El regenerador de la esperanza surgido del horror
El a?o pasado estuvo en Madrid. Disfrut¨® como s¨®lo disfrutan quienes han visto el abismo y saben lo que la mayor¨ªa de los seres humanos nos empe?amos en ignorar en vidas m¨¢s o menos agitadas, preocupadas, ocupadas y disipadas. Es, por ejemplo, el calor humano que siempre le recuerda -para bien- el hielo asesino de miradas de gentes extra?as que lo enviaban a los 15 a?os en Auschwitz desde la rampa de selecci¨®n humana en una direcci¨®n concreta, con el seco gesto de la fusta del oficial nazi. Mientras, familiares y amigos se alejaban, para siempre, hacia otra, cada vez m¨¢s indefinida en el humo que surg¨ªa de los ingenios de muerte.
Probablemente nadie ha descrito, sin sentimentalismos -'porque con l¨¢grimas en los ojos siempre se ve peor'-, la voluntad asesina, el miedo, la miseria y la desesperanza, pero tambi¨¦n esa siempre sorprendente e inveros¨ªmil capacidad del ser humano de elevarse, por amor al pr¨®jimo o a la vida, por encima de s¨ª mismo. Si algo impresiona en los libros de este hombre, Imre Kert¨¦sz, jud¨ªo de Budapest, nacido en 1929, es la incre¨ªble capacidad de verter una sobria felicidad en los m¨¢s espantosos escenarios. Muchos de los que vivieron y milagrosamente sobrevivieron con ¨¦l aquel calvario se quitaron despu¨¦s la vida, incapaces de superar las im¨¢genes y los recuerdos, pero tambi¨¦n la culpabilidad que atorment¨® a tantos precisamente por ser supervivientes y no haber corrido la misma suerte que padres, hermanos o hijos. Kert¨¦sz se supo reconciliar con los humanos, sin perdones imposibles, pero con amor a la vida.
En Kaddish por el hijo no nacido, Sin destino y Fiasko, Kert¨¦sz no escribe memorias, sino revive en novelas la suerte de toda una cultura, de varias en realidad, del holocausto, pero tambi¨¦n del perfil de la maquinaria del mal que surge de una larga cadena de banalidades. La cultura europea cambi¨® tras Auschwitz como no pod¨ªa ser menos, insiste Kert¨¦sz, pero tambi¨¦n la conciencia de los humanos que, de alguna forma, aunque nacidos despu¨¦s, entran en contacto con la sima m¨¢s oscura de la humanidad.
El kaddish es una oraci¨®n, pero no s¨®lo por los jud¨ªos muertos, sino por todos los hombres. Y como toda oraci¨®n, plena de esperanza. Y plena de literatura.
Babelia
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