Una carrera desigual
La carrera ya estaba lanzada hace tiempo, pero ayer empez¨® de forma oficial. No ha habido forma de evitarla, porque Sevilla, aunque leg¨ªtimamente, se ha empe?ado en seguir fuera de tiempo y de espacio. En enero, el COE decidir¨¢ cu¨¢l de las dos ciudades espa?olas -Madrid o Sevilla- aspirar¨¢ al reto de organizar en 2012 los Juegos de la XXX Olimpiada de la era moderna. Y salvo que influya la pol¨ªtica m¨¢s absurda, algo en lo que el COE ha demostrado hasta ahora no caer, y la ceguera sobre los gustos del COI al elegir, lo l¨®gico es que Madrid sea la designada.
Sevilla, perdedora ya dos veces para los Juegos de 2004 y 2008, tiene un futuro siempre mucho peor que Madrid. La cuesti¨®n no es que haya llegado la hora del relevo, sino cu¨¢l es la candidata con m¨¢s posibilidades en la carrera de verdad ante la comisi¨®n ejecutiva del COI y sus miembros.
Madrid es la capital y la ¨²nica capaz de plantar batalla a los pesos pesados que aspiran al goloso caramelo ol¨ªmpico. Sevilla, con 700.000 habitantes, no tiene el perfil de gran metr¨®poli. Su l¨ªmite estuvo en los Mundiales de atletismo de 1999 y en todos los restantes campeonatos que ha organizado, algunos reci¨¦n terminados, como los Mundiales de pirag¨¹ismo y remo. Pero por separado. Absorber unos Juegos Ol¨ªmpicos, 27 Campeonatos del mundo juntos, son palabras mayores. Palabras para Par¨ªs, San Francisco o Nueva York -las finalistas ya en Estados Unidos- y dem¨¢s ciudades de m¨¢s de dos millones de habitantes o capitales, como Madrid, que pueden dar las garant¨ªas de infraestructuras, hoteles, nombre y fuerza en cualquier elecci¨®n al m¨¢ximo nivel a estas alturas de la pel¨ªcula.
Para aspirar a los Juegos de 2004, Francia eligi¨®, en lugar de Par¨ªs, a Lille, una ciudad triste y desangelada del noreste. Fue eliminada. Tuvo que volver Par¨ªs y perdi¨® para 2008, pero dio guerra hasta el final y ser¨¢ la gran favorita europea para 2012 si se presenta. La capital es la capital, sin argumentos demag¨®gicos centralistas de ning¨²n tipo. Con mayor volumen se puede absorber m¨¢s. El gran problema de Madrid es que en Espa?a se le adelant¨® Barcelona y sus excelentes Juegos est¨¢n mucho m¨¢s cercanos para el COI -en el tiempo y en el recuerdo- que los celebrados en Par¨ªs en 1900 y 1924, por ejemplo.
Los ¨²nicos argumentos que tiene Sevilla para superar a Madrid es que ha organizado grandes competiciones en todos los deportes ol¨ªmpicos, salvo en b¨¦isbol, justamente uno de los amenazados por el COI para desaparecer del programa de los Juegos. Pero es un dato enga?oso. Madrid est¨¢ lanzada, con ilusi¨®n y apoyo econ¨®mico sobrado, recuperando el mucho terreno perdido por haber empezado demasiado tarde la carrera. De hecho, en tiempos de recesi¨®n, ninguna ciudad va a organizar en un plazo inferior a cinco a?os tantas competiciones importantes. Han pasado ya los Mundiales de gimnasia r¨ªtmica, la Copa Federaci¨®n de tenis femenino y la Copa del Mundo de atletismo, y va a seguir en octubre el torneo de tenis masculino, un Masters series, el segundo escal¨®n tras los cuatro del Grand Slam, el de m¨¢s nivel que se haya jugado jam¨¢s en Espa?a. Para el a?o pr¨®ximo ya est¨¢ concedida la fase final de la Liga Mundial de voleibol y una prueba del Super Grand Prix de atletismo, y se trata de traer los torneos preol¨ªmpicos clasificatorios para los Juegos de Atenas 2004, del mismo voleibol, hockey sobre hierba, lucha y b¨¢dminton. Y despu¨¦s estar¨¢n los Europeos de nataci¨®n en 2004 y el mes pr¨®ximo pueden caer los Mundiales de ciclismo de 2005. Y...
Pero todo ser¨¢ un simple rodaje. Madrid deber¨¢ demostrar a¨²n capacidad para el conjunto y tambi¨¦n paciencia, porque la victoria ser¨ªa casi un milagro al primer intento, y a m¨¢s -Barcelona, con peso, pele¨® en cinco-, ante rivales como cualquiera de las dos ciudades estadounidenses -a las que en la teor¨ªa de la rotaci¨®n de continentes, tras Atenas y Pek¨ªn, les corresponder¨ªa el triunfo- o incluso Par¨ªs y otras ciudades europeas. Para Sevilla, en cambio, se tratar¨ªa de un milagro completo, de un imposible. ?Y d¨®nde est¨¢ el l¨ªmite de gastos para el erario p¨²blico y privado en pos de un imposible?
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