas compensaciones. Porque es lo l¨®gico y para salvar la cara a nivel interno. La aplicaci¨®n de las sanciones a Irak impuestas por la ONU han supuesto para Turqu¨ªa un quebranto econ¨®mico de 30.000 millones de d¨®lares por ingresos comerciales perdidos. Las promesas de EE UU en 1991 de que los l¨ªderes de la coalici¨®n internacional compensar¨ªan a Turqu¨ªa con 1.000 millones de d¨®lares al a?o no se materializaron nunca, aunque el multimillonario cr¨¦dito del FMI tiene algo de reparaci¨®n.
En ese escenario, el hecho de que Bush, a¨²n con tono de ultim¨¢tum y sin ocultar sus intenciones ¨²ltimas, diese el jueves cancha a la ONU para que conmine a Irak a que acepte el regreso incondicional de los inspectores de armamento, fue recibido en Ankara con alivio, por lo que supone de leve resquicio a una soluci¨®n no b¨¦lica.
Turqu¨ªa teme que un ataque a Irak conduzca al establecimiento de un Estado kurdo independiente en el norte de este pa¨ªs que remueva el fermento separatista al otro lado de la frontera. Los l¨ªderes kurdos iraqu¨ªes, Masud Barzani y Jalal Talabani, recibidos no hace mucho en Washington con todos los honores, est¨¢n envalentonados. El diario alem¨¢n Die Zeit public¨® recientemente una entrevista con Barzani en la que ¨¦ste aseguraba que el norte de Irak se convertir¨¢ en un cementerio para los soldados turcos si intervienen en el norte de Irak. Ecevit, con vibraci¨®n de tambores de guerra, dej¨® claro que su pa¨ªs nunca permitir¨¢ un Estado kurdo, y Barzani tuvo que echar agua al fuego y asegurar que no pasa por su cabeza la idea de desmembrar Irak.
Las tropas turcas llevan a?os cruzando cuando quieren la frontera para ejercer su 'derecho de persecuci¨®n' de los 'terroristas' del PKK. Incluso crearon una zona de seguridad que recuerda la que Israel mont¨® en el sur de L¨ªbano. Esa presencia militar convierte a Turqu¨ªa en mucho m¨¢s que una base para la m¨¢quina de guerra de EE UU. La gran pregunta es si Bush tendr¨¢ en cuenta las preocupaciones de su aliado, que se juega mucho en esta crisis.
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