Pol¨¦mica cuenta atr¨¢s para Zorita
Crisis en el Consejo de Seguridad Nuclear por la decisi¨®n de cerrar la central en abril de 2006
A la entrada de la central Jos¨¦ Cabrera, ubicada en el t¨¦rmino municipal de Zorita de los Canes (Guadalajara), hay una placa con esta inscripci¨®n: 'S. E. El Jefe del Estado Francisco Franco Bahamonde inaugur¨® esta Central Nuclear. Primera que inicia en nuestra Patria la era at¨®mica industrial. 12 de diciembre de 1968'.
Casi 34 a?os despu¨¦s, el pasado 13 de septiembre, cuatro de los cinco miembros del ¨®rgano decisorio del Consejo de Seguridad Nuclear acordaron proponer al Ministerio de Econom¨ªa (que se espera que d¨¦ su visto bueno antes del 15 de octubre) un paso que podr¨ªa marcar el comienzo del fin de esa era: la clausura de la planta el 30 de abril de 2006. Una cuenta atr¨¢s compleja, pol¨¦mica y con la opini¨®n p¨²blica pendiente de una cuesti¨®n clave: la seguridad.
La presidenta del CSN descalifica como fruto de un pacto pol¨ªtico el informe que pide el cierre
Las debilidades de dise?o impedir¨ªan hoy que la central recibiera permiso de construcci¨®n
La presidenta del CSN, Mar¨ªa Teresa Estevan Bolea, ex diputada popular, se abstuvo en la votaci¨®n y, abriendo una brecha sin precedentes en el Consejo, desautoriz¨® a sus consejeros: dos propuestos por el PSOE, uno por IU y otro por el PP, al igual que ella misma.
Estevan Bolea denunci¨® el pasado mi¨¦rcoles en la Comisi¨®n de Econom¨ªa del Congreso, no ya la existencia de un pacto pol¨ªtico externo al CSN, sino que este organismo regulador e independiente (s¨®lo debe rendir cuentas ante el Parlamento) se pronunciase sobre la fecha de cierre de la central. En ¨¦sa, record¨®, una competencia del Ministerio de Econom¨ªa, pero no del Consejo, cuya funci¨®n, dijo, debe limitarse a las cuestiones de seguridad nuclear y protecci¨®n radiol¨®gica. Su irritaci¨®n proced¨ªa adem¨¢s de que el informe de los cuatro consejeros modificaba sustancialmente otro previo de los t¨¦cnicos del CSN que, en la pr¨¢ctica, avalaba la extensi¨®n del funcionamiento de la central hasta 2008, tal y como pretend¨ªa la empresa propietaria, Uni¨®n Fenosa.
En cualquier caso, la suerte est¨¢ echada, y Zorita ser¨¢ la primera clausura programada de una central at¨®mica en Espa?a. El caso de Vandell¨®s 1 (Tarragona) es muy diferente, ya que su cierre vino forzado por un grave incendio ocurrido en 1989. A¨²n no ha concluido el proceso de desmantelamiento.
Despu¨¦s de Zorita, conf¨ªan organizaciones ecologistas y partidos de oposici¨®n, se producir¨¢ el cierre escalonado del resto de plantas at¨®micas, tal vez incluso antes de que vayan completando su prevista vida ¨²til (40 a?os al d¨ªa de hoy) y m¨¢s o menos en este orden: Santa Mar¨ªa de Garo?a (Burgos), en funcionamiento desde 1971; Almaraz (C¨¢ceres), cuyos dos bloques son operativos desde 1981 y 1983; Asc¨® (Tarragona), cuyas unidades producen electricidad desde 1983 y 1985; Cofrentes (Valencia), 1984; Vandell¨®s 2 (Tarragona), 1987, y Trillo (Guadalajara), 1988.
Desde el PSOE se ha llegado a insinuar que su opci¨®n, cuando recupere al poder, ser¨ªa que la ¨²ltima central cerrase en 2015, aunque esa perspectiva parece irreal. Ni siquiera el Gobierno rojiverde alem¨¢n va tan lejos, ya que traza un horizonte de 20 a?os.
