'EE UU no tiene ni la m¨¢s remota idea de lo que pasa en Irak'
Anthony Beevor es una de las nuevas estrellas en la comunidad de historiadores con m¨¢s tradici¨®n y calidad que es la brit¨¢nica. Ha presentado hace pocos d¨ªas en Madrid en el C¨ªrculo de Bellas Artes, Berl¨ªn, la ca¨ªda (Editorial Cr¨ªtica), que es un impresionante documento sobre los ¨²ltimos meses de agon¨ªa de un imperio, El III Reich) que hab¨ªa nacido con la vocaci¨®n de durar 1.000 a?os, y a los 12 de ser proclamado, despu¨¦s de devastar Europa, matar a millones de sus habitantes, llevar al borde de la extinci¨®n al pueblo jud¨ªo e inventar el genocidio industrial, se hundi¨® arrastrando a la muerte, a la miseria y a la devastaci¨®n a los millones de alemanes que hab¨ªan cre¨ªdo ciegamente en ¨¦l.
'Con la globalizaci¨®n entramos en un proceso de fragmentaci¨®n en el que los agravios ser¨¢n muchos, pero tambi¨¦n las rivalidades. EE UU y Europa estar¨¢n cada vez m¨¢s distantes'
'Una intervenci¨®n en Irak provocar¨¢ una gran polarizaci¨®n y crecer¨¢ el poder del islamismo fundamentalista. Ser¨¢ imposible que sobrevivan los reg¨ªmenes isl¨¢micos moderados'
'Todo lo que los norteamericanos saben de Irak es que cambia un edificio o se construye otro, pero ni idea de lo que realmente sucede o de los planes de Sadam si hay intervenci¨®n'
'Al final fueron 14,5 millones de alemanes los que sufrieron la limpieza ¨¦tnica. Casi dos millones murieron en la huida. Fue el mayor movimiento de refugiados nunca visto'
'El punto de inflexi¨®n psicol¨®gico en la II Guerra Mundial fue diciembre de 1941. Con la entrada en guerra de EE UU, Alemania hab¨ªa perdido todas las posibilidades de ganar'
'El m¨¢s inteligente de todos los generales alemanes fue Manstein, ten¨ªa sangre jud¨ªa. Manej¨® con brillantez la retirada y logr¨® estabilizar el frente hasta la derrota de Kursk'
Beevor describe magistralmente estos ¨²ltimos meses del monstruo pol¨ªtico, policial y militar herido de muerte que era el r¨¦gimen nacionalsocialista desde el oto?o de 1944 hasta la toma de Berl¨ªn por las tropas sovi¨¦ticas. Describe las operaciones militares, las intrigas pol¨ªticas en Berl¨ªn y Mosc¨², pero tambi¨¦n la vida cotidiana en la retaguardia. Para ello ha realizado una ingente labor de investigaci¨®n de archivo y recurrido a una inmensa bibliograf¨ªa. El resultado de cuatro a?os de trabajo es un relato fascinante.
Pregunta. Como sucedi¨® con Stalingrado, su nuevo libro, en sus ediciones ya publicadas en ingl¨¦s y alem¨¢n, ha tenido un enorme ¨¦xito y no s¨®lo entre lectores habituales de historia. Hay una inmensidad de datos de archivo tras esa prosa f¨¢cil de leer. Explique su m¨¦todo de trabajo.
Respuesta. Como en el trabajo sobre Stalingrado, yo era consciente de que hab¨ªa habido tantas luchas internas en el seno de ambos bandos y tanta propaganda, que me resultaba vital tener acceso a los relatos directos de los soldados en el frente, tanto en los archivos alemanes como en los sovi¨¦ticos, pero especialmente en ¨¦stos porque desde el lado sovi¨¦tico esta historia no hab¨ªa sido jam¨¢s escrita. De lo que se trataba era de combinar la historia desde arriba con la historia desde abajo para poder as¨ª vincular las consecuencias reales de las decisiones de Hitler y Stalin sobre civiles, soldados y pol¨ªticos atrapados en la situaci¨®n.
P. Stalingrado es el punto de inflexi¨®n de la guerra, el momento de m¨¢xima expansi¨®n alemana; despu¨¦s ya, salvo algunas contraofensivas ef¨ªmeras, todo es retirada para la Wehrmacht.
