'El totalitarismo es una planta ex¨®tica y venenosa, sumamente rara y peligrosa'
Vlad¨ªmir Sorokin es una de las figuras centrales de la literatura moderna rusa y, al mismo tiempo, el autor contempor¨¢neo m¨¢s l¨²dico. Es autor de obras de teatro, novelas y de guiones cinematogr¨¢ficos. Al celebrarse el a?o pasado el d¨¦cimo aniversario de la concesi¨®n del Premio Booker ruso, Sorokin fue elegido por votaci¨®n como el autor m¨¢s popular de todos los que hab¨ªan recibido el premio o se hab¨ªan quedado finalistas, como era ¨¦ste su caso.
El literato se ha topado con los defensores de la moral tradicional, que han logrado procesarlo por 'pornograf¨ªa' con ayuda de la Fiscal¨ªa del Estado y oscuras conexiones en el Kremlin.
Avanzando Juntos, un grupo juvenil neoconservador tan oportunista como ¨¢vido de publicidad, ha iniciado la caza de brujas. El pretexto ha sido una escena de El tocino azul en la que Stalin y Jruschov protagonizan un acto homosexual sadomasoquista. En la plaza frente al teatro Bolsh¨®i, los militantes de Avanzando Juntos echaron las obras de Sorokin en un gigantesco retrete de cart¨®n y las rociaron de lej¨ªa. La impunidad con la que transcurri¨® este acto evocador de las piras de libros organizadas por los nazis ha hecho que el escritor pase a la ofensiva. Sorokin se ha querellado contra sus perseguidores. 'No es ni una broma ni una farsa, sino un globo sonda para golpear a la cultura', afirma, mientras su perro, Sava, brinca sobre los sof¨¢s y lame tanto a entrevistado como a entrevistadores. Un ¨²nico dibujo suyo cuelga en su despacho: una atractiva oficial nazi descansa desnuda en una hamaca.
'Muchos rusos han sustituido su Lada por un Mercedes y veranean en Canarias en lugar de Crimea, pero su mentalidad
'Rusia es un gran oso, que duerme la mayor parte del tiempo. Cuando se despierta, hay revoluciones, guerras y reformas sociales con millones de v¨ªctimas'
'Digo que no soy escritor porque en la tradici¨®n rusa el escritor es maestro, profeta y disidente, tres componentes ajenos a m¨ª. Por eso soy un literato'
'Los personajes de mi novela 'Norma' comen mierda. Y entonces decid¨ª probarla. Un poquit¨ªn. El prejuicio se basa en el olor; por s¨ª sola es tierra, simple arcilla'
Pregunta. ?Qu¨¦ opina de las acusaciones de pornograf¨ªa que se le hacen?
Respuesta. Hace tiempo, cuando Lolita estaba prohibida aqu¨ª y yo no la hab¨ªa le¨ªdo, le pregunt¨¦ a un conocido de qu¨¦ iba aquel libro de Nab¨®kov. Se limit¨® a decir que era una novela porno sobre la seducci¨®n de una escolar por un profesor. Las acusaciones de pornograf¨ªa contra El tocino azul son tan est¨²pidas como el comentario de mi conocido. Pero creo que a Avanzando Juntos la pornograf¨ªa como tal no le interesa. Golpean a un escritor de actualidad y persiguen sus propios fines de hacer carrera. Otra cosa es que la Fiscal¨ªa del Estado haya abierto un expediente. Me parece vergonzoso para la fiscal¨ªa y humillante para la literatura y el escritor. Lo peor es que no se trata de una broma ni de una farsa. Sin apoyos en el Kremlin, Avanzando Juntos no se comportar¨ªa de modo tan insolente y libre. No s¨¦ qui¨¦n les respalda en concreto, pero cuando se manifestaron contra m¨ª, un conocido que pasaba casualmente frente al Bolsh¨®i vio que los polic¨ªas proteg¨ªan aquel acto totalmente fascista, en el que mis libros eran destruidos, pisoteados, descuajaringados, echados al retrete de cart¨®n y rociados con lej¨ªa. Y despu¨¦s se abri¨® un proceso criminal, pero no contra ellos, sino contra el escritor al que estaban destruyendo. Es triste.
