Obst¨¢culos

La semana pasada vi por televisi¨®n diversos actos relacionados con protesta contra el exceso de obst¨¢culos en la v¨ªa p¨²blica, pero no o¨ª que se nombrara a los bolardos, que est¨¢n invaden nuestras calles y que son un peligro tanto para peatones como para ciclistas y automovilistas. Bolardos altos y bajos, con formas o lisos, pero est¨¢ticos y recios, situados por todas partes, en aceras y calzadas, carriles-bici o vados.

Por si no tuvi¨¦ramos ya bastantes obst¨¢culos para circular f¨¢cilmente, ahora surgen por doquier estos artilugios r¨ªgidos, que son una amenaza para la seguridad de los viandantes, particularmente en los pasos para peatones, y no s¨®lo para invidentes o discapacitados f¨ªsicos, sino para cualquiera que no vaya mirando al suelo buscando su existencia o porque, esperando el cambio de sem¨¢foro para cruzar la calle, no los vea por haber gente delante; y no digamos en las calles del centro, con aceras estrechas en las que se han situado, donde si por un lado pueden disuadir a determinados conductores de aparcar ocupando la acera, por otro lado no permiten la circulaci¨®n normal de peatones, sobre todo en horas punta, por lo que hay que invadir la calzada involuntariamente para sortearlos.

Para nuestra tranquilidad, que se retiren todos los bolardos, mucho m¨¢s peligrosos que los chirimbolos o los bordillos de las aceras. Que se utilicen se?ales viales en su lugar y se dispongan campa?as educativas y de concienciaci¨®n para respetarlas. Su colocaci¨®n s¨®lo deber¨ªa ser circunstancial donde sea imprescindible, y en estos casos habr¨ªan de ser de goma, s¨®lo disuasorios.

Numerosos accidentes por choque o tropiezo dan fe de lo mencionado anteriormente, la mayor¨ªa de los cuales no son denunciados por los sufridos ciudadanos. As¨ª pues, hay que considerar estos obst¨¢culos entre los m¨¢s peligrosos, siendo necesaria su retirada tanto por motivos de seguridad como de est¨¦tica.