Las actuales previsiones pueden verse alteradas por consideraciones t¨¦cnicas, econ¨®micas y pol¨ªticas. Aunque el PP no manifiesta a las claras su vocaci¨®n pronuclear, consciente del coste en votos que tendr¨ªa, hay fuertes indicios de que el lobby nuclear (con los compa?¨ªas el¨¦ctricas y grandes fabricantes de tecnolog¨ªa en cabeza) tiene clara influencia en el partido de Gobierno, con una aguda punta de lanza en Bruselas: la comisaria europea Loyola de Palacio.
Hay quien mete en ese grupo de presi¨®n a la presidenta del CSN, quien ahora elude cualquier manifestaci¨®n que no se refiera estrictamente a la seguridad, pero que levant¨® una aut¨¦ntica polvareda cuando, en una entrevista publicada en EL PA?S (agosto de 2001), asegur¨® que no habr¨¢ nuevas centrales at¨®micas en esta d¨¦cada, pero s¨ª 'seguramente' en la pr¨®xima. Tambi¨¦n dijo: 'Zorita debe continuar y puede operar 10 a?os m¨¢s'. La estrategia del lobby apunta a la ampliaci¨®n de la potencia y la prolongaci¨®n de la vida ¨²til de las plantas existentes, desde los 40 a?os que ahora se les calcula hasta 50 e incluso 60. ?se ser¨¢ el pr¨®ximo campo de batalla.
Zorita quedar¨¢ al margen de esa disputa. Y seguramente tambi¨¦n Garo?a, la siguiente en la lista por ley de vida. En cualquier caso, la experiencia de la central alcarre?a, la m¨¢s vieja y de dise?o m¨¢s antiguo, ser¨¢ determinante.
La planta es la de menor potencia del parque at¨®mico espa?ol: 160 megavatios, de un total de 7.815 nucleares, y que, pese a suponer poco m¨¢s del 15% de la potencia total instalada en el pa¨ªs (0,3% para Zorita), generan el 27% de la energ¨ªa el¨¦ctrica, 63.715 millones de kilovatios hora en 2001. De ellos, 1.127 millones proced¨ªan de Zorita. Suficiente para alimentar a cinco ciudades de 50.000 habitantes, cerca del 20% del consumo de Castilla-La Mancha.
La pregunta del mill¨®n es si Zorita es segura. La respuesta de los consejeros del CSN fue una especie de s¨ª, por supuesto, pero que no les llev¨® a se?alar que haya peligro de accidente, pero s¨ª a recomendar que no se agote la prevista vida ¨²til (en diciembre de 2008). Uno de sus argumentos era que la central no recibir¨ªa hoy el permiso de construcci¨®n de acuerdo con la normativa actual a causa de 'debilidades de dise?o que afectan a un amplio conjunto de sistemas de seguridad'. Las 'debilidades estructurales', a?ad¨ªan, han dejado cuestiones pendientes pese a la ejecuci¨®n de varios planes de mejora de gran envergadura. Tambi¨¦n se?alaban la carencia de personal suficiente, cualificado y motivado, en un entorno de 'deficiente cultura de seguridad'. Aplicar ¨¦sta exigir¨ªa m¨¢s de los seis a?os que como m¨¢ximo quedaban a Zorita.
Este dictamen, que correg¨ªa en parte el informe previo de los t¨¦cnicos del CSN, indign¨® a Estevan Bolea, que se present¨® el mi¨¦rcoles en la Comisi¨®n de Econom¨ªa del Congreso con una conclusi¨®n: 'Desde el punto de vista t¨¦cnico y de seguridad, la planta estar¨¢ en mejores condiciones de seguridad que nunca despu¨¦s de la recarga'. Es decir, tras incorporarse las mejoras exigidas por el CSN.
La recarga consiste en la sustituci¨®n de 16 de las 69 barras de combustible nuclear del reactor, de agua a presi¨®n y procedente de un submarino nuclear. Se efect¨²a una vez al a?o, con la central parada, y se aprovecha para introducir cuantas reparaciones, sustituciones e incluso modificaciones de dise?o sean necesarias. La actual concluir¨¢ a mediados de octubre.