P. ?Se puede distinguir entre pornograf¨ªa y arte?
R. La pornograf¨ªa y la literatura son cosas completamente distintas. La pornograf¨ªa es, ante todo, imagen, y, ante una imagen pornogr¨¢fica de una copulaci¨®n, un chino, un campesino siberiano, un norteamericano o un espa?ol ver¨¢n que se trata de un coito. Pero si usted describe esa acci¨®n en una obra literaria, no todos comprender¨¢n su significado, porque en la literatura no existe un lenguaje universal para describir el cuerpo en general, los ¨®rganos sexuales o el coito. En la literatura, para m¨ª, por definici¨®n, no puede existir pornograf¨ªa. Si le muestran por televisi¨®n un primer plano de los ¨®rganos sexuales y el falo entra en la vagina, se trata de pornograf¨ªa siempre y cuando no haya nada m¨¢s que eso, si eso no es parte de una pel¨ªcula de argumento, etc¨¦tera. La imagen es clara y comprensible por todos, pero la literatura es algo m¨¢s complejo.
P. En esta ¨¦poca de globalizaci¨®n, ?cree usted en la existencia de una vanguardia cultural mundial? Si existe, ?qu¨¦ lugar ocupa la literatura rusa en ella?
R. Hoy no existe vanguardia alguna. En la literatura se vive una especie de siesta. Es decir, no hay avances deslumbrantes. Pero nuestra tradici¨®n literaria evoluciona de forma algo diferente a la literatura occidental. Imag¨ªnese que Rusia es un gran oso, que duerme la mayor parte del tiempo. Cuando se despierta por un rato, hay revoluciones, guerras y reformas sociales con millones de v¨ªctimas. Pero cuando duerme, entonces sue?a, y esos sue?os son la literatura rusa. Es interesante que en Rusia no se haya escrito ninguna gran novela durante una revoluci¨®n, guerra o perestroika. Todo se escribe antes o despu¨¦s. Incluso Tolst¨®i escribi¨® Guerra y paz a los 50 a?os de la guerra contra Napeole¨®n. El oso simboliza el inconsciente colectivo. Los sue?os de la sociedad rusa tienen lugar en ¨¦pocas de marasmo pol¨ªtico, cuando no sucede nada. Pero la literatura se torna innecesaria cuando suceden cosas. En los ¨²ltimos 10 a?os se ha hablado poco de literatura. S¨®lo ahora, a comienzos de a?o, la sociedad y el poder han vuelto a abordarla. En tiempos de Yeltsin no se pod¨ªan ni imaginar campa?as como las que ha iniciado Avanzando Juntos. La literatura y los escritores no interesaban a nadie. Y ahora, cuando la sociedad -el oso- se est¨¢ quedando dormida, esos j¨®venes imb¨¦ciles notan que el escritor nuevamente es actual, que la literatura vuelve a cobrar vida. El escritor es actual porque va en contra, porque irrita, porque destruye los tab¨²es, porque influye en la juventud de una forma que no gusta a Avanzando Juntos ni a las autoridades. ?ste es el eterno problema del escritor ruso. Como Cristo, Tolst¨®i tambi¨¦n predicaba el bien y la actitud no violenta ante el mal. Pero la Iglesia le excomulg¨® porque le hac¨ªa la competencia.
P. El totalitarismo es uno de sus grandes temas, ?por qu¨¦ le interesa tanto?
R. Porque es como una planta ex¨®tica y venenosa. Florece por lo menos cada mil a?os, es sumamente rara y peligrosa, por lo que ser¨ªa mejor examinarla a trav¨¦s de un cristal. El totalitarismo es un fen¨®meno extraordinario: decenas de millones de personas de pronto se unen en torno a una idea com¨²n y, digamos, comienzan a vivir juntos. Sucede muy rara vez en la historia. Por eso este fen¨®meno me interesa como escritor y como soci¨®logo, aunque es muy dif¨ªcil acabar con ¨¦l. Para ello hay que cambiar la mentalidad. En Rusia, muchos han sustituido su Lada por un Mercedes y veranean en las Canarias en lugar de en Crimea, pero su mentalidad sigue siendo la misma. Y esto puede durar mucho a¨²n.
P. ?Se imagina usted que en Alemania o en Espa?a se escribiera una escena como la que usted describe en El tocino azul, en la que, en lugar de Jruschov sodomizando a Stalin, Rommel se tirara a Hitler o Carrero Blanco a Franco?
