En el nombre del padre
Beatriz, hija del ex presidente del COE Ferrer Salat, sube la doma espa?ola al podio en los Juegos Ecuestres Mundiales
Carlos Ferrer Salat estar¨ªa m¨¢s que orgulloso. El presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Espa?ol entre 1987 y 1998, hasta su fallecimiento, el hombre que ide¨® el programa ADO de ayuda a los atletas y que dio un impulso fundamental al deporte espa?ol desde los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona 92, no ha podido ver c¨®mo su hija Beatriz romp¨ªa moldes y se encaramaba en la ¨¦lite de la h¨ªpica. Bronce por equipos el jueves y plata individual ayer en los Juegos Ecuestres Mundiales de Jerez, los actuales Campeonatos Mundiales desde hace cuatro ediciones. Y no en la modalidad m¨¢s conocida espa?ola de los saltos —que se disputan esta semana—, la ¨²nica que pod¨ªa presumir de m¨¢ximos entorchados como la hist¨®rica medalla ol¨ªmpica por equipos de los Juegos de Amsterdam, en 1928, con Jos¨¦ Navarro Moren¨¦s, el marqu¨¦s de los Trujillos y Julio Garc¨ªa Fern¨¢ndez; o el t¨ªtulo mundial de Francisco Goyoaga, en Par¨ªs, en 1953. Beatriz es la pionera de la doma, la dif¨ªcil modalidad implantada especialmente en los grandes pa¨ªses del deporte, algo sintom¨¢tico de su fuerza, y en la que el dominio del caballo alcanza momentos asombrosos de est¨¦tica como culminaci¨®n de un exhaustivo trabajo t¨¦cnico.
Beatriz fue ya clave, como se esperaba, en la primera medalla de la historia espa?ola de la modalidad lograda el jueves por equipos. El bronce hubiera sido imposible sin su gran actuaci¨®n. Suya fue la mejor puntuaci¨®n, que la coloc¨® ya entre las mejores para la competici¨®n individual. El viernes, en la segunda jornada, se agigant¨® a¨²n m¨¢s e incluso gan¨® la prueba. Tras las dos puntuaciones parciales llegaba segunda a la final de ayer. S¨®lo estaba por detr¨¢s de Nadine Capellmann, una de las dos alemanas, las amazonas imbatibles desde hace a?os. Pero se hab¨ªa permitido superar a la otra, Ulla Salzgerber, y a las dos estadounidenses, plata por equipos, Deborah Mc Donald y Lisa Wilcox. Beatriz era segunda provisional y su subida al podio parec¨ªa perfectamente posible. Y lo logr¨®. Su ¨²ltima actuaci¨®n, a los acordes de una melod¨ªa moderna, pero con toques de m¨²sica espa?ola, fue otra vez magn¨ªfica en composici¨®n y ejecuci¨®n. Capellmann gan¨® y Salzberger, vencedora ayer de la prueba parcial, fue bronce. Una espa?ola entre dos alemanas. Un sue?o hecho realidad, pero tambi¨¦n la confirmaci¨®n de una mejor¨ªa desde la nada en siete a?os fulgurantes.
Beatriz cumpli¨® el 11 de marzo los 36 y hace 21, con 15, convenci¨® a su padre para que la hiciera socia del Real Club de Polo de Barcelona y le comprara un caballo. Pero lo que pod¨ªa parecer un camino de rosas, no fue as¨ª. Carlos Ferrer fue siempre el juez m¨¢s duro de su hija, que se ha ganado a pulso su llegada a la ¨¦lite. Precisamente porque sab¨ªa que Alemania es el para¨ªso, all¨ª se fue, en 1990, a aprender de las fuentes. Y de su arduo trabajo, hasta hace poco tiempo que ha regresado a Barcelona, pudo darse el empuj¨®n a la doma espa?ola. Resultaba un tanto ins¨®lito que con escuelas como la jerezana hubiese tardado tanto. Otros dos componentes del equipo, Rafael Soto —la segunda gran baza, tambi¨¦n finalista individual—, e Ignacio Rambla, proceden de ella y montan a dos ejemplares de pura raza espa?ola. Beatriz ha preferido a Beauvolais, su talism¨¢n germano de 15 a?os, una de las joyas de la escuela de Hannover.
Con ¨¦l brill¨® en los Europeos de Luxemburgo, en 1995, que permitieron la primera clasificaci¨®n ol¨ªmpica espa?ola por equipos para Atlanta 96. Y de all¨ª, tras un puesto modesto, se subi¨® al quinto en Sydney 2000, un anuncio del bronce de ahora, pues Beatriz tiraba siempre con su mejor¨ªa individual. Los triunfos en pruebas de Copa del Mundo esta temporada en Malinas (B¨¦lgica), San Patrignano (Italia) y Par¨ªs fueron el preludio de su primer gran ¨¦xito: la medalla de bronce en la final de la Copa disputada en Hertogenbosch (Holanda) el pasado 24 de marzo y ganada por Ulla Salzgerber.
Beatriz no ha podido evitar estos d¨ªas recordar lo feliz que estar¨ªa su padre viendo sus ¨¦xitos. Para ¨¦l ha sido su dedicatoria m¨¢s especial.
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