La comparecencia de Estevan Bolea fue un tenso tira y afloja entre la presidenta del CSN - empe?ada en descalificar el informe de sus consejeros por considerarlo fruto de un pacto pol¨ªtico que afecta a la independencia del Consejo- y los portavoces de la oposici¨®n, fundamentalmente el de Izquierda Unida, Presentaci¨®n Ur¨¢n, y del PSOE, Javier Garc¨ªa Breva.
Ambos grupos hab¨ªan pedido reiteradamente el cierre inmediato de Zorita, pero se dan por razonablemente satisfechos, como los ecologistas de Greenpeace, con que, al menos, no funcione seis a?os m¨¢s, sino ¨²nicamente tres y medio.
Despu¨¦s de la sesi¨®n, Garc¨ªa Breva admit¨ªa que se hab¨ªa producido una 'confluencia de opiniones' entre partidos y consejeros, pero sin que se ejerciera ninguna presi¨®n sobre estos. Tambi¨¦n consider¨® muy positivo el equilibrio entre los criterios pol¨ªticos, econ¨®micos y t¨¦cnicos.
Estevan Bolea, por su parte, encontr¨® especialmente censurable que la petici¨®n de cierre se apoyase en supuestos problemas de seguridad que, de ser ciertos, y de no r¨¢pida soluci¨®n, obligar¨ªan a parar la planta de forma inmediata. 'Una central es segura o no lo es', concluy¨®. 'Lo que no se puede decir es que es segura para que funcione tres a?os y medio y al d¨ªa siguiente ya no'.
Garc¨ªa Breva se mostr¨® despu¨¦s de la comparecencia indignado por la 'imagen lamentable' ofrecida por la presidenta del CSN, que puso en peligro, afirm¨®, la credibilidad del Consejo. Sin embargo, no pidi¨® la dimisi¨®n de Estevan Bolea porque cree que lo prioritario debe ser recomponer el consenso si es ya posible.
?l tambi¨¦n est¨¢ convencido de que, hoy por hoy, Zorita es segura. 'Pero', se pregunta, '?acaso hay que esperar a que se produzca un accidente para decidir el cierre?'. Adem¨¢s, a?ade, presenta claras deficiencias. No ha tenido acceso a¨²n al informe original de los t¨¦cnicos del CSN, pero le consta que en Zorita se han producido 'incumplimientos de la normativa', como los tres de enero y febrero relacionados con el sistema de agua de servicios esenciales. Admite que no estuvo en peligro la seguridad de la planta, pero le preocupan las deficiencias se?aladas en el informe elaborado entonces por Tecnatom, empresa participada por las grandes compa?¨ªas el¨¦ctricas propietarias de las centrales at¨®micas.
En ese texto se hablaba de deficiente programa de cultura de seguridad, de problemas de mantenimiento de ciertos elementos, de degradaci¨®n funcional de sistemas y de inadecuada formaci¨®n del personal. 'En EE UU', concluye el diputado por Guadalajara, 'cuando hay fallos de este tipo se para la central hasta que se subsanan'.
Zorita agoniza con pol¨¦mica. Todo un s¨ªmbolo de que la energ¨ªa nuclear, paradigma anta?o de un desarrollismo sin fronteras, ya no es lo que era.
A la entrada de la central Jos¨¦ Cabrera, ubicada en el t¨¦rmino municipal de Zorita de los Canes (Guadalajara), hay una placa con esta inscripci¨®n: 'S. E. El Jefe del Estado Francisco Franco Bahamonde inaugur¨® esta Central Nuclear. Primera que inicia en nuestra Patria la era at¨®mica industrial. 12 de diciembre de 1968'.
