?Los primeros de la clase?

En el pa¨ªs de las maravillas del Gobierno Aznar, nada es cierto ni real, y todo es el fruto del sue?o de una noche de verano, que a?o tras a?o se repite al elaborar los Presupuestos Generales del Estado (PGE). En su preocupante obsesi¨®n por ser los primeros de la clase, pervierten el principal instrumento de pol¨ªtica econ¨®mica, al establecer el d¨¦ficit cero como objetivo per se de los PGE, cuando, en realidad y por sentido com¨²n, es una estrategia presupuestaria a considerar en funci¨®n de una coyuntura econ¨®mica determinada.

Un sentido com¨²n que s¨ª ha aplicado la Comisi¨®n Europea. Por un lado, al enmarcar el objetivo comunitario de equilibrio presupuestario en 'la obligaci¨®n de evitar d¨¦ficits p¨²blicos excesivos', en la necesidad de 'mantener el d¨¦ficit p¨²blico dentro del valor de referencia del 3% del PIB', y en la consideraci¨®n de 'las caracter¨ªsticas c¨ªclicas y estructurales de cada uno de los Estados miembros', tal y como se recoge en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE. Y, por otro lado, al decidir, el pasado 24 de septiembre y en virtud de dicho Pacto, ampliar hasta el a?o 2006 la consecuci¨®n del citado objetivo, a la vista de la situaci¨®n actual de la econom¨ªa de la zona euro y de las previsiones sobre la evoluci¨®n de la misma.

Sin embargo, con nulo sentido de la realidad, el Gobierno central se ha empe?ado en ir m¨¢s all¨¢ en la aplicaci¨®n de este Pacto, desvirtu¨¢ndolo, al exigir a las administraciones p¨²blicas que, en el ejercicio presupuestario 2003, se sumen a su inquebrantable culto al d¨¦ficit cero, cuya sacralizaci¨®n fundamentan, como dogmas de fe, en argumentos que no se sostienen.

En contra de lo que el Gobierno del PP proclama, conseguir tal objetivo no se corresponde necesariamente, ni en el contenido ni en el horizonte temporal, con los compromisos adquiridos por Espa?a con la Uni¨®n Europea, y por tanto no se trata de una exigencia comunitaria; ni lo establecen expresamente la Ley 18/2001 General de Estabilidad Presupuestaria y la Ley Org¨¢nica 5/2001, que plantean la necesidad de llegar a un acuerdo sobre el d¨¦ficit, en el seno del Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera, para que el conjunto de las administraciones p¨²blicas alcance el equilibrio presupuestario.

Establecer d¨¦ficit cero en los Presupuestos no supone, en modo alguno, garantizar el crecimiento econ¨®mico o la contenci¨®n de la inflaci¨®n. As¨ª lo ha puesto en evidencia el propio Gobierno central a lo largo de este a?o 2002: ha revisado a la baja dos veces las previsiones de crecimiento econ¨®mico que, del 2,9% establecido en los PGE para el presente ejercicio, se han quedado en un 2,2%; y el IPC se ha disparado hasta el 3,6% (seg¨²n el ¨²ltimo dato interanual) frente al 2% previsto, con lo que pr¨¢cticamente se ha duplicado la inflaci¨®n.

En suma, la falacia del PP acerca del d¨¦ficit cero consagrado en los PGE 2002 est¨¢ sobradamente demostrada, y supondr¨¢ mantener la misma l¨ªnea que en los dos a?os anteriores. Seg¨²n los datos publicados recientemente por Eurostat, las cuentas de 2000 se cerraron con un d¨¦ficit del 0,6% sobre el PIB, exactamente el doble del 0,3% previsto; y en 2001, ejercicio que el Sr. Montoro calific¨® como 'el primero con d¨¦ficit cero desde la llegada de la democracia', el d¨¦ficit ha sido del 0,1% del PIB. En otras palabras, lo que ahora el ministro llama 'equilibrio presupuestario t¨¦cnico' es que en 2001 se haya gastado 813 millones de euros de m¨¢s (135.000 millones de pesetas).

