Se?as de identidad
Los presidentes est¨¢n preocupados por los estereotipos de sus comunidades, pero formulan el t¨®pico que persigue a los africanos. Chaves y Pujol -dec¨ªa el titular del mi¨¦rcoles pasado- defienden la integraci¨®n de los inmigrantes sin perder las se?as de identidad. Coloquen esa frase bajo la foto de los cinco cuerpos retorcidos que aparecieron el viernes en el interior de un cami¨®n de lechugas, y ver¨¢n qu¨¦ sensaci¨®n.
No s¨¦ a ciencia cierta cu¨¢les son nuestras se?as de identidad, as¨ª que permanecer¨¦ atento a la peque?a pantalla, porque Canal Sur ha decidido renovar su imagen y reformar 'su identidad andaluza'. Debe de ser la Segunda Modernizaci¨®n, que ataca de nuevo. Pensaba en ella el otro d¨ªa mientras contemplaba a esos j¨®venes andaluces, tan necesitados de una primera modernizaci¨®n, apaleando al guardia jurado que no les dejaba coger una pelota. ?Ser¨¢ eso una se?a de identidad? No puede ser: Zarr¨ªas ha ido casa por casa contando los tel¨¦fonos m¨®viles que tenemos y ha concluido que, diga lo que diga el Consejo Econ¨®mico y Social, la implantaci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas en Andaluc¨ªa es superior a la media espa?ola.
Y no s¨®lo en tecnolog¨ªa. Tambi¨¦n superamos al resto de Espa?a en denuncias por malos tratos. En el primer semestre del a?o se tramit¨® en nuestra regi¨®n el 21,75% de las cursadas en toda Espa?a. Y si Zarr¨ªas adem¨¢s de tel¨¦fonos m¨®viles hubiera hecho inventario de los instrumentos utilizados por los andaluces para agredir a sus mujeres y a sus guardias jurados, ahora podr¨ªamos presumir de ser adem¨¢s innovadores, al haber introducido la muleta de cojo para sacudir vigilantes y la banqueta de cocina para golpear esposas. ?Ser¨¢n ¨¦stas nuestras se?as de identidad?
No s¨¦; la ¨²nica tradici¨®n verdaderamente popular que conozco es el botell¨®n. En todos los pa¨ªses hay verbenas municipales m¨¢s o menos ruidosas y manifestaciones de fanatismo religioso tipo peregrinaci¨®n al Roc¨ªo o procesi¨®n de Semana Santa. Pero en ninguno han surgido estas espont¨¢neas reuniones de j¨®venes que consumen vino en tetrabrik, impiden el descanso a los vecinos y dejan huellas visibles de su paso por all¨ª. Los guardianes de las esencias nacionales, esos ciudadanos dispuestos siempre a protestar cuando les tocan las tradiciones, deber¨ªan preservar una costumbre tan singular, y no llamar a la polic¨ªa, como hacen los vecinos del Albaic¨ªn, que se quejan de que los guardias no acaban con este rasgo de nuestra personalidad. Pero algunas veces lo hacen: la Polic¨ªa Local de Granada disolvi¨® el pasado marzo la Fiesta de la Primavera, otra manifestaci¨®n de nuestra identidad cultural, como si se tratara de una manifestaci¨®n antifranquista de los sesenta. La semana pasada el fiscal pidi¨® 7 meses de c¨¢rcel para cuatro participantes en aquella tradici¨®n.
Un grupo de profesores de la Universidad de Sevilla ha creado una asignatura para fomentar en los estudiantes el compromiso social; pero ?acaso hay mayor compromiso que pagar penas de c¨¢rcel por defender la cultura de nuestro pueblo? Para que luego vengan los inmigrantes escondidos en camiones de verdura con la aviesa intenci¨®n de destruirla.
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