El bendito llanto de Blessing
El beb¨¦ de cuatro d¨ªas que lleg¨® en patera a Fuerteventura con par¨¢lisis cerebral mejora r¨¢pidamente, aunque podr¨ªa sufrir secuelas
Los expertos advierten de que el fen¨®meno de la inmigraci¨®n africana hacia las islas Canarias a¨²n est¨¢ lejos de haber alcanzado su expresi¨®n m¨¢s terrible. En los ¨²ltimos meses se han sucedido historias estremecedoras, como la de Sheima, la saharaui que naci¨® en una patera mientras su madre, Fatiha, se desmayaba de dolor; o la de Mohamed, de 23 a?os, que se desplom¨® fulminado por un infarto 300 metros despu¨¦s de haber pisado las doradas playas de Gran Canaria.
Pero el caso de Blessing (bendici¨®n, en ingl¨¦s) ha afectado incluso a quienes se enfrentan cada d¨ªa a estos dramas humanos.
Su madre, Tina A., es una nigeriana de 15 a?os. A pesar de su avanzado estado de gestaci¨®n, decidi¨® iniciar la larga ruta hacia la Europa pr¨®spera que millones de africanos conocen a trav¨¦s de la televisi¨®n. En pleno desierto, cuatro d¨ªas antes de embarcar en una patera, dio a luz a su hija. Extenuada y con la peque?a en brazos, tuvo que seguir adelante.
La madre, de s¨®lo 15 a?os, est¨¢ internada en el centro de menores de Gran Canaria
Al mediod¨ªa del 15 de septiembre, subi¨® a una fr¨¢gil embarcaci¨®n de madera, compartida con una docena de pasajeros. El plan de ruta era guiarse hasta Canarias por la trayectoria del sol y, cuando ¨¦ste se pusiera, seguir el potente haz de luz del Faro de la Entallada (en el sur de Fuerteventura), donde desembarcar¨ªan a medianoche. Seg¨²n les hab¨ªan dicho falsamente los patrones marroqu¨ªes, la vigilancia bajaba la guardia a esa hora y era m¨¢s f¨¢cil colarse.
A mitad de trayecto hubo que api?arse a¨²n m¨¢s en la barca y hacer un hueco a otros doce inmigrantes cuya patera estaba a punto de hundirse. El sobrepeso abri¨® una v¨ªa de agua. Todos se habr¨ªan ahogado si la patrullera de la Guardia Civil no les hubiera salido al encuentro.
Al llegar a Fuerteventura, los agentes y el personal sanitario envolvieron a Blessing en una manta multicolor y la enviaron junto con su madre al servicio de urgencias del hospital insular. 'Era la primera vez que ve¨ªa un caso como ¨¦ste en 22 a?os de profesi¨®n', asegur¨® Carmen Romero, pediatra del centro, tras una primera observaci¨®n del beb¨¦, que entonces s¨®lo ten¨ªa cuatro d¨ªas de existencia. Una grave infecci¨®n del cord¨®n umbilical y su estado cr¨ªtico general aconsejaron trasladarlo en un helic¨®ptero de urgencias, dentro de una incubadora, hasta el Materno Infantil de Gran Canaria. La peque?a sufr¨ªa una grave par¨¢lisis cerebra, no respond¨ªa a est¨ªmulos sensoriales y hab¨ªa que alimentarla mediante una sonda. Los m¨¦dicos creen que su estado podr¨ªa deberse a que sufri¨® asfixia durante el parto o a una hipoglucemia posterior, pues no tom¨® ning¨²n alimento hasta llegar a Fuerteventura. Su encefalograma estaba casi plano, pero su coraz¨®n segu¨ªa latiendo y no ten¨ªa otros ¨®rganos vitales afectados.
Su madre, Tina, fue trasladada bajo custodia policial desde el centro de acogida de Cruz Roja en Fuerteventura, donde conviv¨ªa con una veintena de mujeres africanas, colombianas y b¨²lgaras, hasta Las Palmas, para que viera a su hija. Ahora est¨¢ internada en el centro de Menores del cabildo de Gran Canaria.
A los pocos d¨ªas de tratamiento, Blessing sorprendi¨® al equipo m¨¦dico, dirigido por el doctor Laureano Le¨®n, con algunos movimientos espont¨¢neos de las manos y girando la cabeza hacia quien le hablaba. 'Queda mucho por hacer y estudiar, pero ¨¦sta ha sido una mejor¨ªa cl¨ªnica muy llamativa', reconoce el doctor.
Desaparecida la infecci¨®n en el cord¨®n umbilical, Blessing abandon¨® hace dos semanas la Unidad de Cuidados Intensivos de Neonatales y pas¨® a planta. Si se confirma su r¨¢pida mejor¨ªa, en 15 d¨ªas podr¨ªa recibir el alta, aunque algunos de los da?os que ha sufrido podr¨ªan tener car¨¢cter irreversible. 'No podemos predecir qu¨¦ secuelas padecer¨¢, pero su desarrollo puede resentirse', admite el doctor. Como se?al de esperanza, Blessing ya ha comenzado a sucionar y a mover brazos y piernas. Hace unos d¨ªas, para alborozo de quienes la cuidan, rompi¨® por fin a llorar.
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