El viajante de Miller
'El Pa¨ªs Semanal' publica ma?ana un texto de la nieta de Manny Newman, el protagonista real de la obra de teatro
Willy Loman, el personaje central de La muerte de un viajante que hizo famoso al dramaturgo Arthur Miller, se llamaba en la realidad Manny Newman. Su nieta, Mary Ann Newman, cuenta ahora la verdadera historia de su abuelo en un art¨ªculo que ma?ana publica El Pa¨ªs Semanal. 'Mucha gente sigue creyendo, como Willy Loman, en el sue?o americano', dijo Miller (Nueva York, 1915) cuando se le comunic¨® la concesi¨®n del Premio Pr¨ªncipe de Asturias de las Letras 2002. La tragedia del viajante estaba inspirada en la propia familia del autor, que ahora pone en su lugar la nieta del viajante.
Mary Ann Newman (Nueva York, 1951), profesora de literaturas hisp¨¢nicas, relata que la emisi¨®n por televisi¨®n de La muerte de un viajante, en 1967, le revel¨® la verdad sobre los personajes. Su padre, Abby Newman, un viajante que se pasaba la mayor parte del a?o recorriendo el Medio Oeste americano vendiendo prendas de pr¨ºt-¨¤-porter femenino, le cont¨® c¨®mo en aquella obra aparec¨ªan su abuelo, su t¨ªo y ¨¦l mismo. Tambi¨¦n le cont¨® que Arthur Miller, era un pariente muy cercano de la familia Newman. La abuela Annie, de soltera Barnett, era hermana de Augusta, la madre de Miller. 'Mi abuelo hab¨ªa intentado suicidarse varias veces, como se cuenta en la obra; en una de ellas incluso quiso saltar desde el Empire State de Nueva York. Cuando por fin lo consigui¨®, creo que fue con mon¨®xido de carbono'.
La obra de Miller hiri¨® a sus t¨ªos y a sus primos y la relaci¨®n familiar se enfri¨®. 'Nuestras frases cotidianas resurg¨ªan en boca de una familia ficticia'. La adolescente Mary Ann Newman asumi¨® la tr¨¢gica historia del viajante y entendi¨® que un escritor estaba en su derecho de falsear la realidad. La cosa hubiera quedado ah¨ª si Arthur Miller no hubiera abundado en detalles ficticios sobre los Newman en su autobiograf¨ªa A vueltas con el tiempo. Miller habla del hogar de los Newman como una casa cargada de sexualidad: 'Una turbia penumbra en la casa, un h¨¢lito de sexo y sue?os, de mentiras e invenciones, y, sobre todo, de contradicci¨®n y sorpresa... Nunca me dirig¨ªa a su casita sin sentir que iba a ocurrir algo extraordinario, alg¨²n suceso lascivo o una revelaci¨®n asombrosa de cualquier tipo'. Tales descripciones hirieron profundamente a Mary Ann Newman: 'eran absolutamente injustas para mi familia'.
Ella sinti¨® que el destino la llamaba cuando en 1987, con ocasi¨®n del afamado festival de Teatro en Williamstown, Massachusetts, que se celebra cada verano en esta ciudad de Estados Unidos, vio que se representaba El reloj americano y que el autor (Miller) asistir¨ªa a la primera funci¨®n. Pero como las entradas estaban agotadas, decidi¨® dejarle en la taquilla del teatro una carta. '?l me respondi¨® y me invit¨® a verle en Nueva York'. La cita se produjo. Intercambiaron informaci¨®n sobre la familia ('al fin y al cabo, somos primos segundos') y cuando lleg¨® el momento de irse, Miller la acompa?¨® en taxi y hasta le dijo al taxista: 'Hoy es un d¨ªa importante para m¨ª porque he conocido a mi sobrina'. Miller invit¨® a Mary Ann Newman a reanudar el contacto 'por mi ligaz¨®n con la cultura hispana que Miller supon¨ªa que a su mujer, la fot¨®grafa Inge Morath, le iba a interesar'.
Mary Ann Newman es una enamorada de la cultura catalana. Ha traducido obras de Xavier Rubert de Vent¨®s y de Quim Monz¨® y en la actualidad colabora en el Forum de les Culturas-Barcelona 2004. Antes de publicar su testimonio envi¨® a Miller por correo electr¨®nico el art¨ªculo de la verdadera historia del viajante, que aparece ma?ana en El Pa¨ªs Semanal: 'Yo cre¨ªa que ¨¦l era el destinatario m¨¢s importante de ese art¨ªculo'. Desconoce si lo recibi¨® o no, pero afirma que s¨®lo ha querido dar cuenta, como nieta, hija y como lectora, 'de la insuperable dificultad de capturar sobre el papel a un ser humano'.
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