La Vuelta se tropieza con el infierno
Llega el Angliru, tras una etapa marcada por una ca¨ªda que afect¨® a m¨¢s de 60 corredores
Hay infierno. Y hay infierno.
Est¨¢ la ascensi¨®n al Angliru (13 kil¨®metros al 10,13%), el paso m¨¢s duro del ciclismo, el lugar l¨ªmite. El lugar donde casi todo est¨¢ permitido. Casi todo. No todo. Un ciclista no se baja de la bici. Es su orgullo. Es lo ¨²ltimo que se les pasa por la cabeza cuando est¨¢n que no pueden m¨¢s, bajarse, echarse la bici al hombro y continuar andando. Antes prefieren hacer trampas, agarrarse a un coche, a una moto, pedir un empuj¨®n al aficionado compasivo. Pero eso no son formas de enfrentarse al desaf¨ªo. 'No al Angliru', dice Juan Antonio Flecha, ciclista del iBanesto.com, corredor de equipo que puede permitirse, quiz¨¢s, el lujo de encontrarle el lado po¨¦tico a eso tan prosaico que es el sudor, la incapacidad, los 900 metros de la Cue?a les Cabres, 300 pedaladas de 3 metros cada una, un desarrollo de ni?os, a 30 pedaladas por minuto, y aun as¨ª con dolor, clavado en el tramo ese tan m¨ªtico del 23,6%. A?ade Flecha: 'El Angliru es especial. Es una oportunidad para ponerte a prueba, luchar contra uno mismo. El Angliru es irreal. Es llegar a la zona m¨¢s dura, la que comienza a siete kil¨®metros de la cima y es cruzar como una puerta invisible. Eso es el infierno. Entras en un mundo de niebla, est¨¢s rodeado de gente, percibes los empujones, oyes resoplidos, todo a tu alrededor es alboroto, pero est¨¢s solo. M¨¢s solo que nunca. Con un ¨²nico aliado, la mente. Est¨¢s rodeado de p¨²blico, de gente que ha ido s¨®lo por verte sufrir, espera nuestro sufrimiento, no espera demostraciones t¨¢cticas ni estrat¨¦gicas. La inteligencia no existe. Est¨¢s solo y eres ego¨ªsta. Pedaleas por ti mismo, para demostrarte que puedes. Entonces, all¨ª, no corres para ganar, s¨®lo buscas tu satisfacci¨®n, puedes con la situaci¨®n adversa, te sientes fuerte. Te sientes un alpinista. Sientes la satisfacci¨®n de haber subido, sin m¨¢s. Y tu premio es ese rayo de sol que ves al final, en la explanada donde todo termina, donde se acaba el infierno. Mientras lo atraviese, mi mente s¨®lo pensar¨¢ en ese rayo de sol'.
Vuelta 2002| 14
Santander-Gij¨®n, 190 kms. ETAPA 1. S. Smetanin (Jazztel), 4h 17m 23s 2. O. Laguna (Relax), a 1m 57s 3. A. Furlan (Alessio), 2,39s. 4. E. Zabel (Telekom), m.t. 1. O. Sevilla (Kelme), 50h 11m 24s 2. A. Gonz¨¢lez (Kelme), a 1s 3. R. Heras (US Postal), a 1m 42s 4. I. Mayo (Euskaltel), a 2m 4s ETAPA DE HOY Gijj¨®n-Alto de El Angliru, 176 kms. ETAPA DE MA?ANA Descanso
Hay otro infierno ciclista, otro terror que no admite poes¨ªa, s¨®lo sangre y crujir de huesos. Algunos lo llaman montonera, lo que suena ligeramente despectivo, como si los ciclistas fueran cualquier cosa que se puede amontonar. Son las ca¨ªdas colectivas. Ayer hubo una que dej¨® a medio pelot¨®n maltrecho, a m¨¢s de 60 corredores cortados, que envi¨® a tres ciclistas a su casa, lisi¨® a una docena m¨¢s, que dej¨® a todos impotentes, con un insulto en la boca. Ocurri¨® porque una moto se puso a adelantar a otra, y al pelot¨®n, que rodaba enfilado a 70 por hora en persecuci¨®n del ruso Smetanine, al que nunca caz¨®, por una carretera estrecha. Una moto roz¨® a la otra y le arranc¨® de cuajo un espejo retrovisor. El objeto, incontrolado, sigui¨® rodando por la carretera. Un corredor esquiv¨®, otro no pudo, otro se cay¨® y fue un domin¨® vivo y gigante, horroroso. Todos los baldados apenas podr¨¢n dormir. Se ahorrar¨¢n la pesadilla de so?ar con el Angliru.
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