Calibrar las consecuencias
Para todas las sociedades europeas, como para los Estados Unidos, decidir lo que hay que hacer ante las posibilidades que ofrece la investigaci¨®n sobre c¨¦lulas madre no est¨¢ siendo f¨¢cil, sobre todo cuando se trata de utilizar c¨¦lulas embrionarias humanas. Cada pa¨ªs acude a su tradici¨®n propia y a sus equilibrios pol¨ªticos para afinar sus posiciones. Estas decisiones pueden tener consecuencias a corto y a largo plazo. Para calibrarlas hemos de poner en la balanza en cada caso y en cada momento los beneficios y riesgos que percibimos y a los que damos un peso relativo seg¨²n los valores de cada uno.
A corto plazo, la decisi¨®n de prohibir cualquier investigaci¨®n sobre c¨¦lulas embrionarias humanas s¨®lo tiene efecto para el trabajo que se realiza en este tema. En el caso de Espa?a, que los pocos grupos que estaban investigando o las empresas que estaban invirtiendo aqu¨ª se encuentren en dificultades puede importar poco. De hecho, algunos pueden pensar que nuestro pa¨ªs ya ha perdido tantas oportunidades de intervenir en el progreso de la ciencia que una m¨¢s no cuenta. Sin ir m¨¢s lejos, vista la forma como se ha financiado y gestionado por ahora la acci¨®n sobre Gen¨®mica, tambi¨¦n perderemos este tren y a nadie parece importarle. Pero es tambi¨¦n posible que, al contrario, haya alguien que valore m¨¢s el hecho de que, siendo nuestra ciencia tan d¨¦bil, perder una l¨ªnea de investigaci¨®n prometedora o dificultar una inversi¨®n industrial por una prohibici¨®n de base pol¨ªtica es un error.
Por otra parte, habr¨¢ que decidir qu¨¦ hacer con las decenas de miles de embriones congelados en las cl¨ªnicas que utilizan la fecundaci¨®n in vitro y que siguen produci¨¦ndose. Para producir menos pueden utilizarse ¨®vulos congelados, pero ya se han visto recientemente las dificultades que ello presenta. O se podr¨ªa seguir la doctrina de la Iglesia cat¨®lica que se opone al uso de las t¨¦cnicas de reproducci¨®n asistida, pero nuestra sociedad ya hace tiempo que ha dejado esta decisi¨®n a las parejas. Una alternativa para los embriones existentes es dejar tambi¨¦n la decisi¨®n a las parejas que est¨¢n dispuestas a donar las c¨¦lulas embrionarias para la ciencia y, desde luego, efectuar el trabajo con todas las cautelas y con la m¨¢xima transparencia. Ello permitir¨ªa incrementar nuestro conocimiento sobre las posibilidades terap¨¦uticas de este tipo de c¨¦lulas, que es lo importante en este momento. Quiz¨¢ alguien prefiera estimular la investigaci¨®n en aspectos como las c¨¦lulas madre adultas, pero habr¨¢ que estar bien seguros de que se avanzar¨¢ m¨¢s con estos estudios que usando c¨¦lulas embrionarias y que finalmente no estaremos produciendo m¨¢s sufrimiento al utilizar tejidos de individuos adultos. Pero no financiar e incluso prohibir investigaciones en temas que pueden ser prometedores es discutible cuando la historia nos demuestra que toda decisi¨®n radical sobre temas cient¨ªficos est¨¢ destinada a ser revisada.
A medio y largo plazo, todo va a depender del ¨¦xito que tenga la investigaci¨®n actual, que, desde luego, no se va a detener. En pa¨ªses como el Reino Unido, Francia o Suecia, sin hablar de Singapur o la India, el trabajo contin¨²a, azuzado por la esperanza de encontrar un tratamiento eficaz para enfermedades como la diabetes, los efectos del infarto de miocardio o el Parkinson. No es posible en este momento predecir si el tratamiento proceder¨¢ de las c¨¦lulas embrionarias, de las c¨¦lulas madre adultas o si necesitar¨¢ de la clonaci¨®n terap¨¦utica. Y nadie puede asegurar ni c¨®mo ni cu¨¢ndo ser¨¢n aplicables unos resultados que van a necesitar de ensayos complejos antes de su uso generalizado. Pero si las investigaciones que se llevan a cabo en otros pa¨ªses tienen ¨¦xito y existen tratamientos disponibles, habr¨¢ que decidir qu¨¦ se hace.
Quiz¨¢ habr¨¢ que reconocer la utilidad de estas t¨¦cnicas, valorar la importancia de las enfermedades que resuelven frente a otros riesgos y cambiar la decisi¨®n del Gobierno. Ello ocurrir¨¢ demasiado tarde para que nuestro pa¨ªs haya participado en el desarrollo de estas t¨¦cnicas. Quiz¨¢ habr¨¢ que importar las c¨¦lulas producidas a partir de embriones en otros pa¨ªses. Se tratar¨ªa de una posici¨®n en la que parece aceptarse una doble moral para quien produce las c¨¦lulas fuera de las fronteras y quien las utiliza dentro de ellas. O quiz¨¢, los pacientes deber¨¢n ir a tratarse a otros pa¨ªses. Porque es dif¨ªcil pensar que, si se consiguen tratamientos eficaces, se va a detener su aplicaci¨®n provengan de donde provengan las c¨¦lulas. En cualquier caso, habr¨ªa que dejar muy claro en nombre de qu¨¦ principios se puede retardar una investigaci¨®n o excluir un tratamiento que puede solucionar un grave problema de salud.
Pere Puigdom¨¨nech es profesor de Investigaci¨®n del CSIC y miembro del Grupo Europeo de ?tica de las Ciencias y las Nuevas Tecnolog¨ªas.
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