Un caos bajo el agua
La lluvia y el granizo paralizan una hora la competici¨®n y destapan muchos fallos
Y, de repente, el cielo de Madrid se abri¨®, se torn¨® gris oscuro y empez¨® a arrojar con violencia agua y granizo. No se trataba del Apocalipsis, sino de una violenta tormenta que suspendi¨® ayer, a las siete de la tarde y durante cerca de una hora, la Copa del Mundo.
'Ten¨ªa ya los tacos puestos y he tenido que salir de all¨ª escopetada. Ha sido un aut¨¦ntico caos, con todos los atletas corriendo a buscar refugio', describ¨ªa Beatriz Montero, la joven participante espa?ola en la prueba de los 400 metros vallas. Ella se encontraba ya en la pista y, sin esperar a que sonara el estampido de la pistola, empez¨® su veloz carrera hac¨ªa una sala. 'Nos han tenido casi media hora encerradas en ella', dec¨ªa al tiempo que subrayaba: 'Esto te descentra un mont¨®n'.
Las pertiguistas femeninas fueron sorprendidas a mitad de su concurso y tambi¨¦n huyeron de aquel vendaval de agua y cubitos de hielo. La gente, en las gradas, se amonton¨® en las zonas cubiertas, los voluntarios de la organizaci¨®n corr¨ªan como pollos sin cabeza y los ordenadores y las televisiones dispuestas para la prensa empezaron a apagarse y echar chispas.
'Nos hab¨ªan asegurado desde el servicio meteorol¨®gico que llover¨ªa el lunes y el martes, pero que el viernes har¨ªa un d¨ªa estupendo', dijo la portavoz de la organizaci¨®n, Carmen Tarrafeta.
Pero no fue la falta de previsi¨®n climatol¨®gica el ¨²nico fallo organizativo. Hubo m¨¢s, como, por ejemplo, los montones de cables sueltos por los pasillos; o el sistema de seguridad, que ped¨ªa a la gente que abriese sus bolsas sin ofrecerles ning¨²n lugar para apoyarlas, o la falta de coordinaci¨®n de los guardias del aparcamiento, que desconoc¨ªan d¨®nde se pod¨ªa aparcar y d¨®nde no; o la rotura de las l¨ªneas telef¨®nicas, que explicaba un operario echando balones fuera y asegurando que era cosa de Telef¨®nica.
Mientras tanto, el campe¨®n europeo de los 10.000 metros, el espa?ol Chema Mart¨ªnez, saltaba de grada en grada perdido en un laberinto al tratar de saludar a unos amigos. Al menos, no le hab¨ªa sorprendido la tempestad en el intento.
El comit¨¦ organizador no estim¨® oportuno explicar el porqu¨¦ del caos.
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