Los reflejos de Venus
Tiziano-Rubens: Venus ante el espejo es la n¨²mero 13 de la serie Contextos de la Colecci¨®n Permanente. Como en los casos anteriores, se trata de una iniciativa que hace primar la calidad sobre la cantidad, pero no s¨®lo porque, como ahora tambi¨¦n ocurre, se re¨²nan unas pocas obras maestras excepcionales, sino por el enfoque que, a trav¨¦s de ellas, esclarece alguna cuesti¨®n candente del arte. En esta ocasi¨®n, con el comisariado de Fernando Checa, reputado especialista en la materia, en realidad hay varios asuntos concurrentes: el de Rubens copista de Tiziano, el del apasionante episodio iconogr¨¢fico de las Venus con espejo y, en fin, el de sus antecedentes antiguos y sus consecuentes contempor¨¢neos.
TIZIANO-RUBENS: VENUS ANTE EL ESPEJO
Museo Thyssen-Bornemisza Paseo del Prado, 8. Madrid Desde el 24 de septiembre de 2002 hasta el 26 de enero de 2003
El punto de arranque de la
iniciativa podr¨ªa cifrarse exclusivamente en la presencia de una obra maestra, Venus con un espejo, de Tiziano, que se conserva en la National Gallery de Washington, la cual ahora puede confrontarse en directo con la copia que de la misma hizo Rubens y que pertenece al Museo Thyssen-Bornemisza. ?ste es, sin duda, un encuentro formidable y, como tal, v¨¢lido de por s¨ª. No obstante, la relaci¨®n entre estos grandes maestros es hist¨®ricamente tan crucial -por ejemplo, para la creaci¨®n de la pintura espa?ola del siglo XVII- que, siempre que se ha planteado en una muestra, ha generado un perdurable asombro. Se puede recordar la exposici¨®n que, sobre esta relaci¨®n, se exhibi¨® hace un par de d¨¦cadas en el Museo del Prado, donde ahora mismo, con motivo de la exposici¨®n del desnudo, tambi¨¦n se pueden admirar.
Desde el punto de vista iconogr¨¢fico, la representaci¨®n de las Venus, con o sin espejo, ha sido asimismo objeto de m¨²ltiples y fascinantes investigaciones. En cualquier caso, el espejo posee, por su parte, much¨ªsima enjundia, porque, con la ventana, no s¨®lo es una de las met¨¢foras b¨¢sicas para explicar la representaci¨®n pict¨®rica a partir del renacimiento, sino una imagen clave para ahondar en la identidad psicol¨®gica y moral de la cultura occidental moderna. De manera que, sea por ideal de la belleza femenina, por el calado de su representaci¨®n especular o la combinaci¨®n entre ambas, se comprende la importancia de ahondar en su ra¨ªz cl¨¢sica antigua o en su supervivencia contempor¨¢nea. Pues bien, no s¨®lo se ha hecho esto, aport¨¢ndose un relieve en plata y bronce romano de un espejo con la efigie de las tres Gracias o, en el siglo XX, un cuadro de Max Beckmann, sino tambi¨¦n diversas incursiones hist¨®ricas laterales, que nos pueden acercar a Annibale Carracci o al holand¨¦s Ter Borch. De manera que el visitante se encuentra rodeado de un conjunto de cuadros espl¨¦ndidos, pero que le remiten a muy diversos problemas, que enriquecer¨¢n, desde el punto de vista cultura y formal, su comprensi¨®n de la historia del arte occidental.
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