El centro cultural del Born
La satisfacci¨®n por la decisi¨®n sobre el Mercat del Born, que pasa a ser un centro museogr¨¢fico y de investigaci¨®n dedicado a la historia de la ciudad de Barcelona, va unida a la perplejidad de que se haya tardado tanto en ver algo tan obvio: la incompatibilidad entre la conversi¨®n en museo de los restos arqueol¨®gicos y la instalaci¨®n de la biblioteca provincial. Sea como sea, 30 a?os despu¨¦s de la campa?a Salvem el Born, otra campa?a popular y profesional ha conseguido salvar las ruinas debajo del antiguo mercado.
En s¨ªntesis, las razones esenciales han sido dos. Por una parte, el alt¨ªsimo valor de los restos arqueol¨®gicos, un trozo de ciudad con mucha m¨¢s arquitectura, arqueolog¨ªa e infraestructura de lo que se preve¨ªa. Derribada con cuidado por sus propios moradores en 1716, esta parte de ciudad es altamente representativa de la Barcelona de principios del siglo XVIII; adem¨¢s de las calles, se conservan trozos del tejido residencial de los pescadores, de las viviendas palaciegas, de las primeras f¨¢bricas y del Rec Comtal.
Y por otra, el hecho de comprobar all¨ª mismo la perfecta simbiosis que se produce entre el manto protector del mercado como cubierta y como espacio unitario y los restos urbanos de este pedazo representativo del barrio de la Ribera. Tal parece que el edificio de Fontser¨¨ esperaba que, alg¨²n d¨ªa, los barceloneses fueran tan sabios de utilizar su cubierta para proteger la ciudad tardomedieval.
De haberse mantenido la voluntad de encajar a toda costa la biblioteca, se hubiera llegado a una combinaci¨®n desastrosa como el Museo del Siglo XIX en la antigua Gare d'Orsay de Par¨ªs. Y la validez de la cubierta del Mercat del Born para contener las ruinas queda avalada por proyectos como las grandes cajas de madera, ligeras y permeables, del centro arqueol¨®gico en Chur, Suiza (1985-1986), proyectadas por Peter Zumthor para cubrir las excavaciones de la muralla romana. La diferencia es que a los restos arqueol¨®gicos de la Ribera no les hace falta invertir en una cubierta de nueva planta, ya que la de Fontser¨¨ es ideal: tan di¨¢fana y ligera, tan capaz de proteger, dejar pasar la luz natural y ventilar tal como se le pedir¨ªa a un proyecto contempor¨¢neo.
Sin embargo, del fallido proyecto para compatibilizar la biblioteca provincial dentro del mercado y por encima de los restos arqueol¨®gicos, realizado con sumo cuidado por los arquitectos Rafael de C¨¢ceres y Enric S¨°ria, debe saberse ver las aportaciones clave: la primera, que es imprescindible recuperar la cota actual de la calle en el nuevo edificio para relacionarlo con el espacio p¨²blico de acceso y para recuperar el espacio inicial en el que se construy¨® la cubierta del Born. La segunda idea acertada es que la parte m¨¢s representativa de las ruinas, sin cubrir, deber¨ªa ser el preexistente espacio p¨²blico antiguo de calles, paseos y el Rec Comtal. Ello comporta que la peque?a parte de los restos a los que se deber¨¢n sobreponer ligeras plataformas y pasarelas para favorecer su visita muse¨ªstica y para permitir la creaci¨®n de toda una serie de servicios -instalaciones, recogidas de aguas, etc¨¦tera-, deber¨¢ estar en el per¨ªmetro y en alguna antigua ¨¢rea residencial que pueda quedar casi cubierta.
Tampoco debe olvidarse el proyecto final de carrera que el mismo Enric S¨°ria realiz¨® en 1970, un estudio de los espacios del Mercat del Born para reconvertirlos en un centro de arte contempor¨¢neo. S¨°ria pon¨ªa entonces ¨¦nfasis en mantener la unidad de todo el espacio, y para ello propon¨ªa un sistema de pasarelas, voladizos y divisiones, suspendidos, transparentes y ligeros. Un proyecto fascinante que 30 a?os despu¨¦s sugiere las formas livianas que ahora deber¨¢n introducirse en un futuro centro cultural, que quienes mejor podr¨ªan proyectarlo son los mismos C¨¢ceres y S¨°ria.
Tenemos ya la decisi¨®n pol¨ªtica, pero el proceso no ha terminado, sino todo lo contrario. Ahora es cuando empieza todo. Faltan los pasos imprescindibles: esencialmente la definici¨®n museol¨®gica y del programa, y el proyecto arquitect¨®nico, y cuando ambos est¨¦n definidos tienen que servir de soporte a un tercer paso: el proyecto museogr¨¢fico.
La perfecta relaci¨®n entre la cubierta y los restos exige una intervenci¨®n liviana y cuidadosa que, respetando el espacio unitario del antiguo mercado y la integridad de los restos, resuelva las cuestiones arquitect¨®nicas y t¨¦cnicas imprescindibles para crear un equipamiento cultural, una estructura m¨ªnima que act¨²e como museo, plaza cubierta abierta al p¨²blico, centro de estudios y actividades en torno a la evoluci¨®n urbana de Barcelona como ejemplo de ciudad europea. Un proyecto que resuelva la accesibilidad, las nuevas instalaciones y servicios, creando pasarelas y vol¨²menes suspendidos livianos, con una museograf¨ªa transparente; un lugar vivo basado en la presentaci¨®n y el estudio de los restos hist¨®ricos bajo la monumental cubierta del antiguo mercado, recuperando la actividad urbana de las viejas calles detenidas en 1714. Si se consigue potenciar actividad en los dos niveles, el actual de la calle y el de la ciudad del siglo XVIII, seguro que no ser¨¢ un lugar triste, como tampoco lo es la plaza de la Villa de Madrid, aunque Francesc de Carreras se confunda ya que hace tiempo que no ha pasado por all¨ª y no ha visto la espl¨¦ndida reforma a punto de ser inaugurada.
Si se acierta en los proyectos museol¨®gico, arquitect¨®nico y museogr¨¢fico, y se encuentra definitivamente el lugar para la biblioteca provincial al lado de la estaci¨®n de Francia, m¨¢s cerca del mar, dentro de cuatro a?os aproximadamente podr¨ªan inaugurarse dos cualificados equipamientos culturales que Barcelona se merece y el barrio de la Ribera necesita.
Josep Mar¨ªa Montaner es arquitecto y catedr¨¢tico de Composici¨®n Arquitect¨®nica en la Escuela de Arquitectura de Barcelona.
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