'Lasciate ogni speranza'
Est¨¢ escrito en Dante (Inferno, 3,9) a la puerta del infierno. Aznar, prof¨¦tico, deificado, repet¨ªa una y otra vez: 'Abandonad toda esperanza' como un estribillo en su grave respuesta a Ibarretxe. Grande es Dios en el Sina¨ª. Se lo dec¨ªa tambi¨¦n a Catalu?a y a Galicia, que apoyan a las Vascongadas. No menos atroz fue Zapatero. Aunque tiene en la mochila tintero, pluma y papel para no s¨¦ qu¨¦ di¨¢logo. Nuestros gobernantes son impulsivos, temperamentales, busecillos inmunes: no me gustan. No me gusta nada lo que pasa, lo que puede pasar sobre un fondo de estupidez extempor¨¢nea que unos asesinos han puesto a la cabeza de los problemas nacionales y que nuestros gobernantes no hacen m¨¢s que atizar. Aceite al fuego; y al fuero. Aznar cree que esta caudillada le va a hacer conquistar la opini¨®n que pierde, por otros fondos de guerra legislativa; no habla m¨¢s que con los suyos, y unos son obedientes, otros taimados y los terceros franquistas in p¨¦ctore. El esp¨ªritu de los espa?oles no es ¨¦se. El esp¨ªritu es que ni independencias ni pa¨ªses asociados significan nada, a no ser a?adir pobres a los pobres y fragmentaci¨®n a los fragmentados. Creo que la gran quiebra de la Constituci¨®n -aparte de la insensatez de la monarqu¨ªa, de la incapacidad para regresar a las conquistas arruinadas en la guerra civil- fue el sistema de autonom¨ªas, que no ha hecho m¨¢s que a?adir injusticias y gastos.
Cierto que un Gobierno central poderoso es otra anomal¨ªa, otra villan¨ªa a la que vamos. Hay otros caminos de reconocimiento y de igualdad y justicia sin necesidad de multiplicar el poder por 14, la mala gobernaci¨®n, los se?oritos de la c¨¢mara, los leguleyos y los fil¨®logos, por 14 (?son 14 las autonom¨ªas? Corr¨ªjame el lector). En todo caso, los caminos que se abrieron y que se discuten no requieren respuestas testiculares, como las de generales y falangistas en la guerra civil, sino con la luz y taqu¨ªgrafos que ped¨ªa Prieto, el socialista ya tan antiguo (que, por cierto, hizo una curiosa ficha 'de un perill¨¢n', como llamaba al abuelo del presidente Aznar). Yo tengo miedo. Entre asesinos y gara?ones, casi prefiero a Ibarretxe, que, inveros¨ªmil y ut¨®pico, expresa unos objetivos pol¨ªticos ante lo que Dante llamaba 'ciudad doliente'.
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