No salieron de la trinchera
Salieron complicados los coquillas de S¨¢nchez Arjona y a la tarde les sopl¨® el viento en contra. Y, l¨®gicamente, los lidiadores, de oro y de plata, a pie o a caballo, se atrincheraron. Tampoco aquello era la guerra, aunque s¨ª una dura batalla en la que hab¨ªa que emplear los recursos propios que la lidia permite en estos casos. Mas cuando estos trances se presentan, a los j¨®venes novilleros se les amontona la faena. Acostumbrados a un toreo rutinario, el agua les llega al cuello cuando las dificultades serias se presentan. Y entonces es cuando no salen de la trinchera.
Dif¨ªcil novillada, por su mansedumbre, falta de raza, pero sobre todo porque sac¨® peligro. Un peligro sordo en los tres primeros y muy cantado en el ¨²ltimo. Para no ser menos, el de rejones salt¨® con el ojo derecho totalmente inutilizado. Su ceguera por ese lado era absoluta: no ve¨ªa ni torta. Diego Ventura cabalg¨® y cabalg¨® y, de vez en cuando, prend¨ªa alg¨²n rej¨®n o banderilla. Fue una actuaci¨®n absurda ante un novillo que nunca debi¨® salir. Un fraude, vamos.
Coquilla / Ventura, Quintana, Ram¨®n
Novillos de Coquilla de S¨¢nchez Arjona. Diego Ventura: rejonazo (oreja). Mart¨ªn Quintana: bajonazo (saludos), entera baja (ovaci¨®n). Reyes Ram¨®n: pinchazo y entera desprendida (saludos); seis pinchazos -aviso- y un descabello (pitos). Plaza de Algemes¨ª. 26 de septiembre. Sexta de feria. Lleno.
Ni Mart¨ªn Quintana ni Reyes Ram¨®n lograron lucimiento alguno. Quintana anduvo precavido con el primero. Era complicado el novillo y traicionero, tanto, que llevando un bajonazo y con derrame incluido, se levant¨® y le desgarr¨® el escroto al banderillero Javier S¨¢nchez, que trataba de apuntillarlo. Con su segundo, Quintana se esforz¨® algo m¨¢s, pero tampoco pas¨® nada. A sus dos novillos los picaron rematadamente mal, lo que acab¨® por acentuar m¨¢s sus dificultades.
Reyes Ram¨®n puso voluntad en su primero, aunque la brillantez nunca apareci¨®. El novillo que cerr¨® plaza, largo y serio adem¨¢s de astifino, reuni¨® todas las malas caracter¨ªsticas de los otros. No disimul¨® su peligro y a Ram¨®n no le gust¨®, que se lo quit¨® de encima con un trasteo por la cara y desconfiado.
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