?En el final del t¨²nel?
Est¨¢n mal las cosas para quienes vivimos en este rinc¨®n de Europa. Si ya lo estaban con los asesinatos y el virus totalitario incrustado en un sector de la poblaci¨®n, si lo estaban por el desgobierno en el que estamos instalados (un gobierno que se dedica a hacer filosof¨ªa, en lugar de carreteras; d¨¦jese esa labor a 'intelectuales' y partido), si estaban mal las cosas, digo, ahora lo est¨¢n a¨²n m¨¢s. La disputa jur¨ªdica en la que se han enzarzado las instituciones lo envilece todo.
Miel sobre hojuelas, piensan en Batasuna. Conseguimos en su d¨ªa, deben pensar, 'socializar la violencia', introdujimos el caos institucional y gubernativo tras los 'coqueteos' de Lizarra con el Gobierno vasco (que sigue semi-cautivo de todo aquello con su programa de superaci¨®n del Estatuto, etc.). Y, ahora, legitiman nuestra opci¨®n contra el sistema ilegaliz¨¢ndonos (cuanto peor, mejor), y, con nuestras convocatorias a los nuestros a favor de los 'presos' (?presos de qui¨¦n?, pi¨¦nselo) enfrentamos a los poderes del estado: Parlamento y Gobierno vasco con los del 'Estado espa?ol'.
Uno, claro, no comparte este an¨¢lisis. Es cierto que hay un sector del PNV que quiere 'echarse al monte'. (V¨¦anse esas manifestaciones leninistas del anti-comunista Arzalluz: utilizaremos 'todos los medios', legales e ilegales, contra quienes nos amenazan desde Madrid, y convocaremos al 'pueblo' y lo sacaremos a la calle. Ene, Jesus!, debe pensar alguien, Jesus, Maria eta Jose!). Tambi¨¦n que parecen dominar ahora mismo el Partido (aunque no del todo, como en los tiempos de la Asamblea de Euskalduna). O que perduran los viejos males de la violencia y el desgobierno (?para cu¨¢ndo el AVE en el Pa¨ªs Vasco?).
Eso es cierto. A eso se le a?ade un fort¨ªsimo desprestigio institucional en el que al 'enterremos el Estatuto' , est¨¢ 'superado', ha venido a sumarse la deslegitimaci¨®n del poder judicial. ?Demandas de prevaricaci¨®n contra Garz¨®n?; ap¨¦lese a la instancia superior -piensa uno-. ?Auto judicial 'nulo de pleno derecho' en lo que toca al Parlamento vasco?; h¨¢gase la consulta correspondiente, si procede, y luego act¨²ese. (Parece que Ezker Batua, tan desconcertante siempre, va a introducir un factor de racionalidad en esto.) De momento, el desconcierto prevalece, es cierto.
Sin embargo queda un margen para la esperanza, un margen razonable. En Batasuna y ETA los ¨²ltimos actos resuenan internamente a 'canto de cisne'. Se acaba, esto se acaba, comienzan a pensar. Sus iniciativas comienzan a resultar pat¨¦ticas (v¨¦ase el chupinazo 'alternativo' en La Blanca de Vitoria). Se empiezan a ver a s¨ª mismos como esos payasos que intentan resultar graciosos mientras el p¨²blico se les est¨¢ yendo. El p¨²blico se les va. (Salvo el concernido por los presos: padres, cu?ados, etc., en relaci¨®n a quienes el gobierno de Espa?a, con el vasco, debiera actuar). Un partido ilegalizado y de borrokillas no es lo que m¨¢s seduce a un 'buen padre de familia' o a una etxekoandre. (Y vayan aqu¨ª todas las reservas con una ley de partidos hecha ad hoc. Y, a¨²n m¨¢s, con una iniciativa parlamentaria tomada en pleno agosto de modo excepcional. Por principio, debilita la democracia). Con la 'ilegalizaci¨®n' se est¨¢ produciendo un efecto cat¨¢rtico en el paisito. Resulta rid¨ªculo escuchar a la 'comisaria' en la manifestaci¨®n no celebrada en Arrasate dar goras a Euskal Herria y a Euskadi ta Askatasuna, alias ETA. Lamentable.
Y en el Gobierno vasco parece que van prevaleciendo quienes eligen una v¨ªa razonable. Balza -aparte de pol¨¦micas- apuesta por el estado de derecho. Joseba Azkarraga, EA, le secunda (contra Larreina). La vicelehendakari, Idoia Zenarruzabeitia, declara que todos los pasos del Gobierno vasco se dar¨¢n 'sin poner en riesgo la seguridad jur¨ªdica (...), sin trasladar innecesariamente supuestos conflictos con el Gobierno espa?ol, con el pleno respeto a los marcos construidos hasta ahora y evitando huidas hacia delante'. Tambi¨¦n el PP ha evitado llevar aquella resoluci¨®n del 'ultim¨¢tum' del Parlamento vasco al Constitucional.
?Habremos visto al fin la luz en el largo t¨²nel? Tenemos unas ganas inmensas. Este es uno de los inmensos t¨²neles construidos en la historia. Tan largos, que uno empieza a desesperar. Pero los t¨²neles tienen un final. Si no, ser¨ªan pozos ciegos. ?Cu¨¢l es nuestro caso?
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