El momento de m¨¢s impotencia
Hace 60 a?os, los jud¨ªos europeos alcanzaron el punto m¨¢s bajo de su existencia colectiva. Los soldados nazis les met¨ªan en trenes como ganado y les transportaban desde toda Europa a los campos de exterminio, en los que mor¨ªan sistem¨¢ticamente asesinados en los hornos de gas. Presentaron cierta resistencia en Polonia, pero, en la mayor¨ªa de los lugares, para empezar perdieron su categor¨ªa de ciudadanos, luego les despidieron de sus trabajos, luego les tacharon de enemigos oficiales a los que hab¨ªa que destruir y luego les aniquilaron. Llegada la hora de la verdad, eran un pueblo totalmente impotente, considerado un enemigo p¨¦rfido e irresistible por parte de dirigentes y ej¨¦rcitos cuyo poder era mucho mayor; lo cierto es que la propia idea de que los jud¨ªos pudieran representar una amenaza para el poder de pa¨ªses como Alemania, Francia e Italia era rid¨ªcula. Pero una idea generalizada, puesto que, con escasas excepciones, casi toda Europa volvi¨® la vista a otro lado mientras les mataban. Es una iron¨ªa de la historia que la palabra m¨¢s usada para calificarles en la abominable jerga oficial del fascismo fuera 'terroristas', del mismo modo que argelinos y vietnamitas fueron tachados de 'terroristas' posteriormente por sus enemigos.
Cada desastre humano es diferente, as¨ª que no tiene sentido buscar equivalencias entre uno y otro. Pero es indudable que, si hay una verdad universal en el Holocausto, es que ese tr¨¢gico y cruel castigo colectivo no s¨®lo no deber¨ªa ocurrirles nunca jam¨¢s a los jud¨ªos, sino que no deber¨ªa inflig¨ªrsele a ning¨²n pueblo en absoluto. Ahora bien, aunque no sirva de nada buscar equivalencias, s¨ª sirve ver las analog¨ªas y tal vez las semejanzas ocultas, sin perder nunca el sentido de la proporci¨®n. En estos momentos, el Estado jud¨ªo est¨¢ haciendo que Yasir Arafat -independientemente de su historia de errores y desgobierno- se sienta como uno de aquellos jud¨ªos perseguidos. Y la mayor iron¨ªa del asedio del complejo en ruinas de Ramala que lleva a cabo el ej¨¦rcito israel¨ª es que todo lo ha planeado y ordenado un dirigente psic¨®pata que afirma representar al pueblo jud¨ªo. No quiero exagerar con las analog¨ªas, pero se puede decir que los palestinos actuales, bajo la ocupaci¨®n israel¨ª, son tan impotentes como los jud¨ªos en los a?os cuarenta. El ej¨¦rcito, la fuerza a¨¦rea y la marina de Israel, con gran ayuda econ¨®mica de Estados Unidos, han creado el caos entre la poblaci¨®n civil indefensa de Cisjordania y la franja de Gaza. Desde hace medio siglo, los palestinos son un pueblo despose¨ªdo, con millones de refugiados y la mayor¨ªa de los que quedan bajo una ocupaci¨®n militar que se remonta a hace 35 a?os, a merced de los colonos armados que roban sistem¨¢ticamente sus tierras y un ej¨¦rcito que ha matado a miles de palestinos. Otros muchos est¨¢n encarcelados, o han perdido el trabajo, o son refugiados por segunda o tercera vez, y no tienen derechos civiles ni humanos.
Aun as¨ª, Sharon insiste en que Israel lucha por sobrevivir frente al terrorismo palestino. ?Acaso hay algo m¨¢s grotesco que esta afirmaci¨®n, mientras este desquiciado asesino de ¨¢rabes env¨ªa sus F-16, sus helic¨®pteros de ataque y cientos de carros de combate contra gente desarmada y sin defensas? Son terroristas, dice, y su l¨ªder, humillante prisionero en un edificio en ruinas y rodeado de la destrucci¨®n israel¨ª, es el m¨¢ximo architerrorista de todos los tiempos. Arafat tiene el valor y el orgullo de resistir, y su pueblo le apoya. Cada palestino siente la humillaci¨®n deliberada que se le inflige como una crueldad sin objeto pol¨ªtico ni militar, aparte del castigo puro y duro. ?Qu¨¦ derecho tiene Isarel a hacer eso?
El simbolismo es espantoso, y todav¨ªa m¨¢s al saber que la intenci¨®n de Sharon y sus partidarios -para no hablar nada de su ej¨¦rcito criminal- es la que queda tan claramente ilustrada en dicho simbolismo. Los jud¨ªos israel¨ªes son los poderosos. Los palestinos son su otro perseguido y despreciado. Por suerte para Sharon, tiene a Sim¨®n Peres, tal vez el mayor cobarde e hip¨®crita de la pol¨ªtica mundial actual, que va por todas partes diciendo que Israel comprende las dificultades y est¨¢ dispuesto a hacer que los cercos sean menos onerosos, mientras las cosas no s¨®lo no mejoran, sino que los toques de queda, las demoliciones y las matanzas se intensifican. Y, por supuesto, la postura israel¨ª consiste en pedir amplia ayuda humanitaria internacional, lo cual equivale -como dice Terje-Rod Larsen- a enga?ar a los donantes internacionales para que, en la pr¨¢ctica, den su apoyo a la ocupaci¨®n israel¨ª. Sharon debe de pensar que puede hacer lo que quiera y no s¨®lo quedar impune, sino incluso llevar adelante una campa?a cuyo prop¨®sito es asignar a Israel el papel de v¨ªctima.