R. En todo caso es el punto de inflexi¨®n psicol¨®gico. Pero muchos historiadores mantienen, yo creo que con raz¨®n, que el real es diciembre de 1941. Porque, tras la entrada de Estados Unidos en la guerra, Alemania hab¨ªa dejado de tener una posibilidad real de ganarla. Pese a los desastres que sufrieron los aliados en 1942. Y el Ej¨¦rcito sovi¨¦tico, que hab¨ªa sido totalmente incompetente, pronto comenz¨® a utilizar t¨¦cnicas alemanas. Stalin sac¨® del Gulag a muchos oficiales que hab¨ªa deportado y los mando al frente. El mariscal Konstantin Rokossovski, por ejemplo, hab¨ªa sido torturado e internado, el NKVD le hab¨ªa sacado todos los dientes. Despu¨¦s dirigi¨® gran parte de la ofensiva militar en el norte hacia Alemania. Rokossovski era medio polaco y Stalin no se fiaba de ¨¦l, pero en esto era pr¨¢ctico. Parad¨®jicamente, el m¨¢s inteligente de todos los generales alemanes, Manstein, ten¨ªa sangre jud¨ªa. Manej¨® brillantemente la retirada y logr¨® estabilizar el frente hasta que intervino Hitler y caus¨® el desastre para los alemanes en la batalla de Kursk. Despu¨¦s ya el ritmo del avance sovi¨¦tico fue tremendo. Era tal que cuando llegaban los informes a Hitler a Berl¨ªn, la situaci¨®n ya hab¨ªa cambiado por completo. Un general alem¨¢n se echaba a dormir lejos del frente y se levantaba ya bajo el fuego sovi¨¦tico.
P. Cada vez es mayor el porcentaje de v¨ªctimas civiles y menor el de combatientes en las guerras. H¨¢bleme de las v¨ªctimas civiles en aqu¨¦lla.
R. Hay, por ejemplo, muchos informes sovi¨¦ticos de interrogatorios a prisioneros alemanes, informes que acababan en la mesa de Stalin, en la que se relatan las violaciones masivas de mujeres alemanas y polacas, desde ni?as hasta octogenarias, y los interrogadores sovi¨¦ticos no dudan en dar plena credibilidad a dichos relatos. All¨ª se habla de mujeres de todas las edades, que se suicidan en grupo despu¨¦s de haber sido violadas por decenas de soldados. Los combates y el sufrimiento de los civiles durante la ofensiva sovi¨¦tica fueron especialmente terribles en la regi¨®n de K?nigsberg. Hay infinidad de informes elaborados por los propios sovi¨¦ticos en los que se habla de grupos de mujeres que se hab¨ªan suicidado despu¨¦s de las violaciones y tremendas atrocidades que ellos mismos certifican. Despu¨¦s, en cuanto a la huida de los alemanes hay dos oleadas. La primera son los 8,5 millones que huyen ante el avance sovi¨¦tico. Al final fueron unos 14,5 millones los alemanes que sufrieron la limpieza ¨¦tnica. Entre medio mill¨®n y dos millones murieron en la huida. Fue la mayor limpieza ¨¦tnica y el mayor movimiento de refugiados jam¨¢s visto en la historia.
P. ?C¨®mo pudo despu¨¦s ser tan dura la resistencia alemana en torno a Berl¨ªn con un ej¨¦rcito ya colapsado?
R. Creo que ten¨ªa que ser duro. Primero por la forma en que la propaganda de Goebbels hab¨ªa deshumanizado a los eslavos. Y tambi¨¦n por la forma en que los alemanes hab¨ªan sido tratados en el este cuando llegaron las tropas sovi¨¦ticas. Despu¨¦s, tambi¨¦n la propaganda sovi¨¦tica, a su cabeza el escritor Ilia Ehrenburg, hab¨ªa deshumanizado al enemigo alem¨¢n. Los soldados sovi¨¦ticos eran convocados regularmente a escuelas de venganza, a reuniones de venganza en las que se contaban unos a los otros c¨®mo hab¨ªan muerto sus familiares en el avance alem¨¢n hacia el este, y todo ello era para generar furia. Pero esto demostr¨® ser contraproducente porque la furia de crueldad y destrucci¨®n s¨®lo aumentaba la voluntad de resistencia de los alemanes. Por eso, el 11 de abril de 1945, Stalin dio orden de parar estas actuaciones, pero, por supuesto ya era tarde. Se comenz¨® a decir en la propaganda que no todos los alemanes eran nazis y se silenci¨® a Ehrenburg. Era demasiado tarde. Ni los oficiales sovi¨¦ticos se atrev¨ªan a frenar a sus tropas en su sed de venganza.