Casi 34 a?os despu¨¦s, el pasado 13 de septiembre, cuatro de los cinco miembros del ¨®rgano decisorio del Consejo de Seguridad Nuclear acordaron proponer al Ministerio de Econom¨ªa (que se espera que d¨¦ su visto bueno antes del 15 de octubre) un paso que podr¨ªa marcar el comienzo del fin de esa era: la clausura de la planta el 30 de abril de 2006. Una cuenta atr¨¢s compleja, pol¨¦mica y con la opini¨®n p¨²blica pendiente de una cuesti¨®n clave: la seguridad.
La presidenta del CSN, Mar¨ªa Teresa Estevan Bolea, ex diputada popular, se abstuvo en la votaci¨®n y, abriendo una brecha sin precedentes en el Consejo, desautoriz¨® a sus consejeros: dos propuestos por el PSOE, uno por IU y otro por el PP, al igual que ella misma.
Estevan Bolea denunci¨® el pasado mi¨¦rcoles en la Comisi¨®n de Econom¨ªa del Congreso, no ya la existencia de un pacto pol¨ªtico externo al CSN, sino que este organismo regulador e independiente (s¨®lo debe rendir cuentas ante el Parlamento) se pronunciase sobre la fecha de cierre de la central. En ¨¦sa, record¨®, una competencia del Ministerio de Econom¨ªa, pero no del Consejo, cuya funci¨®n, dijo, debe limitarse a las cuestiones de seguridad nuclear y protecci¨®n radiol¨®gica. Su irritaci¨®n proced¨ªa adem¨¢s de que el informe de los cuatro consejeros modificaba sustancialmente otro previo de los t¨¦cnicos del CSN que, en la pr¨¢ctica, avalaba la extensi¨®n del funcionamiento de la central hasta 2008, tal y como pretend¨ªa la empresa propietaria, Uni¨®n Fenosa.
En cualquier caso, la suerte est¨¢ echada, y Zorita ser¨¢ la primera clausura programada de una central at¨®mica en Espa?a. El caso de Vandell¨®s 1 (Tarragona) es muy diferente, ya que su cierre vino forzado por un grave incendio ocurrido en 1989. A¨²n no ha concluido el proceso de desmantelamiento.
Despu¨¦s de Zorita, conf¨ªan organizaciones ecologistas y partidos de oposici¨®n, se producir¨¢ el cierre escalonado del resto de plantas at¨®micas, tal vez incluso antes de que vayan completando su prevista vida ¨²til (40 a?os al d¨ªa de hoy) y m¨¢s o menos en este orden: Santa Mar¨ªa de Garo?a (Burgos), en funcionamiento desde 1971; Almaraz (C¨¢ceres), cuyos dos bloques son operativos desde 1981 y 1983; Asc¨® (Tarragona), cuyas unidades producen electricidad desde 1983 y 1985; Cofrentes (Valencia), 1984; Vandell¨®s 2 (Tarragona), 1987, y Trillo (Guadalajara), 1988.
Desde el PSOE se ha llegado a insinuar que su opci¨®n, cuando recupere al poder, ser¨ªa que la ¨²ltima central cerrase en 2015, aunque esa perspectiva parece irreal. Ni siquiera el Gobierno rojiverde alem¨¢n va tan lejos, ya que traza un horizonte de 20 a?os.
Las actuales previsiones pueden verse alteradas por consideraciones t¨¦cnicas, econ¨®micas y pol¨ªticas. Aunque el PP no manifiesta a las claras su vocaci¨®n pronuclear, consciente del coste en votos que tendr¨ªa, hay fuertes indicios de que el lobby nuclear (con los compa?¨ªas el¨¦ctricas y grandes fabricantes de tecnolog¨ªa en cabeza) tiene clara influencia en el partido de Gobierno, con una aguda punta de lanza en Bruselas: la comisaria europea Loyola de Palacio.