R. Los alemanes quiz¨¢ podr¨ªan escribir una cosa as¨ª, aunque yo no he le¨ªdo nada parecido. Pero tienen un gran complejo sobre el fascismo y consideran que no se debe bromear sobre ese tema; creo que, en realidad, se trata de un complejo de derrota. En cuanto a Espa?a, no lo s¨¦, no la conozco. Pero volviendo a Jruschov y Stalin, ?por qu¨¦ no pueden ser amantes? Al fin y al cabo, se pasaron la vida esclareciendo sus relaciones, que, a mi juicio, eran sado-maso, pero sin amor, sin relaciones sexuales; yo simplemente les ayud¨¦ en este aspecto. Tal vez las viejas que destrozaron mi libro estaban enojadas porque el gran Stalin hac¨ªa el amor con el est¨²pido de Jruschov, pero hubieran estado contentas si su pareja hubiera sido Lenin.
P. Usted ha dicho que no se considera un escritor. ?Sigue pens¨¢ndolo?
R. Digo que no soy escritor, porque en la tradici¨®n rusa el escritor es maestro, profeta y disidente. Estos tres componentes son ajenos a m¨ª. No soy maestro, porque considero que la literatura no ense?a nada. El que algo le resulte a uno en el papel no significa que sepa m¨¢s que otros. No soy profeta y, a diferencia de Solzhenitsin, nunca dar¨¦ absurdos consejos para arreglar Rusia. Y no soy disidente porque no tengo convicciones pol¨ªticas. Me da exactamente igual qui¨¦n gobierne el pa¨ªs. Rusia es mucho m¨¢s que sus gobernantes. Por eso no me gusta calificarme como escritor. Soy un literato.
P. ?Qu¨¦ piensa de Solzhenitsin?
R. Archipi¨¦lago Gulag es un gran libro, es la ¨¦pica de los campos estalinianos, aunque en la descripci¨®n de los campos me es m¨¢s cercano Varlam Shal¨¢mov, porque no tiene ning¨²n componente pol¨ªtico. Para ¨¦l lo importante es la persona misma y lo que le sucede cuando hay que trabajar a 50 grados bajo cero. Jam¨¢s perdonar¨¦ a Solzhenitsin que utilizara la literatura como un arma para luchar contra el poder sovi¨¦tico. Indudablemente, es un brillante ensayista, con una mente matem¨¢tica, pero como artista es mucho menos. Sus novelas -En el primer c¨ªrculo, Pabell¨®n de c¨¢ncer- son realismo socialista al rev¨¦s y est¨¢n muy relacionadas con la ¨¦poca en la que surgieron. Esas novelas se fueron junto con esa ¨¦poca porque la literatura que lucha contra el presente no es duradera.
P. ?Qu¨¦ papel tiene el cine en su producci¨®n literaria?
R. Tengo el cine en mi mente desde la infancia. De ni?o sufr¨ª un grave trauma cerebral al deslizarme entre la mesa de trabajo de mi padre y un radiador de calefacci¨®n. Resbal¨¦ y qued¨¦ colgando de un afilado hierro que me perfor¨® la cabeza. Perd¨ª el conocimiento y, despu¨¦s, comenc¨¦ a ver cuadros deslumbrantes y mis fantas¨ªas se convirtieron en visiones. Esto se ha mantenido a lo largo de mi vida, y esto es cine. Con mis novelas me pasa lo mismo: las veo. Seguramente por eso me convert¨ª en escritor. El cine tiene mucha fuerza y puede provocar fuertes emociones con medios muy sencillos. Lo siento como algo muy cercano a m¨ª. Me gusta que me muestren lo que no existe. Para m¨ª, el cine es m¨¢s que la literatura. En mis dos ¨²ltimas novelas, El tocino azul y El hielo, he utilizado la experiencia cinematogr¨¢fica adquirida cuando escrib¨ª los guiones de Mosc¨² y Kopeika, junto con sus directores.
P. Usted est¨¢ probando cosas nuevas constantemente.
R. No deseo repetirme. Todos mis libros est¨¢n escritos en estilos diferentes. Estoy en movimiento y trato de trabajar con el material que me interesa. Ahora me interesa explorar la cultura de masas. Creo que ah¨ª est¨¢ la vida hoy. Lo m¨¢s muerto me parece ahora que es el underground, aunque hace 15 a?os era al rev¨¦s, era lo m¨¢s vivo. Pero en la cultura no hay nada constante, todo cambia. Quiero investigar d¨®nde est¨¢ la carne cultural viva y no juntarme con los onanistas culturales. No voy a los caf¨¦s literarios porque no me interesan; en cambio, siento curiosidad por los lugares frecuentados por bandidos, prostitutas, traficantes de drogas o por la gente del cine. He cambiado, pero el aumento del n¨²mero de mis lectores ha sido un resultado que no me hab¨ªa propuesto. Para m¨ª, escribir es una terapia y me ayuda mucho. Sin literatura no s¨¦ lo que har¨ªa.
P. Usted ha dicho haber probado los excrementos de sus hijas y los suyos propios, ?podr¨ªa precisar en qu¨¦ circunstancia?
R. Los personajes de mi novela Norma comen mierda, y cuando la escrib¨ªa pens¨¦ mucho en este mito. Me preguntaba qu¨¦ significaba comer mierda y por qu¨¦ ese producto tiene un mito tan grande. Y entonces decid¨ª probarla. Un poquit¨ªn. Y comprend¨ª que el mito se basa s¨®lo en el olor. La mierda por s¨ª sola es tierra, simple arcilla. Creo que actu¨¦ debidamente, como investigador. Comprend¨ª la naturaleza de la mierda. La mierda es una cosa muerta, as¨ª es que yo no transgred¨ª nada al probar un poco. Sin embargo, no probar¨ªa la carne humana -aunque en un relato describo el banquete que se dan unos terratenientes asando viva a una muchacha que despu¨¦s se comen-, porque causar¨ªa dolor a la persona en cuesti¨®n.
P. ?Qu¨¦ opina de Europa?
R. Me gusta Europa, pero no puedo vivir largo tiempo all¨ª. Necesito mi idioma, el absurdo ruso, la vida rusa en general. Estoy muy ligado a Rusia, no podr¨ªa emigrar. Somos distintos: en la vida rusa no hay presente; hay pasado y futuro, y uno hace equilibrios entre ellos. En cambio, en Occidente yo dir¨ªa que hay s¨®lo presente, sin pasado ni futuro. Para la gente, lo m¨¢s importante es vivir el d¨ªa de hoy. Al menos, as¨ª lo percibo yo.
P. ?Cu¨¢l es el tema de la ¨®pera que escribe para el teatro Bolsh¨®i?
R. Cinco compositores -Wagner, Mozart, Verdi, Mussorgski y Chaikovski- fueron clonados en la ¨¦poca sovi¨¦tica en el marco de un proyecto financiado por el Estado. Cuando se desintegr¨® la URSS se acab¨® el dinero, as¨ª que el proyecto fue abandonado, y los m¨²sicos, echados a la calle. En nuestra ¨®pera los clones viven como vagabundos y se ven obligados a tocar en las estaciones y cantar en los trenes de cercan¨ªa o en los pasos subterr¨¢neos de Mosc¨². Una verdadera tragedia.
Un marqu¨¦s De Sade ruso
VLAD?MIR SOROKIN TIENE 47 a?os. Tras estudiar ingenier¨ªa petroqu¨ªmica, este marqu¨¦s De Sade ruso inici¨® su carrera creativa ilustrando libros. Su primera novela, La Cola, publicada en 1985, es, como El amor n¨²mero 30 de Marina y Norma, un producto de fines de la ¨¦poca sovi¨¦tica. En Rom¨¢n (1994), Sorokin se apoder¨® del estilo de los cl¨¢sicos rusos, pero s¨®lo para destruir la novela como g¨¦nero (rom¨¢n en ruso). Su obra m¨¢s escandalosa es El tocino azul (1999), una disparatada aventura que se inicia en un tiempo futuro y en una Rusia fuertemente achinada. En ella, Stalin, Jruschov y Hitler compiten en pos de la inmortalidad. El secreto est¨¢ en el tocino azul, un extracto de grasa de intelectuales, que la secta de los Folladores de la Tierra transporta a trav¨¦s del tiempo. Sorokin es autor de piezas de teatro y de cuatro guiones cinematogr¨¢ficos, dos de los cuales han sido llevados a la pantalla: Mosc¨², una sugerente cinta sobre la vida de una ciudad peligrosa y apasionante en la incierta d¨¦cada de los noventa, y Kopeika, la divertida historia del primer autom¨®vil utilitario familiar sovi¨¦tico. Sorokin, que ha pasado largas temporadas impartiendo conferencias en Berl¨ªn y en Jap¨®n, confiesa no poder vivir sin el absurdo mundo ruso.
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