Rilke de frente
Es curioso, parece que lo que m¨¢s atrae a los lectores espa?oles de la poes¨ªa alemana es su vertiente metaf¨ªsica. A pesar de su dif¨ªcil acceso, H?lderlin, Rilke y Celan son los poetas m¨¢s le¨ªdos en Espa?a y los que han tenido mayor influencia en su l¨ªrica. La obra de Rilke (1875-1926) ha generado un impacto singular, ya desde los a?os veinte, cuando da comienzo a una sucesi¨®n de traducciones, incluidas media docena de versiones de Las eleg¨ªas. Hoy d¨ªa, el ciclo de poemas iniciado en 1912 en el castillo de Duino y concluido en 1922 en Muzot, est¨¢ traducido y disponible en edici¨®n biling¨¹e, y cuenta con interpretaciones notables. Especialmente las que aparecieron en los ¨²ltimos tres lustros merecen el m¨¢ximo respeto. Ah¨ª est¨¢ el trabajo sint¨¦tico de Jenaro Talens, la exactitud literal de Eustaquio Barjau y la musicalidad y el buen ritmo de Jaime Ferreiro Alemparte.
LAS ELEG?AS DE DUINO
Rainer Maria Rilke Traducci¨®n, pr¨®logo, notas y comentarios de Otto D?rr Visor. Madrid, 2002 317 p¨¢ginas. 13 euros
?Para qu¨¦, pues, una nueva versi¨®n de las Eleg¨ªas? Con escepticismo y con lupa se acerca el lector a la propuesta de la editorial Visor, que es arriesgada, ya que acompa?a la traducci¨®n de un comentario explicativo del texto. Otto D?rr -cuya versi¨®n es admirable- conoce y comprende bien los poemas de Rilke, pero su intento de ex¨¦gesis se queda inevitablemente corto. La buena intenci¨®n, secundada por su sensibilidad y circunspecci¨®n interpretativas, est¨¢ demasiado contaminada por el af¨¢n pedag¨®gico, y eso reduce los comentarios al nivel de una edici¨®n escolar, eso s¨ª, de primera calidad. Para facilitar la entrada al universo conceptual cerrado de Rilke, lo m¨¢s adecuado habr¨ªa sido una introducci¨®n -cosa que, por otra parte, ya existe de la mano de los especialistas-, o remitir directamente a la soberbia y breve monograf¨ªa de Barjau (Rilke. Barcanova, 1981).
D?rr es aficcionado entusiasta, como explica el m¨¦dico chileno en el pr¨®logo, no estudioso o traductor especializado. Y lo que para la labor hermen¨¦utica tal vez fue una limitaci¨®n, para la traducci¨®n no ha sido detrimento. Sus Eleg¨ªas -que se presentan junto a una atinada selecci¨®n de poemas fundamentales- combinan felizmente la fidelidad con la sonoridad. Gracias a esta rigurosa y inspirada recreaci¨®n del original y, por cierto, a una serie de reproducciones de obras de arte relacionadas con el mundo rilkeano -Rodin, Picasso, Rousseau-, penetramos m¨¢s profundamente en la palabra y el pensamiento de Rilke que con su comentario.
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