P. Llegamos a Berl¨ªn. Hay dirigentes, como Goebbels, que se suicidan con toda su familia, y tambi¨¦n Hitler. Otros intentan huir, algunos lo consiguen. ?C¨®mo interpreta las reacciones en el ocaso del r¨¦gimen?
R. Yo creo que en esta fase final est¨¢ la importancia del libro porque explica el car¨¢cter grotesco del colapso que revela la naturaleza del r¨¦gimen.
P. ?Su banalidad?
R. No s¨®lo eso, sino ante todo su irresponsabilidad, que no puede disociarse de la falta absoluta de humanidad ni de su incompetencia. Y se percibe c¨®mo el r¨¦gimen viv¨ªa en un mundo totalmente irreal, con un Hitler que observaba sus mapas en Berl¨ªn con banderitas de unidades de sus ej¨¦rcitos que hab¨ªan dejado de existir hac¨ªa tiempo.
P. Pero frente a eso est¨¢ la terrible efectividad en la destrucci¨®n, en el asesinato en masa de seres humanos hasta el final.
R. S¨ª, pero todos esos inmensos recursos que se consumieron trasladando a los jud¨ªos a los campos de exterminio son el esfuerzo m¨¢s absurdo que pod¨ªan hacer porque esos transportes se necesitaban con angustia para sus tropas en Rusia. Ah¨ª est¨¢ una de las claves de la mentalidad de Hitler. Hay decisiones suyas que revelan, aunque no se trata de psicoanalizarlo ahora, que era un jugador que siempre buscaba posiciones de desventaja, como si siempre estuviera buscando el perder o ser castigado. Goebbels logr¨® no solo deshumanizar al enemigo, sino sembrar un miedo inmenso al enemigo, que es la m¨¢xima motivaci¨®n para luchar.
P. Luchar por miedo. Tras la ca¨ªda de Berl¨ªn lleg¨® la divisi¨®n de Alemania, despu¨¦s la reunificaci¨®n. A principios de los noventa muchos cre¨ªan que las democracias iban a hacer imposible nuevas guerras. Las ha habido, terribles, como la de los Balcanes. Hoy parecemos estar en el umbral de otra, tambi¨¦n justificada por el miedo, una guerra preventiva. Usted es un historiador de la guerra. ?C¨®mo ve una confrontaci¨®n con Irak?
R. En todo caso, la idea m¨¢s rid¨ªcula era aquella de Fukuyama de que el final de la guerra fr¨ªa era el final de los conflictos. Es el final de cierto tipo de conflictos. El problema de tener una superpotencia ¨²nica con inmenso poder¨ªo militar y de suministro combinado con la falta de voluntad a tener bajas propias ha llevado a una pol¨ªtica desastrosa. S¨¦ que los generales brit¨¢nicos est¨¢n horrorizados con la misma. La idea de tener una guerra de alta tecnolog¨ªa y bajo n¨²mero de bolsas de cad¨¢veres repatriados es grotesca.En muchas partes del mundo se ve primero como una arrogancia tecnol¨®gica de Occidente, pero tambi¨¦n como cobard¨ªa, y eso en una sociedad isl¨¢mica es mucho peor. Si ellos pueden creer lo suficiente como para tener comandos suicidas, tambi¨¦n piensan que los americanos no deben creer en nada cuando no est¨¢n dispuestos a asumir sacrificios y v¨ªctimas. Es una reacci¨®n probablemente muy simplista, pero tambi¨¦n es muy poderosa. Por eso la tentaci¨®n de Estados Unidos a reducir todo el problema al fundamentalismo isl¨¢mico es err¨®nea. De hecho, la reacci¨®n al 11 de septiembre en el mundo y el apoyo emocional a Al Qaeda tambi¨¦n en muchos pa¨ªses no isl¨¢micos se debe m¨¢s a la percepci¨®n de los atentados como un golpe a la arrogancia. Con su actitud, el presidente Bush, en busca de enemigo, est¨¢ convirtiendo al fundamentalismo isl¨¢mico en ese nuevo totalitarismo que tambi¨¦n deshumaniza al enemigo, como lo hac¨ªan Stalin y Goebbels en sus tiempos. Esto qued¨® muy claro en el ataque a las Torres Gemelas, pero especialmente en su justificaci¨®n. Estamos asistiendo a la puesta en marcha de un proceso que logra exactamente lo contrario a lo que persigue declaradamente, que son los intereses de seguridad norteamericanos.