Hay quien mete en ese grupo de presi¨®n a la presidenta del CSN, quien ahora elude cualquier manifestaci¨®n que no se refiera estrictamente a la seguridad, pero que levant¨® una aut¨¦ntica polvareda cuando, en una entrevista publicada en EL PA?S (agosto de 2001), asegur¨® que no habr¨¢ nuevas centrales at¨®micas en esta d¨¦cada, pero s¨ª 'seguramente' en la pr¨®xima. Tambi¨¦n dijo: 'Zorita debe continuar y puede operar 10 a?os m¨¢s'. La estrategia del lobby apunta a la ampliaci¨®n de la potencia y la prolongaci¨®n de la vida ¨²til de las plantas existentes, desde los 40 a?os que ahora se les calcula hasta 50 e incluso 60. ?se ser¨¢ el pr¨®ximo campo de batalla.
Zorita quedar¨¢ al margen de esa disputa. Y seguramente tambi¨¦n Garo?a, la siguiente en la lista por ley de vida. En cualquier caso, la experiencia de la central alcarre?a, la m¨¢s vieja y de dise?o m¨¢s antiguo, ser¨¢ determinante.
La planta es la de menor potencia del parque at¨®mico espa?ol: 160 megavatios, de un total de 7.815 nucleares, y que, pese a suponer poco m¨¢s del 15% de la potencia total instalada en el pa¨ªs (0,3% para Zorita), generan el 27% de la energ¨ªa el¨¦ctrica, 63.715 millones de kilovatios hora en 2001. De ellos, 1.127 millones proced¨ªan de Zorita. Suficiente para alimentar a cinco ciudades de 50.000 habitantes, cerca del 20% del consumo de Castilla-La Mancha.
La pregunta del mill¨®n es si Zorita es segura. La respuesta de los consejeros del CSN fue una especie de s¨ª, por supuesto, pero que no les llev¨® a se?alar que haya peligro de accidente, pero s¨ª a recomendar que no se agote la prevista vida ¨²til (en diciembre de 2008). Uno de sus argumentos era que la central no recibir¨ªa hoy el permiso de construcci¨®n de acuerdo con la normativa actual a causa de 'debilidades de dise?o que afectan a un amplio conjunto de sistemas de seguridad'. Las 'debilidades estructurales', a?ad¨ªan, han dejado cuestiones pendientes pese a la ejecuci¨®n de varios planes de mejora de gran envergadura. Tambi¨¦n se?alaban la carencia de personal suficiente, cualificado y motivado, en un entorno de 'deficiente cultura de seguridad'. Aplicar ¨¦sta exigir¨ªa m¨¢s de los seis a?os que como m¨¢ximo quedaban a Zorita.
Este dictamen, que correg¨ªa en parte el informe previo de los t¨¦cnicos del CSN, indign¨® a Estevan Bolea, que se present¨® el mi¨¦rcoles en la Comisi¨®n de Econom¨ªa del Congreso con una conclusi¨®n: 'Desde el punto de vista t¨¦cnico y de seguridad, la planta estar¨¢ en mejores condiciones de seguridad que nunca despu¨¦s de la recarga'. Es decir, tras incorporarse las mejoras exigidas por el CSN.
La recarga consiste en la sustituci¨®n de 16 de las 69 barras de combustible nuclear del reactor, de agua a presi¨®n y procedente de un submarino nuclear. Se efect¨²a una vez al a?o, con la central parada, y se aprovecha para introducir cuantas reparaciones, sustituciones e incluso modificaciones de dise?o sean necesarias. La actual concluir¨¢ a mediados de octubre.
La comparecencia de Estevan Bolea fue un tenso tira y afloja entre la presidenta del CSN - empe?ada en descalificar el informe de sus consejeros por considerarlo fruto de un pacto pol¨ªtico que afecta a la independencia del Consejo- y los portavoces de la oposici¨®n, fundamentalmente el de Izquierda Unida, Presentaci¨®n Ur¨¢n, y del PSOE, Javier Garc¨ªa Breva.
Ambos grupos hab¨ªan pedido reiteradamente el cierre inmediato de Zorita, pero se dan por razonablemente satisfechos, como los ecologistas de Greenpeace, con que, al menos, no funcione seis a?os m¨¢s, sino ¨²nicamente tres y medio.
