El doble misterio de la palabra
Cuando el 4 de junio de 1986, Isabel Garc¨ªa Lorca abr¨ªa para autoridades y medios informativos, la puerta de su casa familiar en Fuente Vaqueros, con ese gesto, y la fijaci¨®n despu¨¦s de una fecha para la apertura del museo, el 29 de julio de ese a?o, se hac¨ªa realidad un sue?o y un hecho de justicia: abrir un espacio para la memoria viva del poeta. Isabel, la ¨²nica de los hermanos que no hab¨ªa nacido en Fuente Vaqueros, nos trasmit¨ªa el significado que para ella ten¨ªa conservar la casa donde vieron por primera vez unos ojos que tanto nos han dicho a todos.
En d¨ªas previos Isabel cuidaba los ¨²ltimos detalles de la decoraci¨®n con los pocos objetos recuperados y algunos documentos. A partir de ese a?o, bien en v¨ªsperas del 5 de junio, d¨ªa del nacimiento, o en otras fechas en que era requerida su presencia, yo recib¨ªa a do?a Isabel en el aeropuerto y muchas veces nos sal¨ªa al encuentro el amarillo de las gayombas, el olor a vega, frescor de choperas, que ella percib¨ªa en un silencio tan profundo como inquietante. No es momento de poder fijar tantos recuerdos compartidos.
Una vez en Granada, en el sencillo y cuidad¨ªsimo hotel Am¨¦rica, la hermana menor de Federico, tan cerca de los paisajes en los que Juan Ram¨®n Jim¨¦nez la bautiz¨® Hadilla del Generalife, elaboraba su agenda: o¨ªr misa en Santa Mar¨ªa de la Alhambra, escaparse al Monasterio de Cartuja, comprar un juego de fajalauza, para el gazpacho en una tienda de cer¨¢mica, hacer alguna visita a familiares. En algunas ocasiones, desde la ventana del coche observaba las que hab¨ªan sido casas de su familia en Gran V¨ªa o Acera del Casino destruida en una premeditada operaci¨®n urban¨ªstica.
El 29 de julio de 1986 se inici¨® una etapa de reencuentros de Isabel Garc¨ªa Lorca y el pueblo de La Fuente: Gloria Ib¨¢?ez, Elena Mart¨ªn Vivaldi, Eulalia, Isabel ?ngeles Ortiz, Jos¨¦ Caballero, Soledad Salinas, los componentes de La Barraca, Mar¨ªa Isabel de Falla, Leonor y Eulalia Machado, Encarnaci¨®n Hern¨¢ndez, hermana del poeta, y cuando no le era posible viajar, al finalizar el acto, yo le pasaba el tel¨¦fono para saludar, por vez primera, a Mar¨ªa Teresa S¨¢nchez Mej¨ªas, hija del torero: '?Pero c¨®mo es posible que nunca nos hayamos conocido con las cosas que nos unen?', dec¨ªa.
Hubo dos o tres ocasiones, menos solemnes en las que Isabel se desplaz¨® desde Madrid para ser fiel, una vez m¨¢s, al cari?o y la amistad. Una para presentar la exposici¨®n Mosaicos de Isabelita Rold¨¢n Garc¨ªa, una de sus primas preferidas, otras para acompa?ar a Kostas Tsir¨®pulos, hispanista griego o a su querid¨ªsima Marie Lafranque, sin olvidar una jornada memorable junto a la poetisa Elena Mart¨ªn Vivaldi, con motivo de la presentaci¨®n del libro Con s¨®lo esta palabra, editado en 1990 por el Patronato F. G. Lorca de la Diputaci¨®n de Granada: 'Hoy estoy en esta Casa que guarda el eco de tantas iniciativas afortunadas. Yo conoc¨ª a Elena cuando era una muchacha joven, morena, guap¨ªsima, parec¨ªa alegre... y juntas asistimos bien engalanadas a una corrida de toros... yo supe mas tarde por Jorge Guill¨¦n que Elena era poeta. Don Jorge Guill¨¦n, que la ten¨ªa en gran estima e hilaba muy delgado... Entonces la le¨ª y supe valorarla. Estos poemas son el mejor de los recuerdos y el mejor homenaje al que aqu¨ª naci¨®...', dijo entonces.
Ahora, con la aparici¨®n de su libro de memorias, Recuerdos m¨ªos, quisiera evocar para ella los versos que la poetisa granadina recit¨® aquella tarde entre aromas de membrillos y jazmines: 'Quiero llegar al fondo de tu silencio oscuro, / sorprender el misterio doble de tu palabra'.
Juan de Loxa es poeta y director de la casa museo de Fuente Vaqueros.
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