P. ?Ahora los norteamericanos s¨ª parecen m¨¢s dispuestos a aceptar las bajas propias, no?
R. No en Kosovo, algo en Afganist¨¢n y, desde luego, una campa?a en Irak es impensable sin cifras significativas de bajas norteamericanas.
P. ?Y c¨®mo ve la situaci¨®n, de producirse el ataque contra Irak?
R. Creo que una intervenci¨®n de grandes dimensiones provocar¨¢ una gran polarizaci¨®n y el poder del islamismo fundamentalista crecer¨¢. Ser¨¢ virtualmente imposible que sobreviva ninguno de los reg¨ªmenes isl¨¢micos moderados. Incluso el propio concepto de islamismo moderado se har¨¢ cada vez m¨¢s dif¨ªcil. Los norteamericanos han deducido de la falta de condena de los atentados o las tibias condenas en ciertos casos, por parte de los pa¨ªses isl¨¢micos, que todos est¨¢n contra ellos. Y van camino de conseguirlo. Tienen una barrera cultural, una incapacidad cultural para ver y entender el mundo exterior. No es ya que lo observen a trav¨¦s de una ventana, es como si lo observaran a trav¨¦s de un espejo bidireccional.
P. ?C¨®mo ve las perspectivas militares de la hipot¨¦tica guerra?
R. De momento, a Bush se le han complicado las cosas con la plena implicaci¨®n de la ONU en la crisis. Esto es en gran parte un m¨¦rito de Tony Blair. Ahora, Bush tendr¨¢ que hacer concesiones a Francia, China y Rusia. Creo que Putin estar¨¢ dispuesto siempre que se le garantice una participaci¨®n de poder en el Irak posterior a Sadam Husein, en los beneficios de la reconstrucci¨®n y en parte del petr¨®leo iraqu¨ª. Pero puede haber problemas porque todos sabemos c¨®mo funcionan las grandes corporaciones norteamericanas, y ¨¦stas van a decir que han sido soldados, armas y dinero norteamericanos los que han hecho la guerra, y 'somos nosotros, los que pagamos impuestos en Norteam¨¦rica, los que debemos beneficiarnos de ello'. Los norteamericanos est¨¢n cometiendo graves errores y demostrando una absoluta carencia de perspectiva de sus propios intereses a largo plazo, no tienen conceptos estrat¨¦gicos desde una visi¨®n mundial. Y eso es muy peligroso. Desde el punto de vista militar no hay ninguna duda de que el Ej¨¦rcito iraqu¨ª no iba a poder ofrecer mayor resistencia. Pero lo l¨®gico es que Sadam Husein intente la escalada del conflicto y ataque a Israel con armas biol¨®gicas y qu¨ªmicas. Y ah¨ª se da el peligro de la reacci¨®n israel¨ª. No creo que haya mucho riesgo de que Israel utilice armas nucleares. La presi¨®n norteamericana ser¨¢ muy grande para que no lo haga. Si lo hiciera ser¨ªa el suicidio de Israel, porque EE UU ya no podr¨ªa protegerlo. En todo caso, con el poder¨ªo a¨¦reo norteamericano, sus tropas pueden, desde Kuwait, estar muy pronto en Bagdad. Eso no es un problema. Pero despu¨¦s surgen otros. Si hay combates urbanos, la cifra de bajas aumenta r¨¢pidamente. Sea Stalingrado, Berl¨ªn o Bagdad, es en este tipo de lucha donde se produce la mayor¨ªa de las bajas. Como dice el analista norteamericano Luttwak, las fuerzas norteamericanas siempre han estado en el mundo como en castros de la legi¨®n romana. Nunca se han mezclado con las poblaciones aut¨®ctonas donde tienen presencia militar. Y por eso tienen la inmensa debilidad de la falta de inteligencia (informaci¨®n) humana. Tienen informaci¨®n de sus sat¨¦lites y de comunicaciones, pero no tienen informaci¨®n humana sobre el terreno. No tienen ni la m¨¢s remota idea de lo que pasa en Irak. Todo lo que saben es que cambia un edificio o se construye otro porque lo ven por sus sat¨¦lites, pero ni idea de lo que realmente est¨¢ sucediendo all¨ª ni de los planes de Sadam en caso de intervenci¨®n. Ser¨¢ muy f¨¢cil destruir las fuerzas convencionales, pero nadie sabe si tiene preparadas otro tipo de fuerzas de resistencia o guerrilla. Mucho depender¨¢ tambi¨¦n del azar. Pero tambi¨¦n hay otros riesgos. Aunque Putin apoye la acci¨®n, es muy posible que haya muchos generales en Rusia con fuertes conexiones con Irak y dispuestos a ayudarle de alguna forma. Si Irak logra implicar a Israel en el conflicto, la situaci¨®n en la regi¨®n se tornar¨¢ explosiva. Tendremos oleadas de atentados suicidas y la guerra santa contra Israel, EE UU y el Reino Unido especialmente.
