Reforma de las prestaciones por desempleo en el sector agrario

Andaluc¨ªa mira al futuro prometedor que supone la renovaci¨®n tecnol¨®gica de su actual sistema productivo, pero a¨²n sigue siendo una regi¨®n europea donde el peso espec¨ªfico de la agricultura, como sector econ¨®mico, resulta una realidad palpable.

Se puede hablar de un antes y un despu¨¦s de la agricultura andaluza desde el ingreso de nuestro pa¨ªs en la Uni¨®n Europea, con un aumento de la rentabilidad en esta ¨²ltima etapa. Existen algunos datos significativos para corroborar este crecimiento econ¨®mico de la agricultura en Andaluc¨ªa durante la ¨²ltima d¨¦cada del siglo XX: la producci¨®n de hortalizas ha tenido un crecimiento del 130% en los c¨ªtricos y un 236% en los frutos no c¨ªtricos; el aceite ha aumentado en un 55% y los subproductos en un 48%. La propia Junta de Andaluc¨ªa mantiene que el sector agroindustrial es uno de los m¨¢s destacados dentro de la econom¨ªa andaluza, representando el 38% de la industria total en la regi¨®n y con unas ventas que superan los 10.818 millones de euros.

Esta agroindustria producto de una extensi¨®n de los cultivos y una paralela modernizaci¨®n del sistema productivo genera una fuerte demanda de mano de obra temporal en las denominadas 'campa?as agr¨ªcolas de recolecci¨®n'. Pero me pregunto, ?esta demanda puede ser cubierta con los trabajadores y trabajadoras eventuales agrarios existentes hoy en d¨ªa en Andaluc¨ªa?.

La situaci¨®n del mercado de trabajo agrario presenta unas caracter¨ªsticas muy particulares en Andaluc¨ªa:

a) Seg¨²n la Encuesta de Poblaci¨®n Activa, el sector de la agricultura ha perdido en el ¨¢mbito estatal, desde la puesta en funcionamiento del Plan de Empleo Rural (PER) en 1984, un 45% de efectivos, es decir un mill¨®n de personas. En cambio durante el mismo periodo en Andaluc¨ªa, la poblaci¨®n activa en el sector ha perdido tan s¨®lo un 8%, es decir 34.200 personas.

b) El n¨²mero de afiliados en alta dentro del R¨¦gimen Especial Agrario de la Seguridad Social (REASS) se encuentra en torno a las 526.000 personas por cuenta ajena, con la eventualidad m¨¢s alta de todos los sectores econ¨®micos, y aproximadamente 36.000 personas por cuenta propia, percibiendo solamente el subsidio por REASS un 40% de esta poblaci¨®n. Realidad muy diferente a la imagen que ofrece el Gobierno del se?or Aznar, imagen de un sector intensamente subsidiado.

El sector agroindustrial impone una demanda de mano de obra eventual, flexible, m¨®vil, d¨®cil y barata en comparaci¨®n con el resto del mercado laboral. Todo esto se nutrir¨¢ de trabajadores nacionales o extranjeros extracomunitarios no siendo de inter¨¦s de estos ¨²ltimos el permanecer encuadrados en esta actividad laboral tan precaria.

De no haberse implantado y perfeccionado las sucesivas pol¨ªticas tendentes a la protecci¨®n y promoci¨®n del empleo agrario nos encontrar¨ªamos otros escenarios como procesos importantes de emigraci¨®n interna (campo-ciudad) dentro de la regi¨®n o hacia otras regiones con mayor potencial de crecimiento econ¨®mico y de demanda de empleo. Si imaginamos que la b¨²squeda de empleo s¨®lo hubiese movilizado a la mitad de la poblaci¨®n activa del sector nos podr¨ªamos encontrar con una poblaci¨®n desarraigada, conflictos interculturales de adaptaci¨®n, profundos cambios sociol¨®gicos en determinados n¨²cleos urbanos y, por qu¨¦ no, inicio de potenciales procesos de marginalidad.

Igualmente, de no haber existido estas pol¨ªticas de protecci¨®n socio laboral hacia los trabajadores y trabajadoras agr¨ªcolas, se estar¨ªa actuando radicalmente en contra de las pol¨ªticas de la Uni¨®n Europea en cuanto al mantenimiento de la poblaci¨®n rural (Informe 'El futuro del mundo rural, 1988') que intentan asimilar las condiciones de vida del mundo rural a las del mundo urbano. Este informe marc¨® una l¨ªnea de esperanza para cambiar la situaci¨®n del mundo rural de las regiones m¨¢s deprimidas de la vieja Europa.

En conclusi¨®n, estamos ante un sector econ¨®mico en constante reconversi¨®n que necesitar¨¢ durante muchos a?os de pol¨ªticas pasivas y activas de protecci¨®n y promoci¨®n laboral hasta que se garanticen unos m¨ªnimos de igualdad respecto de los trabajadores y trabajadoras de otros sectores productivos.

Los problemas sociolaborales del medio rural no se resuelven eliminando de un plumazo pol¨ªticas que han obtenido un saldo positivo pese a posibles inconvenientes. El actual Acuerdo para el Empleo y la Protecci¨®n Social Agrario (AEPSA) ha producido unos efectos notables de modernidad dentro de una sociedad eminentemente agraria como lo es la andaluza. En sus casi 18 a?os de existencia ha contribuido a estabilizar social, econ¨®mica y laboralmente a una poblaci¨®n agraria que carec¨ªa de perspectiva de futuro, futuro que hoy en d¨ªa sigue siendo incierto debido a la inestabilidad laboral de muchos pa¨ªses, agravada notoriamente en una regi¨®n como la nuestra. Si dichas pol¨ªticas precisan cambios es necesario que se abran v¨ªas de debate y di¨¢logo, no para suprimirlas, s¨ª para adaptarlas a contextos cambiantes y para mejorarlas.

Manuel Merino es secretario general de la Federaci¨®n Agroalimentaria de CC OO en Andaluc¨ªa.