Y esta trayectoria est¨¢ servida, asimismo, en los PGE 2003, donde una vez m¨¢s han dibujado un escenario macroecon¨®mico para su pa¨ªs de las maravillas, tan irreal y dif¨ªcil de cumplir como el anterior, y que, para no predicar con el ejemplo, implicar¨¢n d¨¦ficit.

Es m¨¢s. En su af¨¢n por ser los primeros de la clase, el ministro de Hacienda ha hecho suyo el viejo dicho de 'haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago', al tratar de imponer el d¨¦ficit cero a las Comunidades Aut¨®nomas y negarles el margen de maniobra que permiten la Uni¨®n Europea y la legislaci¨®n espa?ola.

Y en su l¨ªnea de la peor clase, tanto en el fondo como en la forma, el Sr. Montoro se ha apresurado a calificar de 'ilegales' los presupuestos de Andaluc¨ªa que se est¨¢n elaborando para 2003, cuando el Gobierno de la Comunidad Aut¨®noma de Andaluc¨ªa siempre ha respetado y sigue respetando, de manera escrupulosa, el cumplimiento de la normativa vigente. Tampoco ha dudado en afirmar que el Gobierno andaluz 'despilfarra y endeuda a los ciudadanos', cuando Andaluc¨ªa es, entre las Comunidades Aut¨®nomas del mismo nivel competencial, la segunda Comunidad menos endeudada por habitante, de acuerdo con los ¨²ltimos datos publicados por el Banco de Espa?a el 30 de junio de 2002.

En una nueva pirueta de argumentos ficticios, el ministro no ha dudado -y ¨¦sta es la primera cuesti¨®n de fondo- en tergiversar lo establecido por la Ley 5/2001, en cuyo art¨ªculo 8, y en contra de lo que ¨¦l dice, prev¨¦ expresamente que las Comunidades Aut¨®nomas puedan presentar presupuestos con d¨¦ficit. La segunda es que el ministro se adjudica unas facultades en materia de endeudamiento de las Comunidades Aut¨®nomas, que no le atribuye el marco legal que articula el Estado de las Autonom¨ªas.

Por otra parte, el ministro de Hacienda se adentra en la m¨¢quina del tiempo para vaticinar el futuro de las cuentas andaluzas, y amenazar en el presente con 'regular la capacidad de endeudamiento' de la Comunidad Aut¨®noma. De esta manera -y he aqu¨ª las cuestiones de forma- el imprescindible y exigible respeto al Gobierno andaluz, como representante de la voluntad democr¨¢tica de todos los andaluces, es vulnerado, por en¨¦sima vez, por el Gobierno del PP. Un Gobierno que, adem¨¢s, niega la legitimidad del di¨¢logo, como v¨ªa de participaci¨®n y posicionamiento establecida en la propia Ley, al rechazar el ministro la convocatoria del Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera, solicitada por la Comunidad Aut¨®noma de Andaluc¨ªa, para estudiar la revisi¨®n del objetivo de d¨¦ficit cero, en l¨ªnea con las nuevas posiciones adoptadas en el seno de la Uni¨®n Europea y de acuerdo con dicha Ley, que fue aprobada por el Parlamento espa?ol.

El Gobierno del PP disfraza la realidad econ¨®mica y el contenido de la Ley, y trastoca de manera inadmisible las reglas de juego democr¨¢tico, en aras de su obsesi¨®n por 'sostenella y no enmendalla'. La sinraz¨®n de su empecinamiento en ser los primeros de la clase del d¨¦ficit cero, les sit¨²a los ¨²ltimos de la fila en una asignatura fundamental: el dise?o de una pol¨ªtica presupuestaria que contemple medidas adecuadas a las necesidades que plantea la situaci¨®n econ¨®mica actual del Estado espa?ol en su conjunto, esto es, el Estado de las Autonom¨ªas establecido en nuestra Carta Magna. No se trata de gastar por gastar, sino de garantizar el progreso de todos los ciudadanos.

Magdalena ?lvarez Arza es consejera de Econom¨ªa y Hacienda de la Junta de Andaluc¨ªa.