Despu¨¦s de la sesi¨®n, Garc¨ªa Breva admit¨ªa que se hab¨ªa producido una 'confluencia de opiniones' entre partidos y consejeros, pero sin que se ejerciera ninguna presi¨®n sobre estos. Tambi¨¦n consider¨® muy positivo el equilibrio entre los criterios pol¨ªticos, econ¨®micos y t¨¦cnicos.
Estevan Bolea, por su parte, encontr¨® especialmente censurable que la petici¨®n de cierre se apoyase en supuestos problemas de seguridad que, de ser ciertos, y de no r¨¢pida soluci¨®n, obligar¨ªan a parar la planta de forma inmediata. 'Una central es segura o no lo es', concluy¨®. 'Lo que no se puede decir es que es segura para que funcione tres a?os y medio y al d¨ªa siguiente ya no'.
Garc¨ªa Breva se mostr¨® despu¨¦s de la comparecencia indignado por la 'imagen lamentable' ofrecida por la presidenta del CSN, que puso en peligro, afirm¨®, la credibilidad del Consejo. Sin embargo, no pidi¨® la dimisi¨®n de Estevan Bolea porque cree que lo prioritario debe ser recomponer el consenso si es ya posible.
?l tambi¨¦n est¨¢ convencido de que, hoy por hoy, Zorita es segura. 'Pero', se pregunta, '?acaso hay que esperar a que se produzca un accidente para decidir el cierre?'. Adem¨¢s, a?ade, presenta claras deficiencias. No ha tenido acceso a¨²n al informe original de los t¨¦cnicos del CSN, pero le consta que en Zorita se han producido 'incumplimientos de la normativa', como los tres de enero y febrero relacionados con el sistema de agua de servicios esenciales. Admite que no estuvo en peligro la seguridad de la planta, pero le preocupan las deficiencias se?aladas en el informe elaborado entonces por Tecnatom, empresa participada por las grandes compa?¨ªas el¨¦ctricas propietarias de las centrales at¨®micas.
En ese texto se hablaba de deficiente programa de cultura de seguridad, de problemas de mantenimiento de ciertos elementos, de degradaci¨®n funcional de sistemas y de inadecuada formaci¨®n del personal. 'En EE UU', concluye el diputado por Guadalajara, 'cuando hay fallos de este tipo se para la central hasta que se subsanan'.
Zorita agoniza con pol¨¦mica. Todo un s¨ªmbolo de que la energ¨ªa nuclear, paradigma anta?o de un desarrollismo sin fronteras, ya no es lo que era.
'El riesgo es ahora menor que en 1968'
Aquilino Rodr¨ªguez, director de Zorita, sonr¨ªe cuando escucha algunas de las denuncias de Carlos Bravo, coordinador de la campa?a antinuclear de Greenpeace: la central incumple muchas normas de seguridad (como el criterio de fallo ¨²nico), tiene un dise?o obsoleto, problemas de funcionamiento, se beneficia de una 'elevada permisividad' del CSN y pertenece a una empresa, Uni¨®n Fenosa, con una cultura de seguridad que es un desastre y que intentar¨¢ ahora, ante todo, rentabilizar sus inversiones.
Rodr¨ªguez niega la mayor. Se respetan las normas a rajatabla, se cumplen las peticiones del CSN (que tiene dos inspectores residentes en la planta), se incorporan mejoras continuamente y se sit¨²a la seguridad por encima incluso de la producci¨®n de energ¨ªa. 'Si la central no fuera totalmente segura', se?ala, 'no funcionar¨ªa un s¨®lo d¨ªa m¨¢s'. El riesgo 'es ahora menor que en 1968. El ¨²nico incidente grave ('que no accidente') ocurri¨® en 1994, una penetraci¨®n en la tapa de la vasija del reactor, luego cambiada.
Pese a todo, reconoce que el peor escenario posible, la fusi¨®n del n¨²cleo del reactor, no est¨¢ totalmente excluido, 'ni en ¨¦sta ni en ninguna central', aunque es remoto. El an¨¢lisis probabil¨ªstico de seguridad lo calcula en 2,35 veces por cada 100.000 a?os, en la banda baja en comparaci¨®n con otras plantas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.