A medida que aumentan las protestas populares en todo el mundo, la respuesta organizada de los sionistas ha sido quejarse de que est¨¢ creciendo el antisemitismo. Hace s¨®lo dos d¨ªas, el rector de la Universidad de Harvard, Lawrence Summers, hizo p¨²blica una declaraci¨®n que ven¨ªa a decir que la campa?a a favor de la desinversi¨®n emprendida por varios catedr¨¢ticos -un intento de presionar a la universidad para que se deshaga de las acciones en empresas norteamericanas que venden material militar a Israel- era antisemita. ?El rector jud¨ªo de la universidad m¨¢s antigua y rica del pa¨ªs se queja de antisemitismo! En la actualidad, cualquier cr¨ªtica a la pol¨ªtica israel¨ª se equipara a un antisemitismo como el que dio pie al Holocausto, cuando en Estados Unidos no existe antisemitismo. Un grupo de intelectuales israel¨ªes y norteamericanos est¨¢ organizando una campa?a de estilo macartista contra los profesores que han alzado la voz en contra de las violaciones de los derechos humanos por parte de Israel; el principal objetivo de la campa?a es pedir a profesores y alumnos que delaten a sus colegas pro-palestinos en una clara intimidaci¨®n contra la libertad de expresi¨®n y una restricci¨®n de las libertades universitarias.
Otra iron¨ªa m¨¢s es que las protestas contra la brutalidad de Israel -la muestra m¨¢s reciente, el humillante aislamiento de Arafat en Ramala- han sido masivas. Miles de palestinos han desafiado el toque de queda en Gaza y varias ciudades de Cisjordania para salir a la calle en defensa de su l¨ªder asediado. En cuanto a los dirigentes ¨¢rabes, han permanecido callados, o impotentes, o ambas cosas. Todos ellos, incluido Arafat, llevan a?os hablando abiertamente de su voluntad de lograr la paz con Israel; dos pa¨ªses ¨¢rabes importantes incluso tienen tratados con el Estado jud¨ªo. Pero todo lo que Sharon les da a cambio es una patada en su trasero colectivo. Los ¨¢rabes, ha dicho en repetidas ocasiones, s¨®lo comprenden la fuerza, y ahora que tenemos poder les vamos a tratar como se merecen (y como nos trataban antes a nosotros).
Uri Avnery tiene raz¨®n: a Arafat le est¨¢n asesinando. Y con ¨¦l, seg¨²n Sharon, morir¨¢n las aspiraciones de los palestinos. Es pr¨¢cticamente un ejercicio de genocidio para ver hasta qu¨¦ grados de sadismo y brutalidad puede llegar el poder israel¨ª sin que nadie lo limite ni lo detenga. Sharon ha dicho que, en caso de que haya guerra con Irak -que va a haber-, aprovechar¨¢ para vengarse de los iraqu¨ªes, cosa que, sin duda, les proporciona a Bush y Rumsfeld las pesadillas que merecen tener. El ¨²ltimo intento de Sharon de cambiar un r¨¦gimen fue el que llev¨® a cabo en L¨ªbano en 1982. Coloc¨® a Bashir Gemayel como presidente, ¨¦ste le dijo inmediatamente que L¨ªbano no ser¨ªa jam¨¢s vasallo de Israel, luego Gemayel muri¨® asesinado, se produjeron las matanzas de Sabra y Chatila y, al cabo de 20 a?os sangrientos y llenos de ignominia, Israel se retir¨® de L¨ªbano lleno de resentimiento.
?Qu¨¦ conclusi¨®n hay que sacar de todo esto? Que la pol¨ªtica israel¨ª ha sido un desastre para toda la regi¨®n. Cuanto m¨¢s poder acumula, m¨¢s ruina siembra en los pa¨ªses de alrededor -por no hablar de las cat¨¢strofes que ha desencadenado entre el pueblo palestino- y m¨¢s odio despierta. Es un poder utilizado con fines perversos, no en defensa propia. El sue?o sionista de un Estado jud¨ªo que fuera un Estado normal como los dem¨¢s se ha convertido en la imagen del jefe del pueblo palestino nativo cuya vida pende de un hilo, mientras los carros y las excavadoras israel¨ªes siguen destruyendo todo a su alrededor. ?Es ¨¦se el objetivo sionista por el que murieron cientos de miles de personas? ?No son evidentes la l¨®gica de resentimiento y violencia que impulsa toda esta situaci¨®n y la fuerza que surgir¨¢ de la impotencia que ahora s¨®lo puede ser testigo mudo pero alg¨²n d¨ªa, sin duda, actuar¨¢? Sharon se enorgullece de haber desafiado al mundo entero, no porque el mundo sea antisemita, sino porque lo que hace en nombre del pueblo jud¨ªo es escandaloso. ?No ha llegado la hora de que los que no se sienten representados por sus espantosas acciones pongan fin a su comportamiento?
Edward W. Said es ensayista palestino, profesor en la Universidad de Columbia, Nueva York.
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