Contrastes en La Habana
La antigua Casa de Ba?os ubicada en el Paseo Nuevo, hoy sede de la SFG, se ha sumado a la sabrosa oferta cultural que ofrece este septiembre la capital donostiarra con una exposici¨®n del ingl¨¦s Kevin R. Adlard, un autor de reconocido prestigio internacional. Sus trabajos han recorrido numerosos pa¨ªses y han recopilado distintos premios y galardones.
Considerado uno de los m¨¢s importantes fot¨®grafos del Reino Unido, en 1990 fue admitido en la Real Sociedad Fotogr¨¢fica de Gran Breta?a. Sus trabajos, de la mayor variedad, pueden abarcar desde los imaginarios m¨¢s atrevidos hasta la documentaci¨®n m¨¢s estricta. Ahora presenta un curioso relato sobre Cuba, centrado especialmente en La Habana y su periferia. Trata las situaciones con que ha topado unas en color y otras en blanco y negro. Es una oferta de c¨®digos personales para entender el sujeto tal y como considera menester, aunque se corre el riesgo de confundir al espectador.
Algo tienen las gentes y paisajes urbanos o naturales de la perla del Caribe que atraen la mirada de los fot¨®grafos de cualquier parte del mundo. Poseen el exotismo del tr¨®pico, el encanto del mestizaje de razas, el ritmo envolvente de su m¨²sica y una entra?able vocaci¨®n hacia la tertulia callejera. Adlard ha plasmado todas sus impresiones en tres grandes l¨ªneas de trabajo: ambientes, personajes y coches. En el primer ¨¢mbito, nos describe los contrastes que encuentra dentro de la ciudad. Aunque el recurso m¨¢s c¨®modo es volcarse en los exteriores, nuestro autor se ha esforzado en plasmar lo que ocurre dentro de las casas. Escenas llenas de vitalidad y esperanza contrastan con los edificios destartalados, que a veces resulta dif¨ªcil imaginar habitados.
En el apartado de personajes se cruzan negros, blancos, mulatos o cuarterones. Es un arco iris de colores y a la vez todo un tratado de m¨ªmica donde se argumenta con innumerables gestos y posturas. La calidad de esta materia prima, as¨ª como la intenci¨®n, la b¨²squeda del punto de vista m¨¢s adecuado y, sin duda, la depurada t¨¦cnica del autor hacen de los retratos aut¨¦nticos poemas. El tema de los coches, aspecto un tanto recurrente en las fotograf¨ªas que llegan de Cuba, tiene un tratamiento que no deja de resultar peculiar. Las tomas se han realizado con un gran angular por lo que consigue exagerar las formas y los veh¨ªculos se dotan de unas aparatosas curvas que les dotan de un grado de sensualidad concordante con la tierra por donde circulan.
En su conjunto, la exposici¨®n supone un reportaje que trata de mostrar una generosa panor¨¢mica de La Habana, pero adentr¨¢ndose en los detalles, sin olvidar las contradicciones existentes o las composiciones que puedan resultar chocantes. As¨ª se ve en la exuberante ampulosidad de un coche tomado en un primer plano frontal que, representando un esplendor del pasado, se encuadra en un contexto de ruina urbana. Con ello se ofrece un toque de intriga corrosiva. Adem¨¢s, se resalta el ambiente con los profundos negros de un selecto positivado cuyo radical contraste ofrece al marco general unos cielos de aspecto tormentoso que resaltan a¨²n m¨¢s (por si era poco) la intenci¨®n dram¨¢tica.
El inter¨¦s de la muestra fotogr¨¢fica se ve realzado por el marco donde se ubica. Es un espacio bien iluminado y, aunque, sin lugar a dudas, podr¨ªa afinarse todav¨ªa un poco m¨¢s (as¨ª lo se?alaban algunos espectadores exigentes durante mi visita), las im¨¢genes se aprecian correctamente, sin que interfieran en su visionado sombras o reflejos improcedentes. M¨¢s preocupan los escasos detalles que se ofrecen del autor en el d¨ªptico que se publica por cada una de las muestras. En algunos casos pueden encontrarse referencias en Internet, pero no siempre ocurre as¨ª. Ser¨ªa preferible incorporar breves notas biograf¨ªas para mejor comprender las realizaciones presentadas mensualmente.
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