Botero fue el hombre de hierro
Igor Gonz¨¢lez de Galdeano, bronce en una prueba espectacularmente ganada por el corredor colombiano
![Carlos Arribas](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fe3f9d365-91a0-4554-a5c4-70f3bf1ea029.png?auth=e6426bc0be73ca7a1a032b8f3a5a8f5479303facc987fc5270aa197eb094c06b&width=100&height=100&smart=true)
Igor Galdeano lloraba y Manolo Saiz lloraba y Paco Antequera lloraba y eran todos una Magdalena. Menuda llorera a la sombra de Aitor Gonz¨¢lez, al que le han crecido los rizos y a pesar de la gomina se le alborotan. Antequera le da un beso a Igor e Igor se lo devuelve, y le dice 'muchas gracias por confiar en m¨ª, t¨² s¨ª que sabes, Paco'. Y Antequera, el seleccionador nacional, el incomprendido que se siente reivindicado ante todos, se sorbe los mocos y le devuelve un 't¨² s¨ª que vales, Igor, t¨² s¨ª que eres serio, da gusto'. Y Manolo Saiz, el director de Igor, el hombre que s¨®lo vive por las contrarreloj, se frota la boca y llora de rabia un 'por qu¨¦ poco no hemos ganado, qu¨¦ pena me da'.
Qu¨¦ escena.
Igor, el hombre fuerte que fue hace unos meses amarillo en el Tour, el hombre agotado que se fue de la Vuelta gracias a una ca¨ªda, hab¨ªa ganado la medalla de bronce del Mundial contrarreloj a pesar de casi todos. Cuando Antequera, el hombre que hace tres a?os se sac¨® a Freire de la manga, se empecin¨® en convocar a Igor una tormenta se levant¨® en su contra. Ad¨®nde va. Qui¨¦n hace la selecci¨®n. Aqu¨ª qui¨¦n manda. Pobre Casero, que se queda fuera. Cuando Igor termin¨® de bronce, y no de oro por 17s o de plata por 9s, una nader¨ªa en 40 kil¨®metros llanos y ventosos, un qu¨ªteme all¨¢ esa emisora de radio que no funciona y no me entero de las referencias, Antequera no habl¨®, llor¨® de emoci¨®n. Y tambi¨¦n dijo: 'Ay, Aitor, que no eres Olano, que gan¨® la Vuelta y se fue al pueblo a entrenarse y gan¨® el Mundial luego, que no tienes cabeza, que no se puede estar de celebraci¨®n y entrenando, que menos mal que llam¨¦ a Igor'. Elogio de la hormiga. Pero si Aitor, el extraordinario ganador de la Vuelta, el hombre del Bernab¨¦u, no es una cigarra. ?Qu¨¦ culpa tiene ¨¦l si le meten en un vuelo para ir a Alicante a calarle su gorra al presidente Aznar, y si luego le llevan a su pueblo en coche descubierto, y si le llevan al Bernab¨¦u a hacer un saque de honor, y si le llaman todas las teles y todas las revistas, y si le gusta comer y no puede resistirse a un cocido de la madre de Perdiguero, o a una tarta de manzana en B¨¦lgica? A Aitor, la sonrisa r¨¢pida, la iron¨ªa y los ojos brillantes, le gusta vivir, y una Vuelta no se gana todos los d¨ªas. A Aitor se le fueron los d¨ªas entre la Vuelta y el Mundial pensando que tendr¨ªa tiempo para hacer su trabajo, y el ¨²ltimo d¨ªa se peg¨® una empollada de varias horas, se levant¨® a las siete, se recorri¨® 100 kil¨®metros, se fue al avi¨®n, lleg¨® a B¨¦lgica e hizo rodillo. Y se sent¨® y ya no pudo levantarse. 'No s¨¦ qu¨¦ me pasa, Labarta', le dijo a su preparador el mi¨¦rcoles por la noche, 'que me quedo dormido de pie. No puedo m¨¢s'.
Aitor no pudo contra los hombres-m¨¢quina, Igor pudo un poco pero no todo, y los hombres-m¨¢quina, el descomunal Rich por encima de todos, no pudieron con el hombre de hierro, con el m¨¢s potente, el m¨¢s fuerte, el mejor ciclista de los inscritos, no pudo con Santiago Botero. Qu¨¦ tipo el colombiano rubio, que ni gan¨® la Vuelta, ni se fue de homenajes. Se encerr¨® en Torrej¨®n con su mujer, Catalina, y un coche. 100 kil¨®metros tras coche, manejado por Catalina, 60 kil¨®metros ligeros al d¨ªa siguiente. As¨ª tres ciclos. As¨ª de duro para llegar a la v¨ªspera del Mundial que iba a suponer la primera medalla de oro para el ciclismo colombiano y decir: 'No tengo nada que hacer. Los dem¨¢s s¨ª son buenos'. Pero qu¨¦ dice.
Botero, ojos azules, ojos claros, se alimenta de las dudas. Es un pesimista hist¨®rico que disfruta pensando que lo peor est¨¢ por llegar. 'Es que no soy como los americanos del norte, que se motivan diciendo soy el mejor, voy a ganar, soy el mejor. Yo digo que no voy a ganar y as¨ª me refuerzo positivamente, intentando llevarme la contraria a m¨ª mismo, as¨ª me esfuerzo y as¨ª me supero. Y si no gano, ya lo sab¨ªa, y si gano, digo lo que digo ahora, 'pero qu¨¦ sorpresa'. Pero no fue tanta sorpresa. El hombre que volver¨¢ a dar a Colombia otra noticia optimista al d¨ªa siguiente de las memorias de Gabo, ya hab¨ªa ganado a Armstrong en la contrarreloj del Tour. Como ayer pleg¨® la bisagra de la pelvis, se acopl¨® sobre la bici y empez¨® a machacar los pedales. Y cuando ten¨ªa el viento a favor, recuperaba el soplo, y con el viento en contra se apretaba m¨¢s y m¨¢s, y al final sin soplo y sin vida, gan¨®. Para llevarse la contraria, m¨¢s que nada.
![El alem¨¢n Rich (plata), a la izquierda; Botero (oro), en el centro, e Igor Gonz¨¢lez de Galdeano (bronce).](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/WNCPLNZYO247BPNCWEFHOH7NSM.jpg?auth=f3d712ed943c2bb2c6306156907e372dd69c65d54136c71e1a110fe094f9c0bb&width=414)
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