P. La crisis actual ha demostrado que cada vez es mayor el choque cultural entre EE UU y Europa. Desde que cay¨® el muro de Berl¨ªn la alianza ha funcionado. Ahora los desencuentros son grandes. ?Ve un peligro?
R. Lo considero un riesgo real y muy grave. La globalizaci¨®n es irreversible, pero va a traer una grave polarizaci¨®n en el mundo, sobre todo entre los ganadores y los perdedores en este proceso. Creo que con la globalizaci¨®n entramos en otro proceso de fragmentaci¨®n en la que los focos de agravios y resentimientos ser¨¢n muchos, pero tambi¨¦n las rivalidades. Estados Unidos y Europa se necesitan, pero pol¨ªtica y culturalmente estar¨¢n cada vez m¨¢s distantes.

H¨²sar, l¨²cido y gran escritor
ES LA SUYA UNA BIOGRAF?A muy brit¨¢nica, en l¨ªnea con la de tantos novelistas, poetas, historiadores y viajeros que combinaron su condici¨®n de hombre de acci¨®n con su inquietud intelectual. Desde lord Runciman hasta Fitzroy Maclean, desde personajes oscuros como Kim Philby al propio Winston Churchill, parece inagotable la cantera de brit¨¢nicos que conjugan la presencia en la lucha entre los pueblos y los hombres con la reflexi¨®n sobre la misma.
Anhony Beevor naci¨® en una familia de intelectuales y estudi¨® en Winchester antes de incorporarse a la academia militar de Sandhurst. Fue oficial de los h¨²sares del Ej¨¦rcito brit¨¢nico durante cinco a?os, hasta que decidi¨® colgar las armas y ponerse a escribir. Se fue a Francia a crear novelas, pero pronto acab¨® escribiendo sobre esas armas y ese mundo militar que hab¨ªa abandonado.
Su primer libro de historia lo dedic¨® a la guerra civil espa?ola; otro, al Ej¨¦rcito brit¨¢nico, y un tercero, a Creta, la batalla y la resistencia, durante la Segunda Guerra Mundial. Por ese libro ya recibi¨® el Premio Lord Runciman.
Pero su ¨¦xito internacional lo alcanz¨® con su obra sobre Stalingrado. Este libro sobre una de las batallas m¨¢s crueles y quiz¨¢ la m¨¢s decisiva de la Segunda Guerra Mundial se convirti¨® muy pronto en el principal libro de referencia sobre aquella tragedia. En ¨¦l relata la historia, como dice el autor, 'desde arriba y desde abajo'. Est¨¢n los planes pol¨ªticos y militares, as¨ª como las intrigas en el Kremlin y en Berlin, y el cuartel de Hitler en Adlerhorst; pero tambi¨¦n las experiencias de los individuos, soldados y civiles, atrapados en la gran trampa de un horror sobre el que no ten¨ªan influencia alguna y que los arrastr¨® a las situaciones m¨¢s extremas que un ser humano pueda experimentar. Describe actos de dignidad y de ignominia, de coraje y de cobard¨ªa, en todo un abanico de conductas perfectamente documentadas, con innumerables testimonios de la ¨¦poca, cosecha de una inmensa labor de archivo, de lo que es capaz el ser humano.
Berl¨ªn, la ca¨ªda, su ¨²ltimo libro, es quiz¨¢ a¨²n m¨¢s apasionante y rico en documentaci¨®n, rigor, emoci¨®n y brillantez en el relato. Es un libro imprescindible para quien busque explicaciones a nuestra historia en el siglo XX, pero tambi¨¦n a la propia naturaleza humana.
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