Al Pacino brilla en un thriller inquietante
?Qu¨¦ se les ha perdido a dos polic¨ªas de homicidios de Los ?ngeles, Will y Hap (Al Pacino y Mart¨ªn Donovan) investigando el crimen de una muchacha de 17 a?os en una perdida ciudad de Alaska? La pregunta salta a la mente del espectador nada m¨¢s empezar Insomnio, primera incursi¨®n comercial de uno de los talentos del cine independiente americano, el brit¨¢nico Christopher Nolan, director de Memento. Pero en este thriller aparente todo se juega en realidad y, casi como si se tratara de establecer un discurso diametralmente opuesto al de Memento, con las cartas sobre la mesa.
En s¨®lo un par de secuencias m¨¢s se sabr¨¢ que ambos polic¨ªas han sido enviados al helado norte para sacarlos de circulaci¨®n, ya que han tenido problemas en su desempe?o profesional y pronto tendr¨¢n que testificar ante un comit¨¦ de Asuntos Internos. Tambi¨¦n se conocer¨¢ que lo que uno de los dos diga, de alguna manera, tendr¨¢ consecuencias dram¨¢ticas contra el otro. Y muy pronto sabremos a¨²n m¨¢s: qui¨¦n es el asesino, los motivos por los cuales mat¨® a la chica..., con lo que, de un plumazo, se desmonta el principal gancho.
INSOMNIO
Director: Christopher Nolan. Int¨¦rpretes: Al Pacino, Robin Williams, Hilary Swank, Martin Donovan, Rachel Clement. G¨¦nero: thriller, EE UU, 2002. Duraci¨®n: 115 minutos.
?En qu¨¦ radica, entonces, el gran inter¨¦s de Insomnio? En dos aspectos: en una historia muy bien trenzada y desarrollada, en la que se entremezclan dos l¨ªneas maestras, dos investigaciones criminales a cada cual m¨¢s inquietantes. Y en la creaci¨®n de una atm¨®sfera tensa, virtualmente insoportable, en la que Will ir¨¢ progresivamente cayendo, seriamente afectado por un clima en el que brilla el sol las 24 horas del d¨ªa, lo que le impide conciliar el sue?o, y de paso, bloquea su capacidad de raciocinio.
Pero es que ese sue?o no conciliado resulta, adem¨¢s, la met¨¢fora de un asunto mayor, la culpabilidad del polic¨ªa por algo que ocurre en la trama, y que el lector agradecer¨¢ no le sea contado, que lo precipitar¨¢ en un dilema moral que es, en el fondo, la gran lecci¨®n que la pel¨ªcula deja en pie. Gracias, o m¨¢s bien debido a, ese dilema, Will deber¨¢ afrontar las consecuencias de muchos actos...
Todo este excelente material, una gentileza del guionista primerizo Hillary Seitz, a quien desde ya hay que seguirle la pista, es trabajado por Christopher Nolan, no obstante, con excesivas concesiones a los modos de hacer del cine comercial actual, lo que parece raro en un cineasta que ha demostrado, hasta ahora, un peculiar sentido propio de la narraci¨®n, o tal vez no es tan raro, y sea s¨®lo el necesario tributo para integrarse en la industria. Las concesiones que realiza Nolan tienen que ver con el empleo de planos de muy corta duraci¨®n y con un montaje fren¨¦tico, apoyado en el cambio constante de la angulaci¨®n de la c¨¢mara.
Todo eso, a lo que a¨²n cabr¨ªa a?adir adem¨¢s la escasa presencia de planos descriptivos, dan al filme una textura de videoclip, la ingrata apariencia de un discurso apresurado, en el que los cuerpos y los rostros de los actores parecen evanescentes, vol¨¢tiles, excepci¨®n hecha del de Al Pacino. Sobre ¨¦l, la c¨¢mara se detiene bastante m¨¢s que sobre sus colegas, incluido el histri¨®n Robin Williams, un efecto que el espectador, agradece porque convierte al actor en la estrella indiscutida y casi ¨²nica de la funci¨®n.
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