Ilustraci¨®n magn¨¦tica
Dos a?os despu¨¦s de haber conmocionado por primera vez Alemania con su Cr¨ªtica de la raz¨®n c¨ªnica, Sloterdijk, en 1985, publica esta novela hist¨®rica, comparada a veces con El nombre de la rosa, de Eco, y que Seix Barral reedita ahora (lo hizo por primera vez en 1986), contribuyendo a la imparable ascensi¨®n de Sloterdijk en Espa?a que ha de culminar con la inminente aparici¨®n en castellano de su obra fundamental Esferas (1998). En el cap¨ªtulo tercero del primer volumen de esta brillant¨ªsima obra puede encontrar el lector de El ¨¢rbol m¨¢gico. El nacimiento del psicoan¨¢lisis en el a?o 1785. Ensayo ¨¦pico sobre la filosof¨ªa de la psicolog¨ªa, las bases te¨®rico-cient¨ªficas desde las que se pens¨® esta novela trece a?os antes.
EL ?RBOL M?GICO
Peter Sloterdijk Seix Barral. Barcelona 2002 380 p¨¢ginas. 17,50 euros
Para Sloterdijk, en efecto,
las las dos grandes formaciones inaugurales y antecesoras de la gran psicolog¨ªa profunda europea, que explosionar¨ªa hace un siglo en el n¨²mero 19 de la Berggasse de Viena con un nuevo lenguaje para el alma, son la magia er¨®tica interpersonal del neoplatonismo florentino del siglo XV -de la que es ejemplo preclaro el comentario De amore, de 1469, de Marsilio Ficino al Banquete de Plat¨®n-, y aquella corriente en boga en Francia y Alemania entre 1780 y 1850 conocida como mesmerismo -por su introductor, el m¨¦dico vien¨¦s Anton Mesmer, 1734-1815-, que basaba sus curas en la creencia en la posible conexi¨®n con un fluido universal magn¨¦tico, el magnetismo animal, y en su relativo dominio de la hipnosis, que entonces llamaban todav¨ªa sonambulismo artificial.
De esta segunda corriente inaugural de la psicolog¨ªa de la nueva era trata esta novela. El '¨¢rbol m¨¢gico' que le da t¨ªtulo es el famoso olmo del pueblecito de Buzancy, cerca de Soissons, bajo el que Amand-Marie-Jacques de Chastenet (1751-1825), marqu¨¦s de Puys¨¦gur, mesmeriano ilustre, trataba a sus pacientes, sujetos con cuerdas al ¨¢rbol y unidos unos a otros por las manos, haciendo que en ese c¨ªrculo m¨¢gico corrieran por ellos los ben¨¦ficos flujos magnetop¨¢ticos. El h¨¦roe de la novela, un joven doctor vien¨¦s, hist¨®ricamente real y sosias de Freud en la m¨¢quina del tiempo, va a Francia en el verano y oto?o de 1785 para asistir de primera mano a la gestaci¨®n de ese proceso revolucionario cient¨ªfico, y se encuentra, adem¨¢s, con uno pol¨ªtico del mismo cariz. Tanto un ambiente como otro est¨¢n espl¨¦ndida, aunque no prolijamente, dibujados en estas p¨¢ginas, que nos trasladan a diligencias, carretas de c¨®mico, posadas de camino, casas burguesas, castillos, hospitales, salones y caf¨¦s parisinos, donde flota un esp¨ªritu nuevo de los tiempos, tan alcahuete como revolucionario, tan moralista como fr¨ªvolo, tan so?ador como pr¨¢ctico, que Sloterdijk evoca con su brillantez y refinamiento acostumbrados. Uno parece realmente transportado a aquella ¨¦poca cuando en el t¨¦trico marco de la Salp¨ºtri¨¨re, por ejemplo, escucha conversar al protagonista con el marqu¨¦s de Condorcet y los doctores Marat y Guillotin.
En fin, la historia de base sirve perfectamente de veh¨ªculo a los sutiles di¨¢logos y mon¨®logos en que afloran las nuevas ideas religiosas, psicol¨®gicas, sociales, pol¨ªticas. Tiene incluso sus dosis de intriga y erotismo. Tambi¨¦n hay en ella una Marta, por ejemplo, aunque no se apellide todav¨ªa Bernays. Una novela poco novelesca, tal vez. Que quiz¨¢ no sea demasiado literaria para quien busca fantas¨ªa. Pero que, a la vez que instruye, divierte de verdad con mucho m¨¢s que pasatiempos de ficci¨®n.
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