Las consecuencias de una guerra
El coste econ¨®mico de una guerra con Irak podr¨ªa ser enorme, tanto en desembolso estadounidense directo, como en desbordamiento indirecto sobre la econom¨ªa mundial. Esta guerra tendr¨ªa como tel¨®n de fondo unas condiciones econ¨®micas d¨¦biles a escala mundial, y exacerbar¨ªa esas debilidades. Si Estados Unidos act¨²a solo, el coste de la guerra para la econom¨ªa mundial probablemente ser¨¢ a¨²n mayor.
El coste de la guerra debe sopesarse con el coste de otras acciones alternativas. Desde luego, el que el coste sea alto no es motivo para dejar de actuar, especialmente ante el grave riesgo de que Irak obtenga armas de destrucci¨®n masiva, y acabe us¨¢ndolas. Pero entablar una guerra cuando los medios diplom¨¢ticos tal vez sean suficientes, podr¨ªa tener como consecuencia un coste econ¨®mico (y de otra ¨ªndole) enorme y evitable.
La guerra con Irak har¨ªa que los d¨¦ficit de EE UU se disparasen; el consumo podr¨ªa caer y reventar el ¨²ltimo punto de estabilidad de la econom¨ªa
Seg¨²n los libros de texto tradicionales, la guerra estimula la econom¨ªa a corto plazo. Pero ese punto de vista simplista es demasiado estrecho de miras como para describir los posibles efectos de una guerra con Irak. Tambi¨¦n debemos reconocer que una guerra con Irak, aunque sea limitada, podr¨ªa trastocar profundamente el flujo internacional de bienes, servicios e inversiones en el que se apoya nuestra econom¨ªa mundial.
Estos efectos perjudiciales no s¨®lo disminuir¨ªan la producci¨®n, sino que tambi¨¦n socavar¨ªan la confianza de inversores y consumidores. El est¨ªmulo directo que podr¨ªa derivarse del gasto militar puede verse superado por las incertidumbres y trastornos que la guerra traer¨ªa consigo.
Estas incertidumbres ya son visibles. Los precios del petr¨®leo han aumentado varios d¨®lares por barril desde finales del verano. Desde junio, los mercados de valores de Estados Unidos y de todo el mundo han bajado aproximadamente un 20% en d¨®lares. Cada subida de la probabilidad de la guerra tiende a producir una bajada a¨²n mayor de los mercados.
Incluso aunque la econom¨ªa estadounidense experimente alg¨²n tipo de impulso de la demanda a corto plazo por el incremento del gasto militar, en el resto del mundo no ser¨ªa as¨ª. La mayor¨ªa de los pa¨ªses s¨®lo sentir¨ªan efectos negativos -interrupci¨®n del comercio, subida del precio del petr¨®leo, retirada del capital internacional, recorte en los planes de inversi¨®n- sin est¨ªmulos que los compensen. El aumento en los costes reducir¨ªa el flujo de capital a trav¨¦s de las fronteras y extinguir¨ªa la inversi¨®n extranjera directa en muchas regiones en v¨ªas de desarrollo de todo el mundo, siendo Suram¨¦rica la que m¨¢s directamente lo sufrir¨ªa.
Adem¨¢s, la situaci¨®n macroecon¨®mica de Estados Unidos ya resulta preocupante. Las pol¨ªticas fiscales de la administraci¨®n de Bush, combinadas con el estallido de la burbuja financiera estadounidense a finales de los a?os noventa, han llevado a Estados Unidos a seguir una trayectoria fiscal inestable. De hecho, en lugar de super¨¢vit presupuestarios 'tan grandes como la vista abarca', Estados Unidos tiene grandes d¨¦ficit presupuestarios que subsistir¨¢n durante varios a?os. La guerra con Irak probablemente har¨ªa que esos d¨¦ficit se disparasen. El gasto de consumo podr¨ªa caer v¨ªctima de la guerra y reventar el ¨²ltimo punto de estabilidad de la econom¨ªa estadounidense.
Evidentemente, los legisladores estadounidenses cuentan con un as en la manga. Creen que la guerra ser¨¢ r¨¢pida, que pr¨¢cticamente no implicar¨¢ esfuerzo, y que se autofinanciar¨¢ a medida que Estados Unidos vaya asumiendo el control de las reservas de petr¨®leo iraqu¨ªes, lo cual har¨¢ que baje el precio del petr¨®leo y financiar¨¢ la reconstrucci¨®n de Irak. Es una perspectiva atractiva, aunque improbable. El Irak posterior a la guerra podr¨ªa ser inestable, aunque el conflicto fuera breve. Una posibilidad alternativa es una enorme incertidumbre y desorden en toda la regi¨®n, y trastornos importantes en el flujo del petr¨®leo.
Una guerra r¨¢pida y victoriosa respaldada por Naciones Unidas ofrece las mayores posibilidades para evitar una lluvia radioactiva econ¨®mica. No cabe duda de que si Estados Unidos act¨²a solo, el coste que tendr¨¢ que soportar solo tras el conflicto ser¨¢ m¨¢s alto. Las divisiones pol¨ªticas entre Estados Unidos y otros pa¨ªses importantes producir¨¢ una p¨¦rdida de confianza del inversor, y socavar¨¢ la estabilidad econ¨®mica mundial.
Jeffrey D. Sachs es catedr¨¢tico de Econom¨ªa y director del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia. ? Project Syndicate
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