La campi?a se rebela contra Blair
Cientos de miles de personas marchan en Londres en favor de la caza del zorro
J¨®venes con c¨¢ndido aspecto ecologista, mucha mujer madura, caballeros de reaccionario ali?o y desde?osa mirada, muchos ni?os, y muchas botas, muchos bastones, mucho Barbour, mucho sombrero, mucha americana de buen pa?o con anticuados cuadros, mucho chaleco de grueso forro verde a rombos. El campo ingl¨¦s, con sus lores, sus latifundistas, sus gentes humildes, sus agravios y sus esperanzas, tom¨® ayer las calles del centro de Londres. M¨¢s de 400.000 manifestantes invadieron el coraz¨®n de la capital en una marcha contradictoria, festiva y pac¨ªfica en la que gentes genuinamente preocupadas por su futuro compart¨ªan el asfalto con se?ores cargados de altaner¨ªa y dinero, poderosos terratenientes que se daban el gusto de sumarse a la mayor protesta civil que ha vivido el pa¨ªs en m¨¢s de 150 a?os.
Carlos de Inglaterra: 'Los granjeros est¨¢n siendo peor tratados que los negros o los homosexuales'
Una marcha emocionante, pero con un inconfundible aroma a rancio. Cuando medio Gobierno conservador en la sombra se echa a la calle, cuando los elitistas clubes del Pall Mall abren sus puertas a la turba, el sentido com¨²n dice que algo pasa, que algo no encaja.
Y lo que no encajaba ayer es que hab¨ªa demasiada disparidad. Unos, bajo el lema 'libertad', ped¨ªan seguir cazando el zorro a caballo y con lebreles. Otros, reunidos con la consigna 'supervivencia', ten¨ªan demandas m¨¢s prosaicas, aunque igualmente nacionalistas. Los cazadores, concentrados en una esquina de Hyde Park, atravesaron el Londres rico de Mayfair, Piccadilly, Pall Mall, hasta converger en Trafalgar con los agricultores y marchar todos juntos a trav¨¦s de Whitehall, la zona de los ministerios, del Gobierno, para acabar frente al Parlamento. Todo eran s¨ªmbolos en un recorrido nada improvisado.
La marcha constituye un serio aviso para el Gobierno, que intent¨® parecer tranquilo en los d¨ªas previos a la convocatoria. 'Un poco de guerra de clases en v¨ªsperas de la conferencia del Partido Laborista siempre viene bien para identificar con claridad al enemigo', aireaban algunos voceros del laborismo.
Pero el ¨¦xito de la marcha ha superado todas las expectativas y no es una buena noticia para Tony Blair. El gent¨ªo de ayer parece abrir las puertas a un compromiso en el Parlamento para que la caza del zorro, una pr¨¢ctica que los defensores de los animales consideran extraordinariamente cruel, sea prohibida como norma general, pero tolerada en muchas zonas del pa¨ªs.
Y constituye tambi¨¦n un aviso al Gobierno porque revela hasta qu¨¦ punto se siente desgraciada y marginada la poblaci¨®n rural. Algunos aconsejan a los campesinos que en vez de combatir al Gobierno se al¨ªen con ¨¦l para defender la entrada en el euro, lo que les permitir¨ªa abaratar sus productos frente a los competidores continentales. Pero las dos plagas consecutivas de las vacas locas, primero, y la fiebre aftosa, despu¨¦s, han dejado sin aliento a la campi?a brit¨¢nica en un pa¨ªs cada d¨ªa m¨¢s sumido en la vor¨¢gine de lo intangible: los servicios y las finanzas.
Ayer no hubo incidentes, pero creci¨® la eterna fractura entre el campo y la ciudad. El pr¨ªncipe Carlos, amante siempre de lo rural, puso su granito de arena a la crispaci¨®n con una carta al primer ministro en la que dice compartir el sentimiento de los campesinos de que est¨¢n siendo peor tratados como grupo que si fueran 'negros o gays'.
Sin embargo, a Carlos no le va mal como beneficiario del Ducado de Cornwall, que agrupa el grueso de los negocios del heredero. El ducado explota 51.000 hect¨¢reas en 22 condados, con 200 granjas y propiedades, adem¨¢s de inversiones en acciones, que en el a?o 2000 le produjeron unos beneficios de casi 11 millones de euros. Y mientras los gays pagan impuestos descomunales para heredar de su pareja, la familia real brit¨¢nica sigue acogi¨¦ndose al derecho de no pagar ni una libra, como ha ocurrido este mismo a?o al heredar Isabel II las propiedades de la reina madre.
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