Historias de compraventa
Perdiguero no hizo nada novedoso cuando se puso interesadamente al servicio de Heras en la ascensi¨®n a La Covatilla
Eran otros tiempos, pero eran. Cuando, cerca del final de su carrera, Sean Kelly fich¨® por un equipo espa?ol, despu¨¦s de firmar el contrato, despu¨¦s de arreglar casi todos los aspectos financieros, se dirigi¨® al patr¨®n y le pregunt¨® como si fuera lo m¨¢s normal del mundo: '?Y el dinero para comparar carreras, de d¨®nde sale, de cu¨¢nto dispongo?'. Kelly, ciclista de incomparable palmar¨¦s, compraba y vend¨ªa victorias, lo que no le quita ni un ¨¢pice de gloria. El ciclismo es el deporte de la clase trabajadora y antes que competici¨®n fue un medio de ganarse la vida. Eran los tiempos en que los ciclistas estaban mal pagados, en que muchos cracks, incluido Merckx, que no paraba de correr todo el a?o, redondeaban sus ingresos negociando victorias y derrotas en mitad de las carreras, o m¨¢s tarde, incluso a un kil¨®metro de la meta. Pero la duda no est¨¢ permitida: nadie se ha construido un historial a base de talonario, s¨®lo los m¨¢s grandes han pasado a la historia.
Tampoco es que Perdiguero descubriera el Mediterr¨¢neo lanzando a Heras hacia La Covatilla. Como dicen los veteranos del ciclismo, las negociaciones bajo cuerda, la compraventa, los acuerdos ventajosos para todas las partes dentro del pelot¨®n, siempre han existido. Siguen existiendo. Se llaman, eufem¨ªsticamente, alianzas estrat¨¦gicas, confluencias de intereses, favores debidos. 'Y no veo por qu¨¦ hay que criticar esa pr¨¢ctica', dice Manolo Saiz, director del ONCE-Eroski. 'Por el bien del equipo hay que utilizar todos los recursos'. Todos lo aceptan, y todos reconocen haber recurrido a la negociaci¨®n econ¨®mica en alguna ocasi¨®n. 'Pero siempre para comprar', recalca Javier M¨ªnguez, director del extinto Seguros Vitalicio. 'Nunca he permitido que un corredor m¨ªo se vendiera. Eso es lo ¨²ltimo'. Pero siempre que alguien compra, hay alguien que se vende.
Est¨¢ en nuestra memoria, ah¨ª cerca, el sobre que le pas¨® Perico al ruso Ivanov, el corredor que le ayud¨® interesadamente a ganar por la Sierra de Segovia la Vuelta del 89. O, m¨¢s cerca, en 1993, el sobresalto que se llev¨® Miguel Rodr¨ªguez, patr¨®n del Festina, cuando vio por televisi¨®n c¨®mo su equipo ayudaba al Banesto de Indurain para que el navarro ganara su segundo Giro. Al d¨ªa siguiente licenci¨® fulminantemente al director, el holand¨¦s Jan Giesberts. En una etapa del Tour, el 14 de julio de 1995, la conquista de Mende por Jalabert, Indurain estuvo un momento contra las cuerdas, sin equipo y atacado. Pero, de repente, empezaron a pasar por la cabeza del pelot¨®n corredores de otros equipos. Indurain no estaba solo. La fuga de Jalabert no pondr¨ªa en peligro su quinto Tour. Alguien vio aquel d¨ªa a Manolo Saiz, haciendo eslalon con su coche entre los de los dem¨¢s directores (entonces se comunicaban de ventanilla a ventanilla) preguntando a gritos: '?Cu¨¢nto os ha dado el Banesto? Yo os doy m¨¢s para que dej¨¦is de tirar'. Fue un d¨ªa de tensi¨®n. El propio Saiz debi¨® tambi¨¦n recurrir a sus artes persuasivas para salvar una situaci¨®n delicada para su equipo. Fue en la Vuelta del 96 y fue el Euskadi el equipo que ech¨® una mano a Z¨¹lle, sin equipo por un virus que debilit¨® a todo el ONCE.
Lo que hace diferente el caso Perdiguero es que el corredor madrile?o es el amigo ¨ªntimo del ciclista m¨¢s perjudicado aparentemente en La Covatilla, Aitor Gonz¨¢lez. 'Pero eso no es as¨ª. Si hablas con Aitor te dir¨¢ que no le he hecho ning¨²n mal', dijo ayer Perdi. 'Aitor y yo seguimos siendo amigos, sigo hablando con ¨¦l en todo momento. Esta ma?ana me ha vuelto a repetir lo mismo de ayer, que le hab¨ªa ido superbien'.
Del Acqua & Sapone, el equipo de Cipollini y Lombardi, s¨®lo quedan en carrera tres ciclistas, los tres espa?oles (Santos Gonz¨¢lez, Rub¨¦n Lobato y Perdi); con ellos contin¨²a un director secundario, Paolini, que no interviene para nada en carrera. Los pagos del equipo italiano tampoco son tan regulares como deber¨ªan. 'Bueno, andan con algunos retrasos', reconoce Perdi, 'pero eso pasa en el 90 por ciento de los equipos'.
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