Francia se dispone a reformar la Constituci¨®n para dar poder a las regiones por primera vez en su historia
Siete art¨ªculos de la Constituci¨®n francesa habr¨¢n de ser modificados en caso de que prospere un proyecto de 'descentralizaci¨®n' de la Rep¨²blica, que ha sido promovido por el actual Gobierno conservador. La propuesta parece osada porque es la primera vez que se abre esta brecha en un pa¨ªs inspirado por la tradici¨®n jacobina. La existencia de las regiones es un hecho desde 1972, pero nunca hab¨ªan visto reconocida su personalidad en el texto constitucional.
El Estado conservar¨¢ las riendas de la evoluci¨®n institucional. Seg¨²n la versi¨®n actual del proyecto de ley, se reconoce como 'colectividades' a las regiones, los departamentos (en cierto modo equiparables a las provincias), los municipios y los territorios de ultramar. Se prev¨¦ la transferencia de competencias, con su correspondiente dotaci¨®n econ¨®mica y la capacidad de fijar el tipo de determinados impuestos. Se autoriza a una colectividad para disponer de un 'estatuto particular', siempre que se haga por ley; y se admite la consulta en refer¨¦ndum a los ciudadanos de un territorio concreto, siempre y cuando lo decida el presidente de la Rep¨²blica.
El texto no precisa si el refer¨¦ndum -por ejemplo sobre la autonom¨ªa de C¨®rcega- ser¨ªa vinculante para el Estado. Aunque los autores del proyecto no lo expresan, es evidente que las reivindicaciones de los nacionalistas corsos no son ajenas a este proyecto pol¨ªtico, que podr¨ªa ofrecerles un estatuto en el marco de la 'descentralizaci¨®n' general fijada con rango constitucional. La Rep¨²blica seguir¨¢ siendo 'indivisible', pero las colectividades tendr¨¢n un 'derecho a la experimentaci¨®n' que podr¨ªa ser todo y nada, seg¨²n como se aplique.
Pese a tan enormes precauciones, el diario Le Monde saludaba ayer el proyecto del Gobierno como 'una revoluci¨®n institucional de gran amplitud'. La acogida de la opini¨®n p¨²blica es decisiva para la suerte de esta iniciativa, que ha sido impulsada principalmente por el primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, muy consciente de la debilidad de las regiones francesas porque ¨¦l mismo presid¨ªa la de Poitou-Charente (Tours, Poitiers) cuando Jacques Chirac le nombr¨® jefe de Gobierno.
Una de las principales virtualidades del proyecto es la de dar medios a las regiones para actuar en el seno de Europa, fortaleci¨¦ndolas frente a los potentes Estados alemanes o las comunidades aut¨®nomas espa?olas. El entramado regional de Francia es muy d¨¦bil y s¨®lo hay tres que superen un presupuesto de 800 millones de euros (la regi¨®n de Par¨ªs, la de R¨®dano-Alpes y la de Provenza-Alpes-Costa Azul).
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