Furia adolescente
En menos de medio a?o, el donostiarra ?lex Ubago se ha convertido en uno de los ¨ªdolos de las adolescentes espa?olas con m¨¢s pinta de continuar en el futuro. Le avalan sus canciones, que son eso: suyas. Este dato es revelador.
La invasi¨®n ¨²ltima de artistas cl¨®nicos, sin m¨¢s personalidad que la de abandonarse a un productor o a una academia para que elija su repertorio y hasta su forma de vestir, est¨¢ sirviendo para que propuestas como la de Alex Ubago resulten interesantes entre los que buscan en la m¨²sica algo m¨¢s que una cara bonita y una espectacular campa?a de mercadotecnia.
Ubago acud¨ªa el viernes a La Riviera a reivindicar su papel de cantautor tierno que crea sus propias canciones de sublimaci¨®n del amor para encandilar a jovencitas. Curiosa paradoja, muchas de ellas se quedaron en la puerta con la entrada en la mano porque no llegaban a los 18 a?os que marca la ley para acceder a recintos donde se sirve alcohol. La ley, aunque contradictoria, no es nueva y la advertencia figura en el tique, pero con una letra infinitamente peque?a. La furia adolescente se desat¨® a las puertas del local, pues las afectadas aseguraban que cuando hab¨ªan adquirido el tique por tel¨¦fono o Internet nadie les hab¨ªa advertido nada de la edad.
?lex Ubago
?lex Ubago: Voz y guitarra; Paul Sanmart¨ªn: Teclados; Xavi Mendiluce y Marko Ganuza: Guitarras; Karlos Aranzegui: Bater¨ªa; Sergio Taboada: Bajo. La Riviera (Madrid), 20 de septiembre.
La que se desat¨® dentro era de otro tipo. Alex Ubago, aunque se le ve resuelto y con tablas (no en vano, a pesar de su corta carrera este verano no ha parado de actuar), sigue haciendo valer esa actitud t¨ªmida e incluso sosa que levanta pasiones. Ser¨¢ por el instinto femenino de dar protecci¨®n al desvalido, pero sus fans literalmente se lo comen.
Es otra contradicci¨®n: ¨¦l, suave en maneras, blandito en los textos, sosito en los saludos, obvio en las referencias; ellas, exaltadas, gritonas ante cada una de las canciones que cantan de principio a fin, enfurecidas cuando el ¨ªdolo empieza a anunciar que el concierto est¨¢ acabando, af¨®nicas y agitadas cuando enfilan la puerta de salida.
Alex s¨®lo tiene un disco, ?Qu¨¦ pides t¨²?, con el que sujetar su recital, as¨ª que para llegar a la hora y media estrena una canci¨®n, Temor a soledad, y recrea Dulce condena, de Los Rodr¨ªguez. Esta era la ¨²nica canci¨®n que no coreaban sus fans y ahora se desga?itan. La furia de sus seguidoras debe dar aliento y confianza a Alex Ubago, pero debe contenerse para no exigir m¨¢s que el artista crezca paso a paso, y que su futuro se construya en serio sobre una buena base.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.