El Madrid sufre un revolc¨®n defensivo
El campe¨®n de Europa concede tres goles de colegial a un AEK menor y se ve obligado a tirar de fe para empatar
Agrietado en defensa, despistado y err¨¢tico en acciones escolares, el Madrid a punto estuvo de padecer un revolc¨®n mayor en Atenas, donde un equipo de clase media le hizo tiritar hasta el final. Incapaz de dominar a su tibio rival, el Madrid se meti¨® solito en un laberinto al conceder al rudimentario AEK un primer tiempo delirante. Luego, se vio obligado a jugar a rastras, con m¨¢s prisas de las debidas, cuando es un equipo perfilado para la pausa.
Convertido el encuentro en una autov¨ªa de ida y vuelta, el Madrid estuvo tan cerca de la victoria como de la derrota, lo que alimenta alguna sospecha sobre un equipo destinado a gobernar en plazas semejantes.
AEK 3| REAL MADRID 3
AEK Atenas: Chiotis; Zagorakis (Centeno, m. 82), Kostenoglou, Wright, Kapsis, Kasapis; Lakis, Katsouranis, Petkov (Maladenis, m. 19); Tsartas (Ivic, m. 82); y Nikolaidis. Real Madrid: Casillas; Salgado, Helguera, Pav¨®n, Roberto Carlos; Cambiasso, Makelele; Figo, Zidane (Portillo, m. 83), Ra¨²l (Morientes, m. 80); y Guti (McManaman, m. 87). Goles: 1-0. M. 6. Falta al borde del ¨¢rea que lanza Tsartas y cuela la pelota por la escuadra izquierda de Casillas. 1-1. M. 15. Guti combina con Ra¨²l, ¨¦ste abre a la izquierda, a Zidane, que controla y chuta con la zurda, abajo, pegado al poste. 2-1. M. 25. C¨®rner sacado por Tsartas, Maladenis se adelanta a Helguera y Salgado, Casillas sale mal, y el griego cabecea a la red. 3-1. M. 28. Falta que Tsartas env¨ªa al borde del ¨¢rea peque?a y Nikolaidis cabecea de espaldas. 3-2. M. 39. C¨®rner que saca Figo, Ra¨²l cabecea en el primer palo y Zidane fusila en el segundo. 3-3. M. 60. Centro de Roberto Carlos y Guti remata sin parar por encima del portero. ?rbitro: Ivanov (Rusia). Amonest¨® a Tsartas y Makelele. Unos 25.000 espectadores en el Nikos Goumas.
La puesta en escena del campe¨®n de Europa result¨® un desprop¨®sito total. El primero en quedar retratado fue Roberto Carlos, sobre el que percuti¨® el AEK una y otra vez desde el soplido arbitral. Al igual que ya hiciera el pasado s¨¢bado en Valladolid, el brasile?o mostr¨® toda su pereza defensiva, se limit¨® a mirar de reojo lo que suced¨ªa a su espalda, que no era gran cosa, simplemente Lakis, pero suficiente para sacar petr¨®leo de las desatenciones del lateral y la flojera de Pav¨®n. De entrada le gan¨® la posici¨®n con una incre¨ªble facilidad y le tir¨® una trampa infantil: provocarle una falta en el sitio justo con el que Tsartas sue?a todos los d¨ªas de su carrera. Roberto Carlos entr¨® al trapo, arroll¨® a Lakis y el ex sevillista cort¨® dos orejas al mismo tiempo. Primero lanz¨® al poste, pero sin permiso del ¨¢rbitro. A la segunda, la pelota vol¨® a la red por la escuadra izquierda de Casillas.
Tras el primer gol en contra que recib¨ªa en la competici¨®n, la respuesta del Madrid no fue tan pulcra como se esperaba. Frente a un equipo testicular en defensa y sin otro argumento en ataque que la zurda exquisita de Tsartas, al equipo de Del Bosque le falt¨® correa para meter en cintura a tan p¨¢lido rival. Le costaba tejer ese juego sim¨¦trico y de trazo corto que le distingue. Pero el AEK le ech¨® una mano. Mejor dicho su t¨¦cnico, Dusan Bajevic, que dio la vuelta al mundo antes de cambiar a Petkov, lesionado durante varios minutos. Con diez enfrente, Ra¨²l rescat¨® la pelota en el centro del campo y se asoci¨® con Zidane, que se hab¨ªa descolgado dentro del ¨¢rea de los griegos. El gol soseg¨® al Madrid y espabil¨® al franc¨¦s, con lo que ello supone para cualquier equipo del planeta.
Con Zidane al mando -aunque emigrado de la orilla izquierda, en la que se siente anclado-, el conjunto espa?ol se pareci¨® a s¨ª mismo... hasta que una nueva p¨¢jara de Roberto Carlos deriv¨® en el primer saque de esquina a favor de Tsartas. Al brasile?o de nuevo le hab¨ªan pasado por el cogote y el AEK ten¨ªa a su disposici¨®n otra jugada a bal¨®n parado, su plato preferido, como a buen seguro hab¨ªan rebobinado en el v¨ªdeo una y otra vez los madridistas. La mejor zurda de largo del f¨²tbol griego meti¨® la rosca al primer palo y con una sencillez pasmosa Maladenis remat¨® de cabeza ante la montonera colegial de Casillas y sus defensores. La tiritona defensiva del Madrid era evidente. Sin el caudillaje de Hierro, sin nadie que elevara la voz, el equipo sinti¨® una flojera impropia entre los de su jerarqu¨ªa. S¨®lo as¨ª se explica el tercer gol griego, de nuevo con la pelota detenida sobre la hierba y Tsartas al quite. Esta vez el griego hizo de pillo y cogi¨® a toda la defensa con la caraja, d¨¢ndose a la vida contemplativa mientras Nikolaidis se sent¨ªa en una nube, al borde del ¨¢rea peque?a de Casillas y sin guardaespaldas. Otro dislate del Madrid que, sumados a los dos primeros, obligar¨¢ a sus instructores a repasar algunas lecciones, o a discutir de nuevo sobre la orfandad defensiva de la plantilla.
Como luces ofensivas no le faltan, m¨¢s bien todo lo contrario, el equipo de Del Bosque logr¨® remontar la noche con mucha fe y con algunas de sus estrellas, caso de Ra¨²l y Zidane, bien espabiladas. El AEK, siempre con nueve jugadores por detr¨¢s de la pelota, no tuvo inconveniente en dejar la batuta al Madrid y santiguarse por otro desliz blanco que diera vidilla a Tsartas. De la espera se aprovech¨® de nuevo Zidane, que articul¨® lo mejor del Madrid, incluido el segundo gol, que anestesi¨® un poco el curso de un encuentro incontrolable, desbocado, con el campe¨®n jugando a la ruleta con un enemigo con mucho menos rango, un equipo que lleva ocho a?os sin ganar la Liga de su pa¨ªs y que hace un par de semanas fue incapaz de meterle un gol al ingenuo Genk. Con car¨¢cter y un poco de mayor atenci¨®n defensiva, Guti, el chico de los recados, sell¨® un pacto menor que en absoluto complica la clasificaci¨®n al Madrid. Otra cosa son las dudas internas que pueda despertar una faena como